Noticia Mitos y verdades sobre el colesterol

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Colesterol es una palabra muy demonizada hoy día. La gente tiembla ante su presencia y opina que su sola mención ya es un símbolo de mala salud. Y aunque en ocasiones puede ser cierto, el colesterol es una pieza fundamental de la vida, necesaria para nuestro mantenimiento y que se rodea de muchos mito mal entendidos.

Por supuesto, tampoco es cuestión de infravalorarla. La cuestión central es saber qué es y qué significa para entender que supone para nuestra salud. Conocer más a fondo el colesterol es una cuestión que nos ayudará a alimentarnos mejor, alargar nuestra vida y mejorar su calidad. Todos deberíamos preocuparnos un poco en informarnos y ya de paso aprovechar para desterrar algunas creencias mal avenidas y que solo sirven para empeorar nuestra alimentación. Y ya de paso aprovecharemos para desvelar algunas creencias y mitos sobre este metabolito.

¿Qué es el colesterol?


Las grasas y aceites son en realidad una mezcla de sustancias llamadas lípidos. Éstos son principalmente de 4 tipos, uno de los cuales son los esteroles lipídicos o colesterol. Todos los lípidos son moléculas biológicas fundamentales para la célula ya que forman parte de los "ladrillos" esenciales que forman sus paredes, sus orgánulos y muchas otras cosas. De hecho el colesterol es imprescindible para la formación de vitaminas y hormonas que necesitamos para vivir.

El colesterol es un componente natural imprescindible para la formación y funcionamiento de la célulaComo es un componente tan sumamente importante para la célula, todas y cada una de ellas tienen en su interior las herramientas necesarias para sintetizar colesterol y utilizarlo en su día a día. Los lípidos, y por tanto el colesterol, tienen un problema a la hora de su transporte y es que no se mezclan bien con sustancias "polares". Y el agua es una sustancia polar. Sin embargo sí se mezclan bien con sustancias apolares como otras grasas. Esto es algo que tener en cuenta para mover el colesterol y el resto de lípidos a través de un cuerpo que es un 85% agua.

Para ello existen las lipoproteínas, entre otras cosas, que se forman con colesterol y otros lípidos más algunas proteínas para envolver en su interior más grasas que transportarán. Estas lipoproteínas son los famosos LDL y HDL o también conocidos como "colesterol malo" y "colesterol bueno", dos nombres un tanto desafortunados ya que ambos son necesarios. El LDL es imprescindible para suministrar colesterol y ácidos grasos a la célula, al igual que el HDL es importantísimo para retirar los restos de LDL y otros lípidos sobrantes y así evitar un peligroso exceso que puede provocar una enfermedad grave o un accidente vascular si se acumula demasiada grasa en nuestras arterias.

Mitos y verdades


Como decíamos antes, existen muchas creencias sobre el colesterol debidas a principalmente al desconocimiento, el malentendido y su complejidad. Las grasas son compuestos metabólicamente muy amplios y es muy difícil hablar de todos ellos sin que nos perdamos en los términos. Por ejemplo, muchas veces usamos nombres para referirnos a cosas que nos dan una idea equivocada:

Colesterol Malo vs Colesterol Bueno


Como decíamos antes, esto no es así. A lo que llamamos colesterol malo y bueno son en realidad lipoproteínas que llevan colesterol. Por eso lo simplificamos pero es importante conocer su diferencia. Aunque el HDL, el colesterol "bueno" es el encargado de limpiar las arterias, el LDL no es malo en absoluto. Es necesario para poder transportar adecuadamente las grasas a todas partes. El problema es que su acumulación puede provocar una placa que puede derivar en problemas de corazón, una embolia grasa y otras patologías. Por desgracia normalmente fabricamos mas LDL del que podemos procesar en tiempo, un remanente de cuando siempre teníamos qué comer al día, así que es conveniente cuidar nuestra alimentación.

Tomar colesterol no es malo


El colesterol que comemos, el exógeno, es muy difícil de integrar en nuestro metabolismo. Esto se debe precisamente a que no puede mezclarse con el agua y por tanto como máximo, y con mucha suerte, absorbemos el 40% del colesterol ingerido. Normalmente menos del 30%. El colesterol que tenemos es de origen endógeno, es decir, lo fabricamos nosotros. Pero para fabricarlo usamos las grasas que comemos. Cuanta más grasa, más exceso y por tanto nuestro cuerpo las utiliza almacenándolas y generando más colesterol. Todo esto hay que transportarlo así que creamos más LDL. También ocurre con el exceso de azúcares, que finalmente se convierten en grasas. En definitiva, tomar colesterol no es malo, pero comer una cantidad excesiva de energía sí que lo es.

¿Es bueno bajar el nivel de colesterol?


Pues depende. El colesterol, como explicábamos antes, es esencial en nuestra vida. Reducir demasiado sus niveles es incluso peligroso. Aunque estamos de suerte por que es casi imposible reducirlo hasta niveles perniciosos y más con las dietas hipercalóricas de hoy día. Si que podemos reducir la calidad de nuestras lipoproteínas si no nos alimentamos adecuadamente, pero normalmente no debemos preocuparnos por los niveles demasiado bajos. Lo mejor es equilibrar nuestra dieta y rebajar la cantidad de calorías. Nuestro cuerpo se encargará del resto. Los niveles óptimos están en torno a los 200mg/dl y para bajar de ahí necesitamos dietas estrictas y medicación, cosa que no es demasiado conveniente por riesgo a sufrir otras enfermedades.

Los frutos secos tienen mucha grasa


Los frutos secos tienen un aporte calórico bastante grande. Hay que consumirlos con moderación. Pero también aportan bastante fibra alimentaria, que nos ayuda a un buen tránsito intestinal. Además, algunos como las nueces por ejemplo contienen grasas de origen vegetal que resultan muy beneficiosas en el complejo metabolismo de los lípidos, por lo que son muy convenientes y recomendables. Por otro lado, otros frutos secos como los cacahuetes, aunque también tienen grasas beneficiosas presentan otros lípidos de peor calidad y un aporte energético excesivo, lo que nos lleva a un exceso de "colesterol" si abusamos de ellos.

Los huevos no suben tu colesterol


Aunque el huevo contiene una gran cantidad de colesterol, normal si tenemos en cuenta que va a formar un nuevo individuo, este no es asimilado inmediatamente por nuestro cuerpo. Como hemos comentado antes, como máximo solo un 40% del colesterol del huevo podría pasar a nuestra sangre. Pero ni si quiera es así, normalmente convertimos una gran parte de él. Los huevos son alimentos muy completos en todos los sentidos, y bastante sanos. No se debe abusar por la gran energía que tienen (que sí podría hacer que subiera nuestro nivel de colesterol) pero la vieja recomendación de tratar con mucho cuidado a los huevos carece de base científica.

El marisco tampoco tiene mucho colesterol


Siempre que se consuma dentro de unos niveles razonables, claro está. El marisco no aumenta tu nivel de colesterol, a pesar de que algunos mariscos son ricos en grasas. Éstas suelen estar llenas de ácidos grasos y esteroles beneficiosos, como las nueces además de otras sustancias. La cantidad de carne que contienen nos permiten consumirlos con ganas y es muy difícil excederse con ellos. La única razón para preocuparse por el marisco se encuentra en otros aspectos médicos o dietéticos particulares pero desde luego no en el colesterol.



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