Si te gusta jugar en el móvil o simplemente quieres saber hasta dónde es capaz de llegar tu smartphone, resulta muy útil monitorizar en tiempo real los FPS y la tasa de refresco de la pantalla en Android. No solo por curiosidad, sino porque estos datos te dicen al instante si el sistema va sobrado o si empieza a ir justo de potencia en determinados juegos o apps.
En los ordenadores es algo muy habitual, pero en móviles mucha gente aún no sabe que también se puede hacer de forma sencilla, sin ser root y sin meterse en líos raros. A lo largo de este artículo vamos a ver qué son exactamente los FPS y los Hz, qué implican en el rendimiento de tu Android y cómo mostrarlos en pantalla mientras juegas o usas cualquier aplicación, usando herramientas del sistema y apps especializadas como Display Checker, Game Booster o Real-time Display FPS Meter.
Qué son los FPS y la tasa de refresco (Hz) en Android
Antes de empezar a activar ajustes y a instalar aplicaciones, merece la pena entender bien qué significan esos números que verás sobreimpresos en tu pantalla cuando monitorices el rendimiento. Se suele hablar de FPS y de Hz como si fueran lo mismo, pero en realidad no lo son, aunque estén directamente relacionados.
Cuando hablamos de la tasa de refresco de la pantalla en hercios, o Hz, nos referimos a los ciclos por segundo a los que el panel es capaz de actualizar la imagen. Una pantalla de 60 Hz puede mostrar hasta 60 fotogramas cada segundo; una de 90 Hz, hasta 90; una de 120 Hz, hasta 120, y así sucesivamente. Es una característica física de la pantalla, bastante estable y que normalmente solo cambia cuando el sistema activa o desactiva modos como el refresco adaptativo.
Los FPS (frames per second, fotogramas por segundo) indican otra cosa: la velocidad a la que la GPU y el procesador de tu móvil son capaces de generar esos fotogramas. Es decir, la parte de «potencia bruta» del sistema. Un juego muy exigente puede hacer que los FPS caigan si el hardware no da más de sí, aunque tu pantalla pueda refrescar a 120 Hz.
Lo ideal es que ambas cifras vayan en consonancia: si tienes un panel de 60 Hz, el rendimiento óptimo será moverte en torno a 60 FPS. Si tu móvil aguanta 90 o 120 Hz y el juego está bien optimizado, lo normal es que veas valores cercanos al máximo posible para ese título. Cuando empiezan las caídas de FPS por debajo de lo que la pantalla puede mostrar, aparecen tirones, falta de fluidez y una sensación de juego poco estable.
Por eso, monitorizar estos datos te permite detectar fácilmente si un juego te va demasiado pesado y necesitas bajar la calidad gráfica, limitar FPS o ajustar otros parámetros. Además, sirve como referencia para comparar el rendimiento entre distintos móviles o tras una actualización importante del sistema.
Por qué te interesa ver FPS y Hz en pantalla mientras juegas
Entre los usuarios de PC es muy típico obsesionarse con los FPS y con los hercios del monitor, y en el móvil no debería ser tan diferente. Nuestros smartphones cada vez tienen un hardware más potente y pantallas con tasas de refresco elevadas, y los juegos para Android se han vuelto bastante más exigentes y complejos que hace unos años.
Controlar el rendimiento en tiempo real tiene varias ventajas claras. Para empezar, puedes ver de un vistazo en qué momentos concretos el juego se viene abajo (escenas con muchos elementos en pantalla, efectos especiales, espacios abiertos, etc.). Si notas que los FPS se desploman en esas zonas, es un buen indicador de que tienes que tocar las opciones gráficas.
También es útil para comprobar si el modo de refresco alto de la pantalla se está aprovechando de verdad. Muchos móviles incluyen modos de tasa de refresco inteligente o adaptativa que prometen subir a 90 o 120 Hz solo cuando hace falta para ahorrar batería. Mostrar la tasa de refresco en pantalla te permite verificar si realmente el sistema activa esos Hz extra cuando inicias tu juego favorito.
Otro motivo para querer tener estos datos siempre visibles es que te ayudan a comparar configuraciones. Puedes probar el mismo juego a máxima calidad, anotar mentalmente cuántos FPS ves, y luego bajar sombras, texturas o resolución para comprobar si ganas estabilidad y fluidez. A partir de ahí encuentras fácilmente el punto medio entre calidad gráfica y rendimiento que mejor se adapte a ti.
Por último, si sueles trastear, cambiar de ROM, actualizar el sistema o instalar betas, monitorizar FPS y Hz te sirve como termómetro del rendimiento general del dispositivo. Un cambio de versión de Android que de repente baje 10-15 FPS de media en tus juegos es una señal clara de que algo no va fino.
Mostrar la tasa de refresco (Hz) desde las opciones de desarrollador
Android incluye desde hace tiempo una opción bastante escondida que permite ver la frecuencia de actualización de la pantalla en tiempo real, sin necesidad de apps de terceros. Esta función solo muestra los Hz, no los FPS del juego, pero ya es un primer paso muy útil para comprobar si el panel se comporta como debería.
Lo primero que necesitas es activar las opciones de desarrollador. Para ello, entra en los ajustes de tu móvil, ve al apartado de información del sistema (suele llamarse «Información del teléfono» o «Acerca del teléfono») y pulsa varias veces seguidas sobre «Número de compilación» hasta que el sistema te indique que se han activado las opciones de desarrollador. Te pedirá el PIN o patrón de seguridad, y listo.
Cuando tengas habilitado este menú oculto, vuelve a Ajustes y entra en el nuevo apartado «Opciones de desarrollador». Dentro, busca la función llamada «Mostrar frecuencia de actualización» o un nombre similar, que suele estar en el bloque de ajustes relacionados con la pantalla o la depuración gráfica.
Al activarla, el sistema empezará a mostrar en una esquina de la pantalla el valor de la tasa de refresco actual. Verás algo como «60 Hz», «90 Hz» o «120 Hz» en función del modo que esté usando el panel en cada momento. Si el móvil tiene modo adaptativo, comprobarás cómo ese número sube o baja según lo que estés haciendo: navegación, redes sociales, vídeo, juegos, etc.
Esta función es perfecta para saber si el modo de refresco alto se activa realmente en los juegos o apps que te interesan. Si ves que en un título concreto nunca pasas de 60 Hz, puede que esa app no sea compatible con frecuencias mayores o que la capa de personalización haya limitado el refresco para ahorrar batería. En ese caso, puedes ir a los ajustes de pantalla y forzar manualmente una tasa más alta si el dispositivo lo permite.
Ver FPS y tasa de refresco con Display Checker en Android
Si quieres ir un paso más allá y tener tanto FPS como Hz visibles a la vez, una solución muy práctica es usar una aplicación especializada. Una de las más recomendadas es Display Checker, que permite mostrar en tiempo real tanto la tasa de refresco como los fotogramas por segundo directamente sobre cualquier juego o app.
Lo primero es descargar la app desde Google Play e instalarla como harías con cualquier otra aplicación. Una vez abierta, verás en la parte superior información básica sobre la pantalla de tu móvil, como la resolución, la densidad de píxeles y la tasa de refresco máxima soportada por el panel.
Dentro de la aplicación verás una opción clave llamada «Show real-time refresh rate and FPS» o similar. Al activar esta palanca, estarás indicando que quieres que se muestre una pequeña superposición en pantalla con los datos de Hz y fotogramas por segundo. Esta es la función central que vamos a usar para monitorizar el rendimiento.
En cuanto intentes activar la visualización, el sistema te mostrará una ventana de aviso porque la app necesita permiso para mostrarse por encima de otras aplicaciones. Es el clásico permiso de «superposición en pantalla» u «overlay», necesario para que el indicador permanezca visible mientras juegas o usas cualquier otra app.
Al tocar en el botón «Allow» o «Permitir», Android te llevará a la pantalla de configuración de «Mostrar sobre otras aplicaciones». Allí verás una lista de apps que pueden pintar contenido por encima de las demás. Solo tienes que buscar Display Checker, entrar en su ficha y activar el interruptor que permite que se muestre sobre el resto de aplicaciones.
En cuanto otorgues este permiso, regresarás a Display Checker. Desde ese momento ya podrás decidir qué quieres que aparezca en la superposición: solo la tasa de refresco, solo los FPS o ambas. Si además quieres capturar la partida, consulta cómo grabar un videojuego en Android.
Además, la aplicación te permite personalizar la posición del indicador en la pantalla. Puedes colocar los datos en la parte superior o inferior, y alinearlos a la izquierda, centrados o a la derecha. Conviene elegir una zona donde no tapen elementos importantes de la interfaz del juego, como botones o el minimapa.
Una vez configurado todo, a partir de ese momento verás de forma permanente los Hz y los FPS en la parte de la pantalla que hayas elegido, sin importar qué app abras. Si en algún momento prefieres no tenerlos siempre visibles, muchas versiones de la app permiten que los datos también se muestren en el área de notificaciones, para consultarlos de forma más discreta.
Lo interesante es que, gracias a ese permiso de superposición, también verás los valores de FPS mientras juegas. El contador permanecerá fijo en primer plano y te permitirá comprobar en todo momento si la experiencia se mantiene estable o si hay caídas bruscas en escenas concretas.
Usar Game Booster y otras apps para mostrar FPS en juegos
Además de Display Checker, existen otras herramientas pensadas específicamente para jugadores, como Game Booster y otros potenciadores de juegos que incluyen medidores de FPS integrados. Estas apps suelen optimizar recursos, cerrar procesos en segundo plano y ofrecer accesos rápidos a ajustes de rendimiento.
En muchos móviles gaming (Black Shark, Lenovo Legion y otros modelos centrados en el juego), la propia capa de personalización incorpora un panel de rendimiento donde puedes activar el medidor de FPS y otros datos como temperatura o uso de CPU y GPU. Suele aparecer al deslizar desde un lateral durante la partida o al abrir un centro de juegos específico.
Si tu móvil no es gaming pero instalas una app como Game Booster, podrás activar una opción en su menú de ajustes denominada algo parecido a «Visualizador de FPS en pantalla». Una vez que le des los permisos necesarios, la aplicación superpondrá un pequeño contador de fotogramas por segundo cuando inicies cualquier título desde su lanzador.
Mucha gente piensa que hay que ser root para ver los FPS en Android, pero eso ya no es así. La mayoría de estas herramientas se apoyan en APIs del propio sistema y en permisos de superposición, de modo que pueden mostrar la información en tiempo real sin necesidad de modificar el móvil ni desbloquear nada raro.
En algunos Game Booster o utilidades similares encontrarás incluso un apartado llamado «FPS Monitor» en los ajustes. Al entrar ahí, podrás activar o desactivar el monitor en tiempo real, cambiar el tamaño del texto, el color, la transparencia del fondo y la posición en la pantalla para que no moleste.
Con el medidor en marcha, podrás ver de forma muy clara si un juego se mantiene estable por encima de 60 FPS o si se desploma y oscila constantemente. Si el número se queda bajo de manera constante, es una pista clara para bajar la calidad gráfica a media o incluso baja. Si el juego apunta a 60 o 120 FPS máximos pero apenas llegas a 30-40 FPS, lo notarás al instante con tirones y sensación de falta de respuesta.
Medir FPS de la interfaz con Real-time Display FPS Meter
Otra herramienta interesante es Real-time Display FPS Meter, una app pensada para monitorizar el rendimiento general de la interfaz y las animaciones del sistema, más que los FPS dentro de juegos pesados. Utiliza el componente Choreographer de Android para calcular los fotogramas por segundo que se están dibujando en la pantalla.
Esta aplicación permite mostrar los FPS como una superposición flotante o directamente en la barra de estado, para que tengas siempre a la vista cómo de fluido va el sistema. Es especialmente útil si quieres comprobar si tu capa de personalización va fina o si ciertas apps provocan lag en las transiciones.
Conviene tener claro que Real-time Display FPS Meter no mide directamente el rendimiento de la GPU en juegos 3D complejos. Su objetivo es el comportamiento de la interfaz de Android y de las aplicaciones en general, así que es perfecta para quienes quieren que el móvil se sienta «suave» en el día a día.
La activación es sencilla: desde sus ajustes puedes encender o apagar la visualización de FPS con un interruptor rápido, elegir si quieres la superposición o el dato en la barra de estado, y ajustar el estilo del texto para que no resulte intrusivo. Todo encaja de manera bastante natural en el sistema.
Gracias a su diseño minimalista, la app ofrece un buen equilibrio entre funcionalidad y simplicidad. No está llena de menús confusos ni de funciones que no vas a usar; básicamente se centra en mostrar la información de FPS de forma clara para que puedas detectar si hay tirones o caídas de rendimiento en la interfaz.
Otras métricas útiles: CPU, GPU y datos de pantalla
Además de los FPS y la tasa de refresco, muchas de estas aplicaciones incorporan información adicional sobre el hardware de tu dispositivo, que puede venirte muy bien para entender mejor sus límites y su comportamiento bajo carga.
Por ejemplo, hay apps que ofrecen un apartado de CPU y GPU donde puedes consultar el modelo exacto del procesador, el número de núcleos, la frecuencia máxima, el tipo de GPU y otros datos técnicos. Esto te ayuda a saber qué tienes realmente entre manos y a comparar con otros móviles que veas en análisis o recomendaciones.
También es habitual encontrar un bloque dedicado a la pantalla con detalles como la resolución, la densidad de píxeles, la versión de OpenGL soportada y la tasa de refresco anunciada por el panel. Saber si tu móvil soporta ciertas versiones de OpenGL o Vulkan puede cumplir un papel importante a la hora de elegir juegos o emuladores más avanzados.
Algunas de estas herramientas permiten incluso configurar el intervalo de actualización del medidor de FPS y de la tasa de refresco, para decidir cada cuántos milisegundos se recalculan y se muestran los valores. Un intervalo más corto ofrece lecturas más precisas y rápidas, pero puede consumir algo más de recursos y batería; uno más largo suaviza la gráfica y reduce el impacto en el sistema.
En la parte visual, muchas apps dejan personalizar el tamaño del texto, su color, el fondo del recuadro y la posición exacta en la pantalla. Así es más fácil adaptar el medidor a cada juego o aplicación para que no tape controles, mapas o información importante. Si pasas muchas horas jugando, asegurarte de que el HUD de FPS no molesta es casi tan importante como tenerlo activado.
Todo este conjunto de datos —FPS, Hz, CPU, GPU y características de la pantalla— conforma un cuadro completo que te permite afinar al máximo el rendimiento de tu dispositivo Android, tanto si lo usas de forma casual como si te lo tomas más en serio y quieres sacar cada gota de potencia disponible.
Conocer y monitorizar estas métricas convierte tu móvil en algo más que un simple dispositivo de consumo: pasa a ser una herramienta que puedes ajustar y optimizar en función de lo que necesitas en cada momento, evitando frustraciones por tirones, caídas de rendimiento o modos de refresco que nunca llegan a activarse.
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