- Surge Juno, el competidor ético y responsable de Uber en Nueva York que está a favor de los conductores "felices".
- En China, Didi Kuaidi cierra una nueva ronda de financiación mientras sigue arañando más cuota de mercado.
A Uber le están empezando a crecer los enanos, como quien dice. Hace unos meses, los grandes rivales de la compañía californiana se empezaban a posicionar de forma conjunta para arañar todos los clientes posibles a este gigante.
Siguen con sus batallas legales, soportadas por su potente equipo, allá por donde pasan. Su objetivo: lograr legislaciones favorables que permitan operar de forma legal y su primer campo de batalla es Silicon Valley. Pero, a todo esto, siguen cerrando rondas de financiación de más de mil millones, y con su objetivo de cotizar en bolsa aún intacto. El resultado es que todos los ojos, ya sea por una cosa o por otra, están puestos en Uber.
Y ahora, además, se suma un nuevo competidor a la partida, comprometido con los conductores, según dicen.
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Juno, la empresa de los conductores felices
Uno de los mayores problemas de Uber y Lyft, si es que pueden tener más, es la inconformidad de sus conductores. La ventaja comparativa de la empresa de transportes californiana pasa por tener unos precios cada vez más económicos, capaces de atraer a cada vez más usuarios, pero eso va en detrimento de los intereses de sus miembros; ya en México los empleados de Uber, o asociados como ellos les llaman, manifestaron su inconformidad respecto a la reducción de las tarifas.
Juno quiere apostar por un servicio de transporte ético con los conductoresY para ganarle ventaja en el tema de los precios y comisiones ha llegado una nueva empresa de transporte en ciudades. Sí, otra. Juno, que no estará operativa completamente hasta abril, ya ha empezado su actividad en modo oculto en Nueva York para poner en funcionamiento su BETA en un entorno real. El arma secreta de Juno, que tiene entre sus fundadores a uno de los creadores de Viber, pasa por tratar bien a sus conductores. Y como han comentado a Forbes, el objetivo es tener un "servicio de transporte compartido socialmente responsable y ético". Es decir, solo cobrará el 10% de comisión por cada trayecto; y, al menos en teoría, dejará el 50% de sus acciones para los propios conductores.
Y esto, lejos de ser solo una cuestión de competencia y más opciones para los usuarios, supone un verdadero campo de batalla en lo que a conductores respecta. En este momento, Juno está pagando unos 25 dólares por semana, solo por saber datos y niveles de actividad, para aprender sobre el mercado y convencer a los que estén trabajando con Uber para que se pasen a su aplicación.
La guerra por los conductores queda abierta, y habrá que decidir si se ponen precios altos, comisiones bajas o se obtienen menos beneficios por parte de los inversores. Los cuales, incluso, están empezando a diversificar fondos apostando por varias empresas de una misma actividad. Keith Teare, inversor de Uber, ha puesto fondos en uno de sus competidores directos: DriverCars, otra empresa de conductores felices.
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China o el talón de Aquiles
Los intereses que Uber tiene puestos en China son, cuanto menos, lógicos. Un mercado con millones de clientes y con millones de oportunidades que bien merecieron unos 4.000 millones de financiación. Uber necesita a China para posicionarse, y gran parte de los esfuerzos están dirigidos a lograr la misión.
Sin embargo, China se le sigue atragantando. Didi Kuaidi, con el que mantiene ya una lucha antológica, acaba de anunciar que está a punto de cerrar una nueva ronda de financiación por un valor superior a los 1.000 millones de dólares según las fuentes consultadas por Wall Street Jurnal. Superándose, en este caso, una demanda muy por encima de la oferta.
Con estos nuevos fondos, que se suman a los ya recaudados en anteriores rondas, la empresa de transportes China supera los 20.000 millones de valoración. Con presencia en 360 ciudades, supera en mucho a las que controla Uber; 50 a finales de 2015, ampliables a 100 durante este año.
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Pero esto no es suficiente: el problema de base se encuentra en los viajeros. Uber, con 1.000 viajes al día, no alcanza ni de lejos,los que gestiona su homólogo chino, unos 10.000 de media al día. Ante esta situación, y como comentó en una entrevista el fundador de Uber, Travis Kalanick, lo que hace su rival Chino es cerrar rondas de financiación para comprar más cuota de mercado: haciéndoles poco rentables a la larga. Sin embargo, Uber pierde 1.000 millones de dólares al año en China y la estrategia de Didi Kuaidi en Asia no es muy diferente a la que Uber lleva a cabo en Estados Unidos.
Y la empresa china no piensa bajarse del tren. Ha confirmado que, de surgir la oportunidad, no descarta cerrar alguna adquisición para mejorar su posición de mercado, esa que Uber tanto critica, ni parar de buscar más inversores, así como aliarse con la competencia.
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