Mi contacto con cualquier aspecto del universo de Warhammer 40k ha sido esquivo, cuanto menos. Recuerdo que un amigo que invité a mi comunión me regaló el set principal con figuras y un enorme manual para aprender a lanzarme a unas batallas que jamás visité. Ese tipo de hobby no iba conmigo, por mucho que me llamase la atención aquello de pintar diminutos guerreros, crear un escenario bélico y enfrentarlos en guerras imaginarias.
Más allá de que nadie a mi alrededor pensase que una persona cuerda se lanzaría a disfrutar de semejante juego, lo cierto es que yo tampoco me di un empujó a conocer nada de la franquicia de Games Workshop. Hay suficientes productos derivados en forma de videojuegos, libros, juegos de mesa y más que podrían haber permeado en mi con el paso de las décadas, pero jamás sucedió. Es más, no fue hasta que comencé a trabajar como periodista de este medio cuando tuve la oportunidad de sumergirme en un título.
Sucedió con Necromunda: Hired Gun, un terrible FPS con una calidad paupérrima que todavía me provoca pesadillas y que no comprendo cómo tuve el suficiente estómago para terminar. Si, supuestamente, aquella producción se presentaba como uno de los puntos de referencia para los fans de Warhammer 40K, yo estaba totalmente apeado del barco antes siquiera de haber puesto realmente un pie en él. Un despropósito absoluto que se cerraba a las primeras de cambio en PS5 y que se hubiese llevado una nota terrible en VidaExtra, de no ser porque no utilizamos ese tipo de calificaciones.
Sí que dirigí furtivamente la mirada hacia Warhammer 40K con alguna que otra noticia sobre juegos de mesa que tuve que abordar, así como con el inicio del universo que estará capitaneado por Henry Cavill, pero no fue hasta hace unos días cuando he tomado el control de un Marine Espacial. Ha tenido que llegar el inesperado Warhammer 40,000: Boltgun - Words of Vengeance para disponerme a jugar y todo gracias a su peculiar propuesta.
La página de Steam del videojuego gratuito reza que "el Mechanicum de Marte te ha obsequiado con una nueva arma bendita: ¡un teclado!", porque sí, aquí las balas llueven a medida que aporreo las teclas. Van a hacer cinco años desde que trabajo en VidaExtra y, junto a un puñado más en otros medios, significa que he acumulado mucha experiencia escribiendo. Comprendo cualquier crítica hacia el sector del periodismo, pero desde luego no se nos puede achacar que seamos veloces trabajando.
Nunca me he puesto a calcular mi velocidad de escritura, pero personalmente he notado una mejora progresiva con el paso del tiempo tras casi 7.000 textos publicados. Puedo publicar durante eventos como The Game Awards o el Summer Game Fest con una celeridad pasmosa, por lo que parece que la desarrolladora Auroch Digital me lo ha puesto completamente a huevo. Un shooter sobre raíles en el que se imponen las pulsaciones por minuto para devastar escoria demoníaca; suena deliciosamente genial.
Estoy acostumbrado a lidiar con las huestes del infierno gracias a las carnicerías que desata de vez en cuando id Software, por lo que asumir el rol de Malum Caedo en su misión de limpiar el Mundo Forja de Graia de cultistas, traidores y demonios del Caos lo siento como algo natural. Dado que estamos hablando de un proyecto pequeño por el que no hay que pasar por caja, comprendo perfectamente que tan solo existan tres niveles. Es más una pequeña broma de Games Workshop que una experiencia seria con un gran presupuesto detrás, por lo que no hay ninguna queja en ese aspecto.
Estética retro, banda sonora a la altura y... el dichoso inglés. Tengo la suficiente familiaridad con el idioma como para comprenderlo y hablarlo, pero evidentemente estoy mucho más acostumbrado a escribir en castellano. Las palabras comienzan a aparecer encima de los enemigos mientras disparan sin compasión y los nervios empiezan a apoderarse de mí. Sin saber cómo, los liquido utilizando un barril explosivo que se encontraba cerca, pero ya estoy completamente alerta ante cualquier eventualidad.
Puse la dificultad Normal para tampoco exigirme demasiado, aunque siempre hay sorpresas. Warhammer 40,000: Boltgun - Words of Vengeance sorprende de vez en cuando con algún monstruo que salta hacia y obliga a pulsar una tecla concreta o dispone grandes enemigos cuyos proyectiles se evitan disparándoles. Nunca sabes lo que va a pasar, porque no controlo el movimiento del protagonista que avanza con una determinación que yo todavía tengo que reunir con el paso de los minutos.
Descubro que la técnica que mejor me ayuda a lidiar con la presión consiste en recitar en voz alta cada frase que debo teclear; me permite tener claro qué debo pulsar y expresar cada palabra alivia la tensión. Poco a poco, la confianza se apodera de mí, especialmente cuando tengo el contador de salud tan alto y el Desprecio sigue cubriéndome las espaldas. Entre el fragor de la acción, soy capaz de apreciar alguna que otra ingeniosa oración que han imaginado desde Auroch Digital.
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"Punish the flesh", "Kill, kill, kill, kill", "Purge the unclean" o "Prepare for the worst" son algunas de las lindezas a escribir antes de mandar de vuelta al agujero del que salió tanta tropa demoníaca. Me trabo alguna que otra vez por culpa de los espacios entre palabras, ya que no es necesario pulsar la barra espaciadora para continuar la escritura, pero lo termino consiguiendo. Una nota A en el segundo nivel es mi mejor marca y no pienso repetir el estrés que me provocaron los instantes finales del tercero.
Podría haber aumentado la dificultad, haberme preparado mejor, pero desde luego que la idea tan tonta, y al mismo tiempo inteligente, que ha creado Games Workshop me ha dado motivos para estar pendiente de este remaster tan jugoso de Warhammer 40.000 Space Marine. El tiempo dirá lo que sucede.
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La noticia No tengo ni pajolera idea de Warhammer 40K, pero al fin me sirven tantos años aporreando un teclado como periodista fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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