Noticia Olivetti y la edad dorada de la mecanografía

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Si hay una marca que encarnó el ambiente bohemio del periodismo clásico, ésa es Olivetti y sus pequeñas obras maestras en forma de máquinas de escribir. He aquí su historia:


Tac, tac, tac, tac… El inconfundible sonido de las teclas de la Olivetti me acompaña al escribir este artículo. Es una Lettera 35 color beige, tiene 42 años y 6 meses, y funciona como recién salida de fábrica. Pero empecemos por el principio, remontémonos al año 1892. El joven italiano Camillo Olivetti acababa de graduarse como ingeniero eléctrico y decidió emigrar a Estados Unidos donde consiguió un empleo como asistente en el Departamento de Ingeniería Eléctrica de Stanford. Allí tuvo su primer contacto con las primeras máquinas de escribir y dos años más tarde regresó a Italia para ejercer como abogado comercial del fabricante estadounidense Williams.

No fue hasta 1908 cuando nuestro protagonista decidió embarcarse en su propio negocio, convencido del brillante futuro de estas nuevas máquinas. En la pequeña ciudad piamontesa de Ivrea, muy cerca de Turín, fundó la Sociedad de Ingeniería Olivetti & Co y antes de comenzar la producción de sus propias máquinas viajó de nuevo a EE.UU para estudiar los diseños de las máquinas “modernas” y “rápidas” que fabricaban las grandes compañías. Olivetti contó con geniales artistas internacionales para diseñar sus máquinas Sin embargo, los comienzos de Olivetti fueron modestos: contaba con un pequeño taller de 500 m2 y no fue hasta 1911 cuando se presentaron al público sus primeros modelos. La Feria Universal de Turín supuso el espaldarazo que la empresa ansiaba para conseguir pedidos y contratos con importantes compañías e instituciones. Fue el caso del Ministerio de la Marina italiana, su primer contratista. En concreto, se solicitó la producción de 100 máquinas M1, enormes, toscas, con forma de cubo y de botones circulares. Un primer modelo del que también surtieron al Ministerio Postal italiano.


Detalle de una Olivetti M1. Fuente: FinanzaOnline


Con el paso de los años, el ritmo de producción fue gradualmente en aumento. Ya en 1914, el negocio contaba con 100 trabajadores y producía más de 20 máquinas a la semana. Unos números reflejo del cambio que experimentaba el ámbito de la comunicación y el boom informativo de los medios. Porque las máquinas de escribir aceleraron en gran medida la velocidad informativa.

Pero más allá de las cuestiones puramente productivas, Olivetti destacó por una genial y cuidada labor de diseño gracias a las aportaciones de renombrados profesionales del arte. Arquitectos como Richard Meier y el genial Le Corbusier, diseñadores de moda como Franco Bassi o diseñadores gráficos como Walter Ballmer. Fueron colaboraciones tanto para el diseño de las máquinas como para la elaboración de campañas y carteles publicitarios que denotaban vanguardia a través de líneas rectas y colores vivos, formas poco habituales en la época.


Dos carteles publicitarios de Walter Ballmer para Olivetti (1975). Fuente: Thinkingform


A partir de la década de 1930, la compañía comenzó a desarrollar técnicas de producción en masa (13.000 máquinas al año) y abrió filiales en el extranjero. De hecho, la primera filial se creó en España, seguida de Bélgica y varios países de Latinoamérica. Pero fue Adriano Olivetti, hijo de Camilo, quien proporcionó el impulso definitivo al negocio y diversificó su actividad a la fabricación de otros instrumentos como calculadoras, faxes e incluso muebles de oficina. También a él le debemos la contratación de los artistas antes mencionados y la conversión de Olivetti en un auténtico gigante del sector a nivel mundial, compitiendo con la alemana Olympia.

Los diseños de estas máquinas fueron cada vez más compactos, ligeros y baratos. Y tras la 2ª Guerra Mundial, llegaron los modelos más populares de la marca con la línea Lettera. La compañía llegó a diseñar PCs semejantes a los de IBM Las máquinas de escribir se convirtieron en un producto orientado a todos los públicos gracias al modelo Lettera 22, su gran buque insignia en la década de 1950. Incluso ganó el premio de Mejor Producto de Diseño del Siglo XX concedido por el Instituto Tecnológico de Illinois (EE.UU) a partir de la valoración de los 100 mejores ingenieros del momento. Pero a este modelo le sucedieron otros igual de exitosos como la Lettera 32 y 35. Éste último es el que tengo delante, con su formas rectas, tamaño compacto y teclas de color blanco. Una joya para la que elaboraron destacadas campañas publicitarias como la que véis a continuación:


Cartel promocional del modelo Lettera 35. Fuente: StoriaOlivetti


En los años 70, las máquinas de escribir eran ya elementos presentes en muchos hogares. Sin embargo, con la llegada de los ordenadores, Olivetti decidió cambiar el rumbo de su actividad y lanzó ordenadores personales que eran clones de los PCs de IBM. No obstante, algunos de sus modelos fueron un verdadero éxito en Europa como el Olivetti M24, pero la compañía no pudo evitar la inevitable decadencia de su actividad.

A pesar de ello, Olivetti todavía existe en la actualidad y está presente en más de 80 países. Pertenece al grupo Telecom Italia y basa su negocio en la venta de equipos de oficina.

Resucita tu máquina de escribir

Si tenéis una vieja máquina sin usar desde hace mucho tiempo o decidís adquirir una de 2ª mano o en un anticuario, es muy posible que no funcione correctamente. Si se trata de un problema mecánico severo, os aconsejo llevarla a algún especialista en reparación de este tipo de instrumentos, pero quizás tan sólo sea cuestión de limpiar y adecentar sus entrañas. Por eso os recomiendo estos pasos que yo mismo seguí antes de optar por una reparación:

Algunos de los problemas más comunes son las teclas pegajosas y la acumulación de suciedad. El primer paso es retirar la tapa inferior que casi la totalidad de modelos suelen llevar y usar un bote de aire comprimido para retirar cuidadosamente la suciedad que se ha incrustado en los rincones con el paso de los años. Y para las teclas os recomiendo utilizar alcohol isopropílico y aplicarlo suavemente con un pincel.

En cuanto a los posibles restos de óxido en la carcasa exterior, os aconsejo utilizar una lija timo Dremel o semejante, que incluye un foco de luz, para poder retirar también la pintura que esté descamándose. También lubricad las partes móviles con aceite (en cantidades pequeñas), tanto en el mecanismo de tipificación como en los engranajes interiores.

Y si queréis darle un buen aspecto exterior, usad cera para el coche o incluso cera para muebles. Le dará un aspecto muy brillante. Seguro que vuestra máquina de escribir estará lista para retomar su tac, tac, tac, tac…

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