Noticia [Opinión] Nintendo Switch necesita su Wii Sports

Nintendo Switch está triunfando tanto en ventas como en aceptación del público. La consola habla en presente con imprescindibles como The Legend of Zelda: Breath of the Wild, así como en futuro gracias a lanzamientos de talla como Super Mario Odyssey. Aunque su condición de híbrida es su principal aliciente, el marcado carácter social de la propuesta de Nintendo constituye una razón de peso en el éxito de Switch. Bien sea en modo sobremesa, tableta o portátil, la consola incentiva el multijugador local como ninguna otra máquina del mercado. Además de videojuegos como Mario Kart 8 Deluxe o un futuro Super Smash Bros., la versatilidad del propio hardware es una muestra clara del compromiso de Nintendo con esta vertiente del juego en compañía. Precisamente por eso, por su faceta social, Nintendo Switch necesita su Wii Sports particular.

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La decisión de vender la consola sin ningún videojuego que explotara su potencial fue, para quien escribe, harto desacertada. Más allá de los costes adicionales, una idea tan distinta como Switch requiere una degustación para el usuario, por nimia que sea. El caso paradigmático es el de 1-2-Switch, puesto que, al ver su primer tráiler, todos apostamos por su venta junto a la recién estrenada consola de la Gran N. Nintendo en general y Switch en particular se dirigen a dos perfiles de target: jugadores casuales y habituales. Con Wii, la empresa nipona siguió una ruta unidireccional cuya meta era agradar al público general. El usuario tradicional, salvo por excepciones como Super Mario Galaxy, no tenía hueco en la estrategia del océano azul ideada por Satoru Iwata. Wii U naufragó demasiado pronto, pero en su limitado -aunque exquisito- catálogo se aprecia la intención de mimar a los jugadores más dedicados. Switch sigue esa última línea con obras destinadas a marcar época, como el ya citado Breath of the Wild, pero no debe descuidar el mercado casual.

En la futura biblioteca de Nintendo Switch, poblada por títulos complejos y enriquecedores como la próxima aventura de Mario o Xenoblade Chronicles 2, destaca la ausencia de party-games que capten al público menos habitual. Exclusivos como Mario Kart 8 Deluxe o Splatoon 2 interpretan un rol mixto, pues su profundidad en lo jugable no constituye una barrera para que cualquiera los disfrute. En ese sentido, Nintendo va por el buen camino y sana la herida que se abrió en Wii y supuró en Wii U. Pero no puede olvidarse del resto de perfiles, menos vinculados a la industria pero también cruciales en el éxito comercial de la híbrida. Gracias a IPs como Pokémon o Yo-kai Watch, la compañía japonesa entra en los hogares con suma facilidad. Las opciones relativas al multijugador local que brinda Switch son la principal baza para que los familiares se sumen al ocio de los más pequeños. Pero esas características requieren de software que las aproveche.

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Es por eso por lo que nuevas entregas de party-games exitosos como Wii Sports constituyen una alternativa que Nintendo no puede desechar. Con mesura, sin centrar el catálogo en títulos festivos de medio pelo, es la forma óptima de ampliar mercado. Wii atrajo y consolidó a una hornada inmensa de nuevos jugadores, pero, cuando las exigencias de estos aumentaron, ni ella ni su sucesora estuvieron a la altura. Ahora que Switch corrige ese aspecto con triple A de renombre, la híbrida no debe errar y convertirse en una consola de nicho. No creo que se dé un fenómeno similar al de Wii y DS, pero sí que detecto interés entre quienes no acostumbran a relacionarse con el medio videolúdico. Que Nintendo Switch exprima todo su potencial depende ineludiblemente del mimo a su catálogo y la diversidad del mismo. En la misma línea, es importante que indies como Ultra Hyperball o videojuegos masivos como FIFA se adapten a las capacidades de la híbrida y apuesten por el multijugador local.

En una industria dominada por el online, no abundan las propuestas interesantes en el juego local. Nintendo Switch aúna lo mejor de las sobremesa y las portátiles porque, ante todo, busca ser una consola para todos. El marketing ha virado hacia los jóvenes, pero ello no implica que la empresa de Tokyo prescinda ni del público infantil ni de los más mayores. Switch necesita encontrar el equilibrio que no hallaron sus predecesoras y ofrecer experiencias acordes a su potencial, válidas para todos los públicos en el sentido más estricto de la expresión. Videojuegos como Just Dance o Wii Sports podrán gustar más o menos a un sector del público, pero gracias a su impacto los Zelda o Mario de turno pueden mejorar sus números. Los party-games son a los videojuegos lo que el blockbuster es al cine: un reclamo para expandir el arte.

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