Secuestros, rompecabezas, misterios y mucho desasosiego. Recomendamos trece películas que se desarrollan en espacios reducidos.
De entre todos los géneros y subgéneros que se pueden encontrar en el mundo del cine, siempre me han atraído de forma especial esas películas que transcurren en un mismo escenario, casi siempre apostando por la intriga y el misterio; algunas buscan provocar desasosiego y agobio en el espectador y otras centran su metraje en conflictos que se resuelven a base de interesantes y originales diálogos.
Hoy, reunimos trece de los mejores y más variados ejemplos de entre todas esas películas no aptas para claustrofóbicos.
Funny Games
Enfermiza y sobresaliente película de Michael Haneke. Nos presenta una familia perfecta en un ambiente idílico que, de pronto, se derrumba a causa de un secuestro que empieza como un encuentro rutinario e inocente. Una película desasogante que sabe jugar con nosotros, de todas las maneras posibles. Contó con un remake americano dirigido por el propio Haneke, prácticamente idéntico plano a plano, pero nos seguimos quedado con la versión de 1997.
Exam
80 minutos para completar un examen que sirve como prueba de entrada a un atractivo puesto de trabajo. Todo pasa dentro de una habitación de paredes oscuras que no puede abandonarse, sin la posibilidad de hacer pregunta alguna y con la obligación de no desperdiciar el folio en blanco con el que cuenta cada uno de los participantes. Una propuesta sumamente atractiva que, pese a perder demasiado tiempo explicando y justificando cada movimiento, mantiene el pulso y tiene cierto interés.
La soga
El maestro entre maestros en esto del suspense también optó por ambientar films en espacios reducidos, maximizando la sensación de angustia e intriga. La soga, además de una de las mejores películas de Hitchcok, es una clase maestra sobre cómo sacar el máximo partido a unos recursos muy limitados. Imprescindible.
Canino
Una película extraña en todos los sentidos, que entremezcla el drama más amargo con la comedia negra y una forma de ver y presentar las cosas muy diferente a lo que podemos estar acostumbrados. Un matrimonio impide que sus tres hijos salgan de la mansión en la que viven y, por tanto, éstos tienen un extraño concepto de lo que hay ahí fuera.
12 hombres sin piedad
Clásico entre clásicos. Ejemplo magistral de cómo crear tensión y mantener en vilo al espectador con solo “un par de planos” y doce hombres metidos en una misma sala. En ella, se debate sobre la inocencia o la culpabilidad de un acusado. Película de diálogos y, por supuesto, de un inmenso Henry Fonda.
Saw
La chispa que originó la que es una de las sagas cinematográficas más rentables de la historia del cine. James Wan cogió la idea que ya había utilizado previamente en un corto y la plasmó en una de las películas de miedo (pese a que la consideraría más un thriller oscuro) más sorprendentes y autoconscientes del género: dos hombres y en cadáver encerrados en una especie de baño industrial son suficientes para llegar a poner la piel de gallina. Una auténtica gozada. Y una pena que el nivel no se mantuviera en entregas posteriores.
Coherence
Aquí hay algo de trampa. Cierto es que la película transcurre, prácticamente en su totalidad, en una casa, con motivo de una reunión de amigos, pero hay bastante más. Cualquier información adicional podría ser considerada como un gran spoiler así que, a poco que os interesen los complejos misterios, corred a verla.
The Invitation
Ganadora del último festival de Sitges, la película de Karyn Kusama es otro de esos ejemplos formulaicos de lo que una película que transcurre en un solo escenario puede dar de sí. Una reunión de amigos que a través de la conversación y el transcurso de la noche derivará en situaciones algo inesperadas.
La Habitación de Fermat
Un agradable experimento del cine español que nos lleva al equivalente cinematográfico de esas “escape room” tan de moda hoy por hoy. Un grupo de matemáticos e intelectuales es convocado en una casa con la finalidad de resolver complicados enigmas.
La cabina / Última llamada
Dirigido por Antonio Mercero, coescrito por él mismo y José Luis Garci y protagonizado por José Luis López Vázquez, este mediometraje estrenado en televisión en 1972 nos presenta la progresiva angustia de un hombre encerrado en una cabina telefónica. Un registro cercano a lo terrorífico y surrealista de un actor conocido por sus dotes humorísticas.
Última llamada, película americana dirigida por Joel Schumacher y estrenada en 2002, proponía algo relativamente parecido: Colin Farrell queda encerrado en una cabina teléfonica, amenazado por un francotirador con dispararle si cuelga el teléfono.
Circle
El ejemplo, para lo bueno y lo malo, de lo que puede ocurrir en una película ambientada en un mismo escenario y con multitud de personajes. La propuesta, cincuenta personas en un círculo que van muriendo debido a las votaciones del resto, puede dar mucho de sí y tocar aspectos como el racismo, la homofobia o el clasismo. Circle lo hace pero de una forma demasiado basta y evidente, con un casting sumamente estereotipado y falto de zonas grises, desembocando en una tramo final que, en cierto modo, ensucia los méritos de la cinta.
Buried
Uno de los films asfixiantes y desasosegantes por antonomasia. Rodrigo Cortés daba el salto a Hollywood y metía a Ryan Reynolds en un ataúd, acompañado de un mechero y un teléfono móvil. Lo que sigue es hora y media de puro agobio en un excelente ejercicio de estilo del director español.
El habitante incierto
Un arquitecto que no ha conseguido superar su separación, siente que hay alguien más en su casa de quinientos metros cuadrados. Una propuesta fresca y atrevida, dividida en dos mitades muy marcadas, que se ve algo lastrada por la muy mejorable interpretación del actor protagonista.
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