Ocasionalmente cometemos errores. Cuando lo hacemos es apropiado disculparse, abordar los errores y tomar pasos para asegurarse de que no vuelvan a ocurrir.
La semana pasada, alguien en Canonical se equivocó mandando la respuesta equivocada a un problema de trademarks fuera del rango de respuestas que solemos tomar. Eso fue abordado, y se estan tomando pasos para reducir la probabilidad de que ocurra de nuevo.
Así comienza un largo post de disculpas de Mark donde la mayor parte del post se la pasa explicando como es que funciona las cuestiones de su trademark, y de como el caso de fixubuntu era perfectamente legal que usaran el término ubuntu y su logo (está permitido para sitios de sátira o denuncia según esas políticas), aunque su creador no mencionó que el sitio no hablaba en nombre de Canonical o de Ubuntu. Que si buscan culpables en Canonical, que sean su política de trademarks y su ejecución. Y que si todavía tienen la antorcha encendida para lincharlo, que se pregunten si harían lo mismo si fuese un bug en una linea de código en uno de miles de cambios hechos al mes por un grupo muy grande.
Pero también deja un espacio para disculparse por su otra controversia.
He cometido un error cuando usé la etiqueta de “el tea party del open source” para referirme a las críticas no técnicas del trabajo de Canonical. Fue innecesario e igualmente ofensivo tanto para los miembros del verdadero Tea Party como para las críticas no técnicas del trabajo de Canonical.
La crítica técnica del software de código abierto es parte de lo que hace dicho software tan bueno. Es bienvenido y muy apreciado en Canonical [...] No hay nada de lo que dije que sugiera que no de la bienvenida al feedback técnico, pero algunos asumieron que yo rechazaba todos los feedbacks incluyendo los comentarios técnicos. No es así, yo hablaba de las críticas al software que no se centra en el software en sí, sino en la combinación de las motivaciones de la gente que lo escribió, o la licencia libre particular con la que fue publicado, o las políticas de la compañía, o la nacionalidad de la compañía. A menos que la crítica se enfoque en mejorar el software en cuestión, es más bién una pérdida de tiempo de la gente que intenta mejorar ese software. Esa pérdida de tiempo es lo que tuve en mente cuando hice ese comentario; sin embargo, fue un uso desconsiderado de una etiqueta irrelevante. Por favor acepten mis disculpas si fueron críticos no-técnicos del software de Canonical y se sintieron ofendidos.
Buscando en Google+ las opiniones de algunos de los ofendidos, y como no me dan ganas de traducir. Acá tengo las de Aaron Seigo y Martin Gräßlin
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