En la saga Pokémon siempre se ha perseguido a los tramposos y a aquellos que no deciden jugar legalmente o con las reglas impuestas por los propios juegos. En las ediciones Oro y Plata, publicadas en 1999 para Game Boy Color, existía un detalle tan curioso como humillante que estaba destinado para pillar con las manos en la masa a aquellos que no jugaban de la manera correcta.
En la recta final de la aventura, justo después de enfrentarte a Débora, la líder de gimnasio de Ciudad Endrino especializada en entrenar a Pokémon de tipo Dragón, lo normal es que te entregue la medalla por hacerte con la victoria. Eso sí, antes de todo esto debes acudir a la Guarida Dragón que se encuentra en esta zona para obtener un objeto clave: el Colmillo Dragón.
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Al tratarse de un objeto, existe la posibilidad de obtenerlo antes de tiempo, como por intercambio o haciendo uso de glitches, así que muchos jugadores podían hacerse con este artículo sin la necesidad de poner un solo pie en la cueva. Sin embargo, si optabas por esta opción, es cuando el juego era plenamente consciente de la triquiñuela y decidía juzgarte directamente al hablar con Débora, produciéndose la siguiente conversación:
Aparte de mirarte con una profunda decepción, Débora no te entregaba la medalla de ninguna manera, así que estabas obligado a acudir a la Guarida Dragón y obtener ahí realmente el Colmillo Dragón. Es entonces cuando al volver al gimnasio, si hablabas de nuevo con la líder de gimnasio, entonces sí aceptaba a entregarte la medalla. Desde luego, una escena muy efectiva porque rompe la cuarta pared de una manera muy sutil al herirte el orgullo de una manera bastante contundente.
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La noticia Pokémon Oro y Plata castigaba a los tramposos al humillarlos de manera contundente con un buen rapapolvo fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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