Todos sabemos que las explosiones son peligrosas. Lo que no es tan conocido es el terrible valor de la onda expansiva. ¿Qué hace, cómo y por qué? Entender mejor la onda de choque nos ayuda a aplicar sus propiedades en medicina y otros aspectos de nuestra vida.
No hay que ser demasiado avispado para intuir los peligros de cualquier explosión. Sin embargo, estos sucesos tan rápidos y energéticos esconden más secretos de los que parece. Y es que en una explosión no es solo la bola de fuego, tan espectacular. Unido a este fenómeno encontramos efectos tan violentos o más como la conflagración. Uno de ellos, causante de una gran cantidad de daños, es la onda expansiva. Su acción es capaz de destruir muros, doblar el acero o matar a una persona al instante. Y llega más lejos de lo que somos capaces de prever. Hoy os explicamos que hace una onda expansiva y por qué.
Los secretos de una onda expansiva
No vamos a entrar en profundidad en las razones físicas de cómo se producen o avanza una onda expansiva. La física de fluidos es un tanto compleja y farragosa. Pero sí vamos a tratar de explicar lo básico que nos haga comprender por qué resultan tan peligrosas. Las ondas de choque, que conocemos como onda expansiva, se producen cuando algo viaja muy rápido (por ejemplo más rápido que el sonido). El fluido que rodea las cosas, como el aire, es empujado por el objeto dejando un vacío que se llena inmediatamente con más fluido. Al viajar tan rápido, al fluido no le da tiempo a rellenar el vacío y adaptarse a la perturbación, que es la onda que ha creado el empuje, como si fuera una ola. Al llegar esta onda, el aire se adapta de inmediato cambiando la presión y temperatura, aumentándola de manera muy, muy brusca. Este cambio repentino puede percibirse mediante el sonido, por ejemplo, ya que es el mismo proceso que usa para transmitirse por el aire, pero mucho más violento. Además, es más fuerte en algunos fluidos, como el agua, de mayor densidad, que en otros como el aire.
Fuente: Defence Research and Development Canada
De hecho, es tan sumamente violento que puede sentirse, físicamente. Al acercarnos a un equipo de música lo suficientemente alto, probablemente, seamos capaces de notar las ondas viajando a través del aire en todo el cuerpo. El efecto es muy parecido, pero increíblemente fuerte. Una onda expansiva se genera en un punto más o menos concreto desde donde toda la onda se desplaza. Cuando ésta se genera en el suelo, la onda se pierde, en parte, cerca de ras del firme, disipada por el material. Por ello, entre otras cosas, es conveniente arrojarse al suelo en caso de explosión. Así exponemos menos el cuerpo y, además, nos quedamos en la parte menos afectada. El efecto de la onda expansiva ha sido muy estudiado en el campo militar. Por eso las bombas se hacen estallar antes de llegar al suelo, de manera que la onda expansiva se propague de forma "uniforme" y haga más daño.
¿Por qué mata?
Como hemos explicado, la onda de choque de una onda expansiva cambia radicalmente la presión y temperatura del fluido que nos rodea. Nosotros, y todos los seres vivos, existimos rodeados de fluidos. Al menos en este planeta azul. Nuestra biología es muy delicada y estamos llenos de tejidos blandos. Cuando la onda de choque nos alcanza con fuerza lo primero que ocurre es que la presión de nuestros tejidos aumenta, reventándolos. Especialmente grave es lo que ocurre en las partes más densas ya que la presión es aún mayor. Partes más densas como nuestras vísceras: el intestino o el tejido alveolar de nuestros pulmones, que se quedan hechos una pulpa. Los vasos sanguíneos, por ejemplo, también estallan debido su delicadeza, produciendo hemorragias internas severas. El cerebro, que está bien protegido por el cráneo, se ve, también, muy afectado pero menos de lo que se esperaría gracias al sistema mecánico de defensa tan excelente que posee. Pero los vasos del cerebro no, y provocan un derrame cerebral mortal. Otros órganos, como los tímpanos El estudio de las ondas expansivas tiene aplicaciones médicas directaso los ojos, blandos, también se pueden ver muy afectados. Por todo ello, además de arrojarnos al suelo, es conveniente taparnos los oídos, abrir la boca y cerrar los ojos.
Lo que intentamos así es tratar de darle paso a la onda expansiva absorbiendo la energía mínima y haciéndolo con los tejidos más duros y que resultarán menos dañados. La física de la onda expansiva y las ondas de choque se estudia profundamente por diversas cuestiones. Además de la poco ética cuestión militar, quienes investigan este tema no solo por hacer daño sino también por evitarlo y actuar en situaciones de emergencia, también existen médicos y científicos muy interesados. Dejando aparte el estudio por que sí de la dinámica de fluidos, la medicina tiene especial interés ya que el uso de las ondas de choque controladas permite tratar muchísimas patologías. Por ejemplo, en litotricia se emplean para destruir los cálculos renales mediante ondas de choque. También se emplean para provocar un efecto analgésico o aumentar el número de capilares sanguíneos en una zona. Y estas son solo algunas de las muchas aplicaciones. Y es que, al fin y al cabo, cualquier efecto que observemos en la naturaleza, aunque sea algo tan violento como una onda expansiva, siempre podrá tener una aplicación que nos ayude a mejorar nuestra calidad de vida. Solo es cuestión de querer verlo.
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