La segunda temporada de 'The Leftovers', serie de la HBO, se encuentra en emisión. Veamos qué nos motiva a algunos para seguir viéndola tras la primera temporada.
Especificar cada una de las características que debe poseer una serie de televisión para atrapar a los espectadores, o incluso las posibilidades que sería bueno que explorara para ello, quizá sea estéril: no pocas historias hay de éxitos inesperados. Pero no parece que haya dudas de que la cadena HBO ha de estar haciendo algo muy bien a la luz de su trayectoria en la producción de series, y una de las últimas en su haber que me ha llamado poderosamente la atención es The Leftovers, cuya primera temporada se emitió entre finales de junio y principios de septiembre de 2014; y ahora os voy a contar lo que en ella me encontré para que consiguiera engancharme.
El misterio como excusa
La premisa de esta serie es decididamente excéntrica: tres años antes del momento en que comienza y por causas desconocidas, el 2% de la población mundial, unos 140 millones de personas, desapareció de pronto sin dejar rastro, desvaneciéndose en un abrir y cerrar de ojos. Para la ficticia ciudad neoyorkina de Mapleton, que es en la que seEl 2% de la población mundial, unos 140 millones de personas, desapareció de pronto sin dejar rastro, desvaneciéndose en un abrir y cerrar de ojos centra la primera temporada, no fue diferente, y sus habitantes también sufrieron lo que llegó a conocerse como la Ascensión por la generalizada perspectiva religiosa o al menos trascendental con que se interpretó el evento. Allí conocemos a casi una veintena de personajes cuyo nexo es Kevin Garvey (Justin Theroux), Jefe de Policía del lugar, y que han afrontado lo que supuso una tragedia para el mundo de distintas maneras.
De hecho, de eso se trata: la Ascensión no es más que un pretexto para mostrarnos el drama de estos personajes y los conflictos internos y externos que este provoca, con una verosimilitud y una hondura psicológica de las más admirables, sin escamotear a ninguno de ellos un tratamiento digno ni miedo a la utilización de flashbacks explicativos o matizadores, todo ello siempre aderezado en cualquier caso con las pequeñas extravagancias y grandes asombros que conlleva el misterio.
Justin Theroux en 'The Leftovers' - HBO
Si bien es cierto que The Leftovers es la adaptación televisiva de la novela homónima de Tom Perrotta, uno de sus creadores además, el otro responsable de la misma es Damon Lindelof, aunque los que estuvimos atentos a cómo era el estilo narrativo de Lost (JJ Abrams, Jeffrey Lieber, Lindelof, 2004-2010) podríamos adivinarlo si no lo supiésemos: el interés dramático en The Leftovers está enfocado en lo mismo y la dinámica de hechos insólitos, pistas y cuentagotas con sus enigmas es semejante, tanto como la sutileza de sus, hasta ahora, escasas La primera temporada de la serie se ve casi al completo con la boca entreabierta y prácticamente sin pestañearexplicaciones. Pero carece de saltos temporales insistentes y de su simetría en la estructura de los episodios.
La primera temporada de la serie se ve casi al completo con la boca entreabierta y prácticamente sin pestañear, no sólo por la buena realización, la mayor parte del tiempo con una implacable cámara en mano y el impulso emocional de la hermosa banda sonora de Max Richter, sino porque los episodios son una sucesión de escenas sugestivas, conmociones y fascinantes extrañezas: el mismo inicio sobre uno de los casos de la Ascensión en el piloto, las más sobrecogedoras de los impactantes quinto y octavo episodios, “Gladys” y “Cairo”, el sexto, dedicado a la sufrida Nora Durst (Carrie Coon), doloroso “Guest”, la secuencia que profundiza en cómo fueron un puñado de desapariciones del noveno, “The Garveys at Their Best”, la secuencia del clímax apocalíptico en el décimo y último episodio de la temporada, “The Prodigal Son Returns”, y si a mí me preguntan, cada una de las escenas en las que aparece una maravillosa y desafiante Ann Dowd como la sectaria Patti Levin.
Los sectarios Culpables Remanentes - HBO
El gran Stephen King dijo en The New York Times sobre la novela de Perrotta que “es, simplemente, el mejor episodio de The Twilight Zone que hayas visto nunca”. Pero hablaba de una obra literaria, así que supongo que los verdaderos y buenos episodios que se encuentran más allá de los límites de la realidad son los de esta serie que la adapta; así que merece la pena dedicarle nuestro tiempo.
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