Lanzar un videojuego completamente original es extremadamente difícil, y si se trata de una superproducción lo es más. Sin embargo, desarrollar una secuela es un riesgo mucho más calculado. ¿Se pueden hacer las dos cosas a la vez? Lo creas o no John Carmack e id Software lo hicieron con Quake 2 y el motivo es muy sencillo: no era un juego de Quake. Y nunca lo fue... Hasta que tocó un ponerle nombre definitivo a la caja.
Hasta 1996 todos los juegos de disparos, los mata-mata, eran "tipo DOOM". Y así fue hasta que Quake revolucionó el mundo del videojuego con su motor 3D completo y su multijugador online. El éxito fue inmediato y la marca se convirtió en sinónimo de innovación técnica. La otra realidad: John Romero dejó id Software, y John Carmack quedó como la figura central en la dirección tecnológica.
De este modo, cuando el equipo comenzó a trabajar en un nuevo proyecto, la idea inicial no era hacer Quake 2, sino un título independiente con ambientación de ciencia ficción militar. De hecho, el nombre provisional era Strogg, en referencia a la raza alienígena enemiga que protagoniza la campaña. Y, seamos sinceros, aquel nombre estaba lejos de evocar las sensaciones del próximo gran shooter de id Software. Dicho de otro modo: había que inventarse un nombre mejor.
Ponerle nombre a tu juego es un tema tan importante como delicado. Llegado el momento, según contó el propio Carmack en la Quakecon 2007, estaban tan frustrados de no dar con el adecuado y que les rechazasen las propuestas que tomaron la decisión más simple y efectiva: por arte de magia Strogg pasará a ser Quake 2. ¿Así de fácil?
John Carmack explicó que, llegado el momento de publicar, la marca Quake tenía demasiado peso como para ignorarla. Y pese a que el nuevo juego no compartía historia ni universo con el original, ni estaba concebido como una secuela directa del primero, el motor gráfico sí que era una evolución directa del de Quake, el público ya asociaba el nombre con esa mezcla de innovación técnica y acción frenética. Además, claro de que la marca ya tenía una gran fuerza comercial.
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¿La elección del nombre confundió a los fans? Lo cierto es que la trama oscura y lovecraftiana del primer Quake se había esfumado, pero a cambio los jugadores encontraron con un universo completamente distinto, centrado en la guerra contra los Strogg. La otra realidad es que Carmack siempre fue claro: el vínculo entre ambos juegos era tecnológico, no narrativo. Y, sin embargo, que aquel juego se llamase Quake 2 acabó cimentando lo que hoy es una saga.
Visto con perspectiva, el éxito de aquel título llevó a Quake III Arena en 1999, que sí se concibió como un shooter ligado a la marca, aunque con un enfoque competitivo multijugador. Reflejando la filosofía de John Carmack y de id Software: priorizar la tecnología y el impacto jugable sobre la coherencia narrativa. Y cuesta no darle la razón: aquello fue un clásico instantáneo. ¿Hubiera funcionado tan bien como Strogg? Entre tú y yo, me atrevo a dudarlo.
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La noticia Quake 2 no era una secuela: John Carmack estaba harto de pensar nombres nuevos fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .
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