El alcohol de garrafón es la manera que tenemos de llamar a ese líquido malo al que culpamos de nuestras resacas. Pero ojo, que sea malo no quiere decir que no sea legal venderlo y consumirlo. Hoy os lo explicamos.
"Vaya mañanita me espera", habrás pensado más de una vez tras darle un sorbo a la copa que te han servido en un bar cualquiera. Especialmente en estas fechas, cuando las reuniones con amigos se hacen vadeando ríos de cortesía y alcohol. De pronto, aparecen las consecuencias en forma de resaca y no dejamos de acordarnos del maldito alcohol de garrafón que nos sirvieron la noche anterior. Pero ¿qué hay detrás de estas copas? ¿De verdad nos venden gato por liebre? ¿Nos están envenenando y nadie hace nada al respecto? Bueno, como de costumbre, la cuestión no es nada, pero nada sencilla. Ahora, sí te podemos decir que, con casi toda seguridad, lo que estás tomando, es legal.
¿Qué es el garrafón en realidad?
Todos sabemos lo que significa "garrafón". Cuando se nombra la palabra ya sabemos que estamos mirando una copa rellena de un alcohol malo. Se nota en el gusto, en el olor y en las consecuencias. Pero que sea un alcohol de garrafón no quiere decir que sea un alcohol adulterado. La palabra, como imaginareis, viene de hablar de alcoholes de garrafa, que se venden a granel y no tienen la calidad que se busca en los embotellados algo más delicados. Pero eso no quiere decir que sea ilegal. En realidad, el alcohol adulterado, es decir, alcohol ilegal que ha sido modificado con adiciones de alcohol metílico, agua u otras sustancias, no es tan abundante como algunos piensan. El consumo de alcohol adulterado en España, por ejemplo, ronda por debajo del 1% del alcohol distribuido. En otros países, probablemente, sea más alto. Pero en general la adulteración, cuando se da, proviene del propio vendedor y no de la destilería.
Para enmascarar la calidad a veces se le añade saborizantes artificiales, que es la razón por la cual algunos alcoholes de garrafón saben muy intensosAhora, no ocurre lo mismo con esas copas que notamos como de mala calidad. Efectivamente, existen distribuidores que ofrecen bebidas alcohólicas de diversa calidad. Estas vienen incluso embotelladas de la misma manera que las de mejor calidad, pero su precio es menor. Lo cierto es que son bebidas completamente legales. La única diferencia es que no proceden de lotes buenos. Bien por un fallo de destilación o bien porque son excedentes, estas bebidas alcohólicas son la "vergüenza" de la casa. Pero nada que un refresco no pueda ocultar. Normalmente estas bebidas contienen más compuestos secundarios debido a una destilación que no es limpia o a una adulteración natural de la bebida. Esto cambia el sabor y la textura de la bebida. Normalmente a peor.
Para enmascarar la calidad a veces se le añade saborizantes u odorizantes artificiales, que es la razón por la cual algunos alcoholes de garrafón saben "demasiado" intensos. Pero en general, estas bebidas de garrafón no son más que bebidas malas. Destilar un licor, de cualquier tipo, es un proceso difícil, costoso y muy delicado. El más mínimo cambio puede hacer que todo un lote se pierda. Por eso, muchas destilerías aprovechan estos alcoholes que no cumplen con sus expectativas para venta directa y los venden a granel por precios más bajos a los bares. Eso sí, todo de forma legal, con sus respectivas fichas técnicas etc. Ahora, ¿influye esto en la resaca del día siguiente?
Hablemos de resaca
Ya os contamos extensamente todo lo que se sabe hasta la fecha sobre la resaca. Este fenómeno que causa pérdidas millonarias a lo largo del año todavía no es bien entendido. Sin embargo existen varios factores que parecen afectar a nuestra salud. Entre ellos están los compuestos secundarios. Estas sustancias son compuestos procedentes del proceso de maduración del alcohol. Son los responsables de dar aroma, sabor y color a una bebida alcohólica. Sin embargo, también parecen estar relacionados con la intensidad de la resaca. Aunque esto no está del todo claro, si que se sospecha que estos compuestos afectan al sistema inmune. Este es el que parece ser el último responsable de las resacas que sentimos. Por tanto, el alcohol de garrafón sí que podría ayudar a causar una mayor intensidad en nuestra resaca. Por otro lado, el desequilibrio en el alcohol y otras sustancias podría afectar a nuestro estómago con todo lo que conlleva. Pero afrontémoslo, los grandes responsables de las resacas somos nosotros mismos.
El peligro del alcohol adulterado
Ahora, sí existe una pequeña posibilidad de toparnos con alcohol adulterado artificialmente. Esto, por supuesto, esto es más que ilegal y está penado por la ley. Los métodos de adulteración de una sustancia alcohólica normalmente pasan por echarle al alcohol sustancias ajenas. Una puede ser agua, que se le añade al alcohol ya destilado. Esto, sencillamente, provoca que el alcohol se diluya y, por lo tanto, hablamos de una estafa donde se vende menos cantidad de la que en realidad se está pagando. Ahora, añadir otro tipo de sustancias sí que puede ser muy peligroso. La otra forma más conocida de adulterar el alcohol de garrafón es con alcohol metílico. El alcohol de las bebidas es alcohol etílico. El alcohol metílico, sin embargo, se suele emplear como desinfectante, para lámparas y muchas otras cosas. Pero resulta tóxico para mamíferos. En el ser humano 20 ml de alcohol resultan muy tóxicos, pudiendo, incluso, resultar letales a partir de los 100 ml.
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Esto se debe a que la misma maquinaria que tenemos para procesar el alcohol común (el etílico) modifica el alcohol metílico produciendo ácido fórmico (grosso modo). Esto provoca un envenenamiento que produce mareos, malestar y ceguera (muchas veces confundido esto con la borrachera). Hace ya mucho tiempo que se conoce este efecto nocivo en la salud. De hecho, en 1963, en España, ocurrió un terrible caso de intoxicación masiva por alcohol metílico que causó la muerte, al menos, a cincuenta y una personas y dejó ciegas a otras nueve. En aquella ocasión la adulteración la provocó una destilería de Vigo aunque las muertes se dieron por toda España. Especialmente en Canarias, donde se detectó a la primera víctima. Por suerte, este no es el caso común. Desde aquél entonces las autoridades revisan estrictamente la destilación y la venta, con fuertes medidas de control. Así que cuando bebamos y detectemos alcohol de garrafón, podemos sentirnos seguros de que lo único que estamos bebiendo es un alcohol barato. Aunque al día siguiente no pensemos lo mismo.
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