Respuesta corta: todavía nadie
Esta edición del Salón del Automóvil de Detroit nos ha dejado, la que para mi es una de las noticias más importantes de la cita, las palabras de Raj Nair, Executive Vice President, Product Development, and Chief Technical Officer de Ford, en las que animaba a pensar en el presente y recordaba que todavía queda mucho por recorrer para ver al coche autónomo por las calles.
Y tiene mucha razón porque el coche autónomo afecta a muchos sectores que no están ni mucho menos preparados. Como ejemplos, dos sectores muy importantes que no siempre tenemos en la cabeza cuando hablamos del más que previsible cambio del sector de la automoción.
Las empresas de seguros de coches
Las compañías encargadas de asegurar los coches saben que el sector está cambiando pero también tienen conocimiento de que durante la próxima década no habrá cambios importantes en el sector. En 10 o 15 años las estimaciones hablan de que las pólizas tal y como las conocemos comenzarán a desaparecer porque se esperan un 60% menos de solicitudes.
Los accidentes serán mucho menos frecuentes por lo que las primas de los seguros se espera que reduzcan sus tarifas. Es posible que las empresas grandes sobrevivan, pero las pequeñas tendrán un futuro, a priori, más complicado.
Las ciudades y pueblos
Las ciudades y los pueblos verán reducidos los ingresos que obtienen con las multas de velocidad, semáforos, infracciones graves por conducción agresiva, etcétera. Estos ingresos representan una gran parte de los presupuestos con los que cuentan los ayuntamientos pero hay un punto importante: el mantenimiento de las carreteras.
Muchos ayuntamientos, sino la gran mayoría, emplean estos ingresos para costear el mantenimiento de las carreteras locales. Menos multas se traducirá en menos dinero y por tanto o bien se dejan de mantener o bien se aumentan los impuestos de circulación para costear el mantenimiento. Sí, sufrirán más cambios, pero los económicos son los que nos acabarán preocupando con mayor intensidad.
Existen muchos organismos que no contemplan al coche autónomo para sus planes de futuro pero están a tiempo de ponerse a trabajar, y sobre todo a ayudar, para la revolución que se espera llegue en 10 o 15 años.
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