Volkswagen ha presentado la forma en la que ven la recarga de coches eléctricos dentro de pocos años, un futuro lleno de robots.
Desde hace una semanas escucho hablar de robots para la recarga de coches eléctricos, un proyecto presentado por Volkswagen que quiere poner de manifiesto la posibilidad de este tipo de recarga, aunque parezca demasiado futurista e invite a pensar, precisamente en el futuro. Y esto es precisamente lo que quiero hacer hoy, responder a la pregunta del título.
El sistema presentado por Volkswagen lo compone un brazo robótico capaz de conectar la manguera con la toma eléctrica de nuestro coche. Es decir, un robot para sustituir el peor trabajo de un coche eléctrico, conectarlo a la red. ¿Qué diferencia existe entonces para que, conceptualmente, no se pueda hacer con los surtidores convencionales que tenemos en la actualidad?
Si el trabajo que desarrolla esta máquina es la de conectar la manguera de suministro con nuestro coche, un trabajo, permitirme que lo diga, pero que no soluciona ni nos ahorra nada. ¿Estamos entonces ante simplemente una demostración de lo que podríamos ver?
¿Cómo funciona el robot de Volkswagen?
El sistema funciona combinando tres tecnologías, la primera es el estacionamiento automatizado, la segunda radica en el uso de un robot y la tercera afecta al coche al necesitar un conector de corriente directa.
El proceso sería sencillo. El cliente dejaría el coche a la entrada del aparcamiento, el sistema se encargaría de posicionarlo en el lugar adecuado y el robot lo conectaría a la toma de corriente para proceder a la recarga.
¿No os parece algo tedioso?
¿Por qué apostar por este sistema y no por la recarga por inducción?
En mi opinión el proyecto presentado por Volkswagen carece de algo que debería imponerse en el sector del coche eléctrico: simplicidad. ¿No es más sencillo y cómodo para el usuario la recarga por inducción?
Llegar a la plaza de aparcamiento, bajarse del coche, y desde el smartphone decirle al coche que comience a cargarse. Sin complicados brazos robóticos encargados de apuntar con su manguera a la toma de carga del coche.
Si hablamos de futuro, prefiero uno en el que no existan robots con sus brazos apuntando hacia mi coche. Prefiero un sistema en el que simplemente estacione (o que lo haga el coche de forma autónoma) y que el coche se ponga a recargar de una forma transparente, por inducción.
El mayor inconveniente de la recarga por inducción es que la transferencia de energía no es nunca completa, siempre existen pérdidas, y todavía tenemos que perfeccionarlo, pero confío en que los problemas de lentitud de cargas de esta tecnología sean solucionados para la próxima generación de coches eléctricos.
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