En los últimos años ha habido un repunte en la moda de las sneakers, zapatillas de coleccionista, chaquetas, gafas de sol o ropa de conocidas marcas en general. Moda que ha servido para disparar sus ingresos, pero... ¿hasta qué punto? Normalmente se pueden encontrar comentarios en foros de toda índole (offline y online) aludiendo a los márgenes de beneficios que se le presuponen a las marcas, del tipo "les cuesta 10 dólares hacerlas y luego las venden por 300...", con la escalofriante conclusión "...así que se llevan 290 de margen de beneficio". No tan deprisa.
¿Cómo se desglosan esos costes? El coste de producción no consiste únicamente en el precio por unidad que se le paga a la fábrica (normalmente, en Asia), sino que incluye todos los costes asociados desde que el par de zapatillas sale de la fábrica hasta que está listo para llegar a las tiendas. Así, para un precio de unos 20 dólares por par en concepto de mera fabricación, hay que añadir, siempre como ejemplo promedio y aproximado, un envío que puede elevar el coste unitario 1 dólar, 0,3 dólares de seguro y 3 dólares adicionales por aduanas. Los 20 dólares de la fabricación se incrementan hasta los 24,3 dólares una vez han llegado al país de venta final.
Lo normal fuera de nuestro país es que gran parte del precio antes de llegar a las tiendas se lo quede el punto de venta, que recibe los materiales de las marcas por el doble o triple de lo que a ella le ha costado producir, dejando como gastos superfluos el transporte, debido a que se realizan envíos masivos por cada vez, abaratando el precio unitario de cada uno. Pero, ¿qué pasa si compramos productos made in Spain?
Desde España para España
En nuestro país hay varias marcas sostenibles como Skuibo, LifeGist, Pareto o Beedreamer que se han subido al tren de la sostenibilidad, alejadas de la explotación laboral de Asia. Como hemos visto, el margen para el fabricante es bastante menor del que podríamos esperar. ¿Y si hablamos de un fabricante que está directamente en España, cómo se reparten esos gastos? Tenemos el caso de MRC Jeans, un fabricante de pantalones que opera en suelo nacional, y a ellos les hemos preguntado cómo se pueden desgranar los costes de su producto. Más o menos, de la siguiente forma:
- Entre 12 y 15 euros es el precio de crear un pantalón. Confeccionarlo, los botones, remaches, rotos, tintes, desgastado, etc. A partir de ahí necesita un largo viaje para conseguir venderlo, y que alguien quiera comprarlo.
- La mitad de ese coste se va entre confección y acabado. El qué se hace con la materia prima hasta convertirlo en un pantalón como tal suma el 50%.
- El 40% es la propia materia prima. Si un pantalón ha costado 15 euros de confeccionar, 6 euros es lo que ha costado el tejido.
- El 10% restante, para planchado y etiquetado.
A este importe inicial hay que sumarle los gastos de branding, transporte, costes de empresa y distribución. En cualquier caso, el factor humano importa: a mayor mano de obra necesite una prenda, más sensible será su subida de precio. Teniendo en cuenta que el precio orientativo de venta para un pantalón básico, directamente desde la web, es de 39,95€, la sostenibilidad social, medioambiental y calidad de los materiales sale cara a la marca. Un compromiso que sin la confianza del público, alejado de las grandes marcas, no sería posible.
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