La misión Rosetta ha descubierto actividad en los "pozos" del cometa 67P gracias a las observaciones de la cámara OSIRIS, determinando también el origen de estas depresiones circulares.
Cuando en 1988 se hallaron unas cavidades naturales y profundas en el seno del cometa Halley, muy parecidas a los pozos naturales, los investigadores no sabían explicar cuál era su origen. El trabajo de la misión Rosetta, impulsada por la Agencia Espacial Europea, ha permitido ahora desvelar la causa de estas depresiones circulares observadas en otros cometas además de Halley, como el propio 67P.
Gracias a la aproximación de la sonda Rosetta al cometa 67P durante el año pasado, los científicos pudieron tomar imágenes muy detalladas de estos "pozos". Los estudios posteriores, cuyos resultados se publican ahora en Nature, permiten desvelar cuál es el origen y la actividad de estas cavidades. La distancia entre la nave y el cometa fue de sólo 8 kilómetros, con el fin de que el aterrizaje de Philae ocurriera en las mejores condiciones posibles.
De este modo se cumplieron dos objetivos de manera simultánea: que el módulo Philae se depositara sobre la superficie del cometa 67P, al mismo tiempo que Rosetta tomaba datos sobre este cuerpo celeste. Las imágenes obtenidas por la cámara OSIRIS han mostrado cuál es el origen y qué actividad presentan estas cavidades, cuya existencia se ha discutido durante décadas.
El desconocido interior de los pozos
Como señala Pedro J. Gutiérrez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), "desde julio a diciembre del pasado año observamos el cometa 67P desde apenas ocho kilómetros de la superficie, lo que nos ha permitido resolver estructuras con un detalle inigualable". Las fotografías tomadas por Rosetta han permitido determinar que existen 18 pozos naturales sólo en el hemisferio norte del cometa 67P.Se desconocía cuál era el origen de estas cavidades circulares
Estas depresiones tienen un diámetro que varía entre las decenas y los cientos de metros, logrando alcanzar en algunos casos los cientos de metros de profundidad. La investigación, en la que han participado científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía y del Centro de Astrobiología del CSIC, ha detectado que existían chorros de gas y polvo emergiendo de las paredes de estas estructuras.
Según publican en Nature, los chorros se producen cuando el hielo del núcleo del cometa se sublima. Esto provoca a su vez la conocida globalmente como actividad cometaria, que genera la coma y las colas de los cometas, y que en ocasiones también produce fenómenos explosivos, que llegan a liberar gran cantidad de materia de forma repentina. Tal y como apunta Luisa M. Lara (IAA-CSIC), los científicos han comprobado "que el material que se libera en los estallidos de actividad es muy inferior al que veían excavado en los pozos, de modo que tenían que hallar un mecanismo alternativo para explicarlos".
Imagen cedida por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC)
¿Qué producía entonces los chorros de gas y polvo que salían de los pozos observados en cometas como el 67P? La hipótesis de los investigadores es que se trata de un mecanismo nuevo, al que han denominado colapso de sumidero (sinkhole collapse). Según esta idea, existirían cavidades situadas entre cien y doscientos metros por debajo de la superficie de los cometas, cuyo techo terminaría en algún momento por derrumbarse. De esta manera, se crearían pozos muy profundos con forma circular, en los que habría material no procesado que sublimaría, dando lugar a los chorros observados por Rosetta.Los pozos pueden ayudar a conocer el estado de la superficie del núcleo cometario
Aunque el colapso se produce de manera repentina, las depresiones pueden datar de la formación del núcleo del cometa o deberse a la sublimación de hielos más volátiles que el de agua, como el de monóxido o dióxido de carbono, o a la existencia de una fuente de energía interna que desencadene la sublimación. Según José Juan López Moreno, científico del IAA-CSIC, "la existencia de estos pozos con actividad pone de relieve el carácter heterogéneo de los primeros cientos de metros bajo la actual superficie del cometa 67P".
El mecanismo descrito ahora no sólo identifica el origen de estas enigmáticas cavidades, sino que también puede servir de pista para conocer el estado de la superficie del núcleo cometario. De acuerdo a las conclusiones que publican en Nature, "si está poco procesada se mostrará irregular y con abundantes pozos, mientras que una superficie evolucionada será más suave". Estos resultados son parte de las investigaciones que realizará Rosetta hasta septiembre de 2016, fecha en la que está previsto que expire la misión de la Agencia Espacial Europea.
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