Aunque los Galaxy van a seguir en la cima del mercado durante mucho tiempo, Samsung se prepara para un futuro donde la fabricación de semiconductores sea su principal fuente de ingresos, y no la venta de smartphones y televisores.
La dificultad en la creación de software y servicios se ha debido ver muy alta en Seúl, y el nuevo rumbo dará continuidad al mayor fuerte de Samsung, el diseño y fabricación de semiconductores. En los albores del inicio del denominado Internet de las Cosas, la demanda de chips se elevará de forma exponencial, y Samsung es seguramente la compañía mejor preparada del planeta para satisfacer esa demanda. Samsung tendrá en la próxima década el papel que Intel tuvo en la revolución de los ordenadores de escritorio, una relevancia máxima, y un papel de liderazgo.
Samsung invertirá 15.000 millones de dólares en su próxima fábrica de microtransistoresLos otros tres grandes actores del mercado de creación de semiconductores: TSMC, GlobalFoundries e Intel, intentarán hacer lo propio, pero Samsung parece llevar ventaja en nivel, tecnología propietaria y avances en mecánica cuántica suficientes como para ser la primera con la capacidad para escalar su precio y tecnología por debajo de los 10 nanómetros.
Samsung simplemente está reestructurándose para el futuro dónde todo tenga un chip, y la mayoría de ellos irán en dispositivos sin pantalla ni interfaz de usuario. Si la década pasada se caracterizó por el "un ordenador en cada casa" de Bill Gates, la actual podría denominarse "un ordenador en cada bolsillo". Para la siguiente década, debemos prepararnos para "un ordenador en cada objeto", y todos quieren fabricarlos, pero no todos podrán.
No nos engañemos, los microordenadores que llevarán el denominado Internet de las Cosas a la realidad serán increíblemente baratos, pequeños, eficientes y sobre todo: increíblemente numerosos. Varios miles de millones de nuevos chips vendidos cada mes para memoria, almacenamiento, procesadores, módems, etc. Tener la capacidad de fabricar 10-15 millones de ellos cada día necesitará inversiones que muy pocos podrán realizar.
El mercado más difícil
Las cuatro principales chiperas escalan su gasto de I+D
Cualquier compañía puede hoy en día realizar sus propios smartphones y tablets. Licenciar Android, licenciar una placa a AllWinner, MediaTek o Qualcomm entre otros, contratar un socio de fabricación y listo. De hecho, más de mil empresas lo están haciendo ya. — La competencia se ha demostrado más difícil de mantener a raya para Samsung, especialmente en los mercados en desarrollo y en China en especial con competidores desde abajo como Huawei o Xiaomi.
En la fabricación de semiconductores Samsung no tendrá ese problema. La construcción de fábricas de semiconductores —fabs, foundries, o forjas— es cada año más difícil, y está llevando a una época de fusiones entre empresas incapaces de afrontar el mercado de forma independiente. Una fab costaba poco más de 10.000 dólares a finales de los 1960, para 2002-2003 ya costaban del orden de 3.000 millones de dólares, un coste enorme pero que se recuperaba a largo plazo. Para 2007 el precio se duplicó a unos 6.000 millones, y Samsung va a gastarse 15.000 millones en su nueva fábrica en Corea del Sur. Arthur Rock, uno de los primeros inversores en Intel y Apple fue el primero en ver como el coste de las fábricas de semiconductores doblaba cada cuatro años, en lo que fue denominado a posteriori, la "[Ley de Rock]"(https://en.wikipedia.org/wiki/Rock%27s_law), como complemento económico a la "Ley de Moore".
El coste de cada microtransistor desciende de forma abismal con cada mejora de arquitectura, pero sube el precio de las fábricas que los realizan.
El motivo de las alzas de coste es que cada año la tecnología necesaria para fabricar en escala, precio y dimensiones de transistor aptos para el mercado es cada día más difícil. Muchos podían fabricar chips a 200-300 nanómetros como los PC de los 90. Pocos pueden permitirse fabricar chips a menos de 22 nanómetros para smartphones, muchos menos bajar a 11, 14 o 16 nanómetros que son necesarios hoy en día, y aún menos podrán fabricar a 7 o 5 nanómetros en los próximos años.
Apple, el mayor comprador de microtransistores del mundo, se ve obligado a invertir varios miles de millones para que sus proveedores puedan construir las fábricas para llenar de componentes sus iPhone e iPad. Pocas empresas que hay que puedan ofrecer la escala necesaria. El objetivo de esta nueva macro-fábrica de Samsung es ganarse la cuenta de Apple por completo, además de otras grandes cuentas.
El fabricante definitivo
Al contrario que los competidores mencionados antes, la gran ventaja de Samsung es su gran capacidad y variedad de electrónica que fabrica. Además de semiconductores, lidera también en pantallas, su sección de Display es increíblemente potente en múltiples tecnologías.
La fabricación de pantallas y semiconductores se hacen, y harán cada vez más importantes para Samsung.
Esto les distingue de otros como TSMC e Intel. Y les separa de fabricantes de pantallas como Sharp, haciendo de Samsung Electronics una pieza única en el mundo.
La capacidad de Samsung además para diseñar —además de fabricar— sus propios chips, y conseguir gran rendimiento por vatio, le convierte en un rival potencialmente para otros diseñadores como Qualcomm, MediaTek o Intel. De momento Samsung no ha demostrado públicamente mucho interés en ofrecer sus chips Exynos a otras empresas, salvo algunos modelos de Meizu. Esto también podría analizarse desde el punto de vista contrario, y es que el resto de actores del mercado los que deciden montar chips Qualcomm o MediaTek en vez de Exynos, sea por precio, sea por no revelar información sensible a otro fabricante.
Si Tizen no consigue arrancar un pedacito del mercado de smartphones, como sería lo más probable, la parte "Mobile" de Samsung habría sido un pequeño "bache" lleno de dinero que Samsung se ha cruzado por el camino real de Samsung, los componentes.
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