10 años desde que ese juego que parecía vacío, Shadow of the Colossus, entró en nuestra memoria para no irse jamás.
El tiempo pasa inexorablemente y más en el mundo de los videojuegos. Recibimos un torrente de información constante, análisis, tráilers y rumores que nos nublan la vista y nos hacen olvidar fácilmente el último juego al que hemos jugado. Sin darnos cuenta ya estamos pensando en el nuevo reto que ocupará nuestro ocio.
Hoy os quiero hablar de una historia que vivimos hace 10 años. Una figura encapuchada resistía impasible el torrente de lluvia de una montaña escarpada. Posteriormente cruzaba pacientemente un inmenso túnel que llenaba la inmensidad de una tierra prohibida. Finalmente bajaba por los escalones de una torre en la que la presencia de inmensas estatuas nos atemorizaba. Es entonces cuando Wander, pacientemente, desciendo del caballo y coloca delicadamente el cadáver de su novia en un altar preparado para la ocasión.
Tal y como estaba previsto no tardamos demasiado en escuchar la voz de Dormin, en un inglés antiguo. Sus palabras nos llenan de esperanza, ya que promete resucitar a nuestra pareja si superamos una dura prueba: acabar con la vida de dieciséis colosos. Wander es consciente de los peligros que puede albergar esta empresa, pero aún así decide emprenderla sin titubear. Shadow of the Colossus cuenta con un mapeado inmenso pero vacío. No hay ciudades, vendedores ni personajes secundarios pero tampoco los necesita.
La personalidad del mapeado casi vacío hizo único a Shadow of the Colossus Lo que podía ser un defecto imperdonable en otros juegos se convertía en parte de su personalidad. Wander solo cuenta con la ayuda de una espada que nos marca el camino a seguir. Con el tiempo era normal perderse por bosques y caminos mal indicados pero tampoco nos importaba demasiado. Shadow of the Colossus era un viaje personal en el que tarde o temprano sentíamos lástima por aquellas criaturas que no nos habían hecho nada y que caían una a una a nuestros pies.
El Team ICO capitaneado por el gran Fumito Ueda lo había vuelto a hacer. La historia del niño con cuernos ayudando a una joven chica nos había robado el corazón años atrás. Ueda tenía un papel realmente difícil pero consiguió crear un mundo creíble dentro del universo. Y es que durante los años posteriores al lanzamiento de Shadow of the Colossus se vino especulando con la posibilidad de que fuera una precuela de ICO. Con solo dos títulos a sus espaldas Team ICO se había convertido en una de las grandes cartas de Sony.
El anuncio de The Last Guardian hizo que mucha gente se decidiera a comprar una Playstation 3. Por desgracia todos sabemos lo que ha pasado con este título y los problemas con su desarrollo. El pasado E3 2015 nos devolvió la ilusión y finalmente el juego se lanzará para Playstation 4. Aquellos que habíamos esperado pacientemente merecíamos una recompensa y estamos convencidos de que la espera habrá merecido la pena.
Diez años dan para mucho pero pocos juegos han quedado grabados en nuestra retina. Podemos decir que la industria ha tomado un camino más centrado en la dimensión inmediata, en las espectacularidad, las funciones sociales y las microtransacciones. Por suerte nos quedan juegos que se centran en contarnos una historia, en forjar una relación entre los personajes y nuestra menta. Dos estilos totalmente opuestos que son igual de válidos. Pero solo uno de ellos será recordado cuando pase otra década.
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