Han pasado ya 21 años ya desde el estreno de Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, la cinta de Alfonso Cuarón que adapta los acontecimientos de la tercera novela de J.K. Rowling. La trama nos sitúa en un contexto mucho más oscuro que en las anteriores dos cintas y uno de los puntos clave de la misma pasa por Buckbeak.
Estamos hablando del famoso hipogrifo que cuida Hagrid y que muestra a los diferentes alumnos durante su primera clase como profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. El gigante explica con detalle las características del peculiar ser y las medidas de precaución que hay que llevar a cabo a la hora de intentar acariciarlo.
Formado con las patas delanteras, las alas y la cabeza de un águila gigante y el cuerpo, las patas traseras y la cola de un caballo, Buckbeak se alimenta principalmente de insectos, pájaros y pequeños mamíferos como hurones. Tal es así que en su escena introductoria podemos verle haciendo lo propio cuando Hagrid le lanza el cuerpo de uno de los mamíferos.
Sin embargo, seguramente has pasado un detalle por alto a pesar de haber visto Harry Potter y el Prisionero de Azkaban varias veces. En el minuto 34:12 de la cinta, durante un plano amplio en el que se aprecia la distancia que separa al hipogrifo de Harry, puedes fijarte en la parte trasera del ser alado para descubrir una sorpresa.
Efectivamente, Cuarón entendió que era imprescindible añadir el detalle de que Buckbeak hiciese sus necesidades como cualquier otro animal, por lo que podemos ver cómo caen las heces al suelo. Lo normal es no darse cuenta de este elemento concreto, pues no hay nada que nos conduzca a mirar hacia ese punto. Además, Rowling jamás señaló en el libro que Buckbeak defecase, por lo que se trata de un añadido exclusivo de la película.
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La noticia Si pausas Harry Potter y el Prisionero de Azkaban en el minuto 34:12, verás que Buckbeak también tiene sus propias necesidades fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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