Aunque hoy en día los automatismos se encuentran a muy buen nivel, en ocasiones lo mejor es recurrir a lo más tradicional y emplear el enfoque manual.
En nuestros días, tener una imagen enfocada es una tarea bastante fácil. La tecnología incorporada en las lentes y las últimas cámaras, como los 399 puntos de enfoque en la Sony A7R II, son cada vez mecanismos más avanzados que nos ayudan a elegir exactamente qué zona deseamos mantener en foco.
Ya sea mediante hardware o software, los sistemas de enfoque permiten funciones como crear patrones de seguimiento, que se fijan exactamente en el objeto que nos interesa, o progresos como los motores supersónicos, que para convertir nuestra imagen en nítida solo necesita escasas décimas de segundo. Esto es algo que afecta de forma positiva tanto a la fotografía como el vídeo.
Sin embargo, a pesar de todos estos progresos, existen momentos donde el autofocus no funciona tan bien como quisiéramos. No se debe a un mal funcionamiento del sistema, sino ante la incapacidad de éste para detectar la zona que deseamos. Obviamente, emplear el enfoque manual tampoco supone renunciar a ayudas como el focus peaking, que se encarga de resaltar los contornos de los objetos que se encuentran enfocados.
Por ello, hay situaciones en las que usar el enfoque manual se alza como la opción más precisa para configurar una buena instantánea. Al principio puede ser una alternativa algo desesperante, especialmente si estamos acostumbrados a utilizar el autofocus, pero creo que también debemos habituarnos a ello para responder adecuadamente ante la versatilidad de escenarios que se nos presentan.
Macrofotografía
Gucio_55| Shutterstock
A grandes rasgos, podemos decir que la macrofotografía consiste en realizar aplicaciones que en ocasiones incluso pueden superar la escala del sujeto fotografiado. El nivel de detalle es máximo, y resulta realmente sorprendente cómo un insecto o una flor, elementos que estamos acostumbrados a contemplar desde la lejanía, en este caso pueden llegar a ocupar toda nuestra pantalla. Por esta razón, es imprescindible controlar de una forma exacta dónde se sitúa el enfoque.
Para este tipo de fotografía se recomienda el uso de trípode, ya que así se reducen las vibraciones y se controla la distancia a la que siempre va a estar situada nuestra cámara. También podemos ayudarnos del Live View y hacer zoom en la zona de enfoque para comprobar que realmente se encuentra nítido, algo con lo que nos aseguraríamos los mejores resultados.
Fotos con poca luz
Créditos: /www.daviddanielsphotography.com/” target=”_blank”> David Daniels
Por otro lado, también es algo difícil usar el autofocus cuando estamos ante una escena con escasez lumínica. A pesar de que existen herramientas como la luz de auto ayuda, a menudo es insuficiente. En estos casos, el enfoque manual tampoco es que sea la panacea, ya que también podemos encontrar dificultades para ver a través del visor o la pantalla, pero al menos no tendremos impedimentos para hacer una foto cuando presionemos el botón de disparador, lo que se transforma en una tarea imposible cuando el autofocus no responde.
Diferentes planos de enfoque
Grisha Bruev | Shutterstock
Es una de las situaciones por antonomasia para utilizar el enfoque manual. Imaginad que queremos hacer una foto a través de un cristal o una reja, donde a pesar de tener el enfoque puntual existen grandes impedimentos para seleccionar el plano que queremos nítido. Con el enfoque manual no tendremos este problema, ya que solo basta con seleccionar la distancia a la que está nuestro plano para obviar aquello que se encuentra por delante o detrás de nuestro encuadre.
Retratos
Irina Bg| Shutterstock
En la mayoría de ocasiones es suficiente con emplear un enfoque puntual y apuntar al sujeto que retratamos. Sin embargo, eso será más o menos complicado en función de las características de nuestro dispositivo. En un retrato hay que enfocar a los ojos, es el punto de interés sobre el que se debe dirigir la mirada del espectador. Eso sí, enfocar manualmente a una persona tiene algunos puntos negativos, y es que ésta, por poco que se mueva, puede cambiar los ajustes necesarios para tener una foto nítida.
Enfocar al infinito o distancia mínima
Ansel Adams "The tetons and snake river"
Enfocar al infinito suele ser útil para fotografía de paisajes, donde tenemos tantos elementos que no sabemos sobre qué punto debemos centrarnos. Por otro lado, también podemos estar interesados en hacer una foto lo más cerca posible que nos permita la lente. Esto también se puede conseguir con el autofocus, pero usar el enfoque manual nos puede ayudar a hacernos una idea sobre cómo de cercanos podemos situarnos.
Controlar un bokeh
Drop of Light | Shutterstock
El bokeh es una técnica amada por muchos aficionados de la fotografía. Para conseguirlo debemos tener pequeños focos de luces al mismo tiempo que tomamos una imagen empleando con una apertura bastante amplia. Es posible conseguirlo con el autofocus, pero quizá si usamos el enfoque manual podamos controlar de una forma más exacta la cantidad de desenfoque que creamos en la imagen y cómo se aplica este particular efecto.
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