Cada vez más jugadores quieren dejar de estar atados al escritorio y pasarse el vicio al sofá, a la cama o incluso a la tele del salón usando su móvil o una tablet Android. Y cuando empiezas a buscar cómo hacerlo, dos nombres aparecen una y otra vez: Steam Link y Moonlight (junto a Sunshine, Apollo o Artemis). Ambos te permiten jugar a tus juegos de PC desde Android, pero lo hacen con filosofías bastante distintas.
La duda típica es clara: ¿qué va mejor para jugar en Android, Steam Link o Moonlight? Algunos usuarios dicen que con Steam Link van sobrados, otros aseguran que Moonlight es otra liga en calidad y latencia, y en medio hay quien solo quiere algo que funcione sin pelearse con IPv4, puertos y VPNs. Vamos a desgranar todo lo que ofrecen estas opciones, cómo se configuran, qué problemas te puedes encontrar y en qué casos compensa más una u otra si quieres convertir tu PC en una especie de “consola en la nube dentro de casa”.
Qué es el game streaming local y por qué engancha tanto
Cuando hablamos de game streaming local nos referimos a ejecutar el juego en tu PC, pero ver la imagen y mandar los controles desde otro dispositivo a través de tu red doméstica. Es como montarte tu propio GeForce Now o Xbox Cloud, pero con tu hardware y tus juegos de Steam, Epic, GOG, etc.
La gracia del asunto es que el aparato donde juegas no necesita ser potente: basta con que pueda decodificar vídeo en tiempo real y tenga una conexión decente. Así puedes aprovechar una gráfica tipo RTX 2080 SUPER o similar mientras juegas tumbado en el sofá con un mando de Xbox desde una Android TV, o desde el móvil sin mover la torre del escritorio.
Las ventajas principales del streaming local son bastante claras: puedes jugar donde te apetezca dentro de casa, evitas mover cables y monitores, y te puedes ahorrar comprarte una consola si ya tienes un buen PC gaming. Y si además lo configuras bien, la latencia puede ser sorprendentemente baja, lo suficiente para shooters, juegos de lucha o títulos rápidos sin sentir que vas “medio segundo por detrás”.
En la práctica, lo que montas es una especie de nube local de videojuegos: tu PC gaming hace de servidor de streaming y tus otros dispositivos (móvil Android, tablet, Android TV, Steam Deck, Raspberry Pi, consolas con homebrew, etc.) actúan como clientes que reciben el vídeo y envían tus pulsaciones de botones o movimientos de ratón.
Esta idea no se limita solo al salón: si pules bien la parte de red, también puedes llevarte esa “nube personal” fuera de casa y jugar con tu catálogo de PC desde un hotel, la casa del pueblo o con el móvil usando datos, ya sea con los sistemas remotos de Steam Link o abriendo puertos/VPN para Sunshine + Moonlight.
Steam Link vs Moonlight + Sunshine: dos caminos para el mismo objetivo
A día de hoy hay dos grandes enfoques para llevar los juegos del PC a Android: tirar de Steam Link, que es la opción fácil e integrada en Steam, o apostar por el combo Sunshine (servidor) + Moonlight (cliente), que es el favorito de quienes buscan menos latencia y más control fino sobre la calidad.
Steam Link está pensado para quien vive en el ecosistema Steam y quiere algo muy plug and play: se instala la app en Android, se empareja con el PC, se enciende Big Picture y a jugar. Puedes incluso añadir juegos que no son de Steam a tu biblioteca y retransmitirlos como si fueran nativos, aunque ahí empiezan a aparecer algunas pegas.
El equipo Sunshine + Moonlight va por otro lado: está orientado a usuarios que priorizan baja latencia, máxima flexibilidad y soporte para prácticamente cualquier juego o launcher, tanto dentro como fuera de casa. Aquí sacrificas algo de comodidad inicial a cambio de tener un sistema muy personalizable.
En pruebas prácticas se ha visto que Steam Link suele meter algo más de retraso que Moonlight en el mismo entorno. Hablamos de cifras del estilo de ~120 ms frente a ~80 ms desde que pulsas un botón hasta que ves el resultado. Puede parecer poca cosa, pero si eres muy maniático con el input lag, esa diferencia se nota en shooters o juegos de lucha.
También hay diferencias en cómo tratan los FPS, los juegos no Steam y los ajustes avanzados. Steam Link puede limitar los FPS del PC anfitrión en ciertos escenarios, y no tiene la misma granularidad en parámetros como resolución exacta de streaming, bitrate o códec que sí ofrece Moonlight, que te deja trastear prácticamente todo.
Steam Link: la opción sencilla para sacar Steam al móvil Android
Valve lanzó hace tiempo Steam Link para Android con una idea muy clara: permitir que cualquiera pueda hacer mirroring de los juegos de PC a su móvil, tablet o Android TV mientras todo esté en la misma red. El objetivo es que incluso quien no ha tocado nunca el streaming local pueda ponerlo en marcha sin calentarse la cabeza.
La instalación de Steam Link en Android es prácticamente un paseo. Descargas la app desde Google Play, la abres y te recibe un asistente muy sencillo. Lo primero que hace es guiarte en la conexión de un mando Bluetooth o de un Steam Controller; sin gamepad se puede, pero la experiencia será bastante peor.
Después la aplicación busca tu PC con Steam corriendo en la misma red y te muestra una lista con los equipos detectados. Seleccionas el tuyo, hace un test de red rápido y, si la conexión da la talla, te planta la pantalla principal con tres indicadores claros: PC conectado, mando detectado y calidad de conexión.
Si los tres iconos aparecen con el típico check verde, estás a un botón de empezar a jugar. Pulsas en “Empezar a jugar” y Steam Link inicia el streaming; si algo falla (mando que no va, red justita, etc.), desde el botón de Configuración puedes volver a ajustar cada apartado sin tener que rehacer el proceso entero.
Un detalle importante de Steam Link es que no solo transmite el juego, sino todo lo que se ve en la pantalla del PC. Es un mirroring completo del escritorio: si en el PC alguien minimiza el juego o abre un navegador, tú verás lo mismo en la pantalla de Android, para bien o para mal.
Cómo se comporta Steam Link en juegos reales: puntos fuertes y puntos flojos
En cuanto consigues superar el pequeño muro de los mandos, Steam Link sorprende para bien. En un móvil Android potente, la calidad de imagen puede ser casi calcada a la del monitor del PC, e incluso dar la sensación de verse mejor por el tipo de panel y el escalado que hace el propio teléfono.
La fluidez general suele ser bastante decente: los juegos van suaves, sin tirones constantes ni caídas de frames exageradas. Puede aparecer algún microtirón puntual en escenas muy cargadas, pero no es algo que arruine la experiencia si solo quieres echar unos ratos al sofá con títulos single player o indies.
El gran enemigo de Steam Link, como en todo streaming, es el lag en los controles. Cerca del router, con buena señal Wi‑Fi, la cosa se disimula, pero a poco que te vayas a otra habitación es fácil notar entre medio segundo y un segundo de retraso entre que pulsas y la acción se ve en la pantalla.
Ese retardo convierte en un infierno algunos juegos más exigentes: shooters competitivos, plataformas con saltos milimétricos o títulos donde el timing es clave se vuelven frustrantes si el input lag se dispara. En cambio, en aventuras, juegos de rol, estrategia o experiencias más pausadas, el retraso se tolera mejor.
Otro punto delicado en Steam Link es la gestión de los mandos y las configuraciones de control. Hay usuarios que, con pads 8BitDo o controladores de PlayStation, se topan con mensajes de que “no hay configuración válida” para ese mando en determinados juegos. Muchas veces la solución pasa por ir a la administración del juego en Steam, abrir las opciones de controlador y cargar un perfil creado por la comunidad, pero si la pantalla se queda cargando indefinidamente o Android no reconoce bien el mando, la cosa se complica.
Problemas típicos en teles, juegos no Steam y monitores virtuales con Steam Link
Donde Steam Link flaquea especialmente es en la combinación de teles + juegos no Steam. Un caso muy comentado es intentar jugar, por ejemplo, a Hogwarts Legacy comprado en Epic: Steam Link se queda en modo escritorio, trata el mando como si fuera un ratón y la experiencia termina siendo básicamente injugable.
En televisores o dispositivos sin pantalla táctil el tema del mando se vuelve todavía más crítico. Con soluciones como Apollo o Artemis (clientes alternativos basados en Moonlight/Sunshine) el controlador no siempre se activa correctamente al inicio: hay que esperar a que salga la imagen, pasar el mando a modo ratón, mover un cursor hasta Big Picture, hacer clic, volver al modo mando… y repetir el ritual en cada reconexión.
Steam Link aquí se luce porque, en general, el mando funciona desde el primer segundo sin tener que hacer malabarismos extra. Eso refuerza mucho esa sensación de “encender y jugar” que tanto se busca cuando quieres usar la tele del salón como si fuera una consola.
Otro límite importante de Steam Link es que no crea monitores virtuales. Si tu móvil, tablet o Android TV tiene una resolución poco común o diferente a la del monitor del PC, puede costar que todo encaje perfecto. Algunos usuarios solucionan esto creando un monitor virtual con Apollo/Artemis y luego usando Steam Link solo para el streaming.
Aun con todo, Steam Link tiene un par de ases bajo la manga: el soporte remoto con datos móviles (algo que Moonlight/Sunshine no te dan “de fábrica” sin liarte con la red) y una detección de mandos muy afinada en Android, con micrófono funcional para juegos con chat de voz o proximidad.
Moonlight y Sunshine: el dúo para exprimir la baja latencia
Moonlight es un cliente de streaming de código abierto que implementa el protocolo GameStream de NVIDIA, el mismo que se usaba en la NVIDIA Shield. Hoy en día se combina sobre todo con Sunshine como servidor, que es otro proyecto open source que se ejecuta en el PC anfitrión y que ya no depende de que tengas una GPU NVIDIA concreta.
La idea es sencilla pero potente: tu PC gaming corre Sunshine, que captura la imagen del escritorio o del juego, la codifica por hardware mediante la GPU y la envía por red; en el otro lado, Moonlight se instala en tu Android (móvil, tablet, Android TV, etc.) y se encarga de decodificar el vídeo y mandar las entradas de mando y teclado de vuelta al PC.
Moonlight destaca por una compatibilidad brutal de plataformas. Puedes usarlo en Windows, macOS y Linux como cliente, en smartphones y tablets Android, en Google TV y Android TV, en iPhone, iPad y Apple TV, en ChromeOS, en Raspberry Pi 4/5 y otras placas, en consolas Xbox, en consolas con homebrew (Switch, Wii U, PS Vita) e incluso en los antiguos aparatos físicos Steam Link.
Esa versatilidad permite que prácticamente cualquier cacharro con pantalla pueda acceder a tu biblioteca de PC y lanzar tus juegos, ya sea en red local o desde fuera de casa si tienes bien montado el acceso remoto. La sensación es de llevar tu PC gaming “metido” en cada dispositivo.
Sunshine, por su parte, se instala en el PC anfitrión (Windows, macOS o Linux) y se gestiona a través de una interfaz web local en la dirección https://localhost:47990. Es típico que el navegador avise de certificado “no seguro”, pero es un mero formalismo: el servidor corre en tu máquina.
Instalar y preparar Sunshine en el PC gaming
Para usar Moonlight de forma seria el primer paso es montar bien Sunshine en el PC. Descargas la última versión desde su web o GitHub, la instalas, y en Windows es recomendable ejecutarla la primera vez como administrador. Es bastante habitual que el sistema te saque el aviso de “Windows ha protegido su PC”; aquí toca pulsar en “Más información” y luego en “Ejecutar de todas formas”.
Al arrancar por primera vez, Sunshine abre su panel de configuración en el navegador, usando la dirección local mencionada. El navegador suele mostrar un aviso de seguridad por el certificado, pero basta con indicar que eres consciente y avanzar; no hay ningún riesgo real porque todo eso se queda en tu red.
En esa primera configuración tienes que crear una cuenta local de usuario para Sunshine con nombre y contraseña. Es la que utilizarás para acceder al panel en el futuro, añadir aplicaciones, ver los dispositivos emparejados, cambiar ajustes de vídeo, puertos y demás parámetros de rendimiento.
Una vez dentro, verás secciones importantes como “PIN” y “Configuración”. Desde “PIN” gestionarás el emparejamiento con clientes Moonlight, y en “Configuración” afinarás detalles como el códec a usar (H.264, HEVC…), el bitrate, la resolución preferida, los puertos de escucha o el comportamiento respecto a monitores virtuales.
Con esto tu PC ya hace de servidor de streaming listo para recibir clientes. A partir de ahí llega la parte divertida: instalar Moonlight en el dispositivo Android donde quieras jugar y enlazarlo con Sunshine.
Instalación y emparejamiento de Moonlight en Android y otros dispositivos
Moonlight se puede descargar desde la tienda oficial en la mayoría de plataformas: Google Play en Android y Google/Android TV, App Store en iOS y Apple TV, repositorios y ejecutables para Windows, macOS, Linux o Raspberry Pi, etc. El instalador es ligero y el arranque inicial es rápido.
La primera vez que abres Moonlight, el cliente escanea la red local en busca de servidores Sunshine. Si todo va bien, verás un icono con el nombre de tu PC. Si no aparece, puedes añadirlo manualmente con su IP local (por ejemplo 192.168.1.137) desde el botón “+”.
Cuando seleccionas el servidor por primera vez, Moonlight te muestra un PIN de cuatro dígitos. Tienes que ir al panel web de Sunshine, entrar en el apartado “PIN” e introducir ese número. Al aceptar, el servidor autoriza ese cliente y puedes ponerle un nombre identificativo tipo “Móvil”, “Chromecast”, “Steam Deck” o lo que quieras.
Después del emparejamiento, al volver a Moonlight verás una cuadrícula de aplicaciones que corresponden a lo que hayas configurado en Sunshine: juegos concretos, launchers como Steam, Epic o Ubisoft Connect, accesos de escritorio completo, etc. Lanzar cualquiera de ellas inicia el streaming desde el PC.
En la práctica, tendrás al menos dos accesos básicos: uno para “Desktop” (modo escritorio, que refleja la pantalla del PC) y otro para “Steam”, que abre el cliente de Valve directamente en Big Picture para navegar por tu biblioteca con el mando.
Ajustes clave de Moonlight: resolución, FPS, bitrate y códec
El verdadero potencial de Moonlight está en sus ajustes avanzados. Pulsando en el icono de la rueda dentada sobre el servidor o sobre cada juego puedes modificar parámetros precisos de vídeo, red, audio y control que marcan una diferencia enorme en la experiencia.
La resolución debe adaptarse al dispositivo donde juegas: en un móvil pequeño, 720p suele ser más que suficiente y ahorra mucho ancho de banda; en tablets y monitores el estándar suele ser 1080p o 1440p, y el 4K lo dejamos para cuando tengas red cableada muy decente y hardware a la altura.
La tasa de fotogramas es el segundo gran pilar. Para casi todo, 60 fps es el punto dulce, pero si tu tele o monitor y tu red lo soportan, puedes subir a 120 fps para juegos de conducción, acción rápida o shooters. Para aventuras, rol, estrategia o juegos más pausados, tampoco pasa nada por quedarse en 60 fps si lo demás va fino.
El bitrate define cuántos megabits por segundo se usan para el vídeo. A más bitrate, mejor calidad visual y menos compresión, pero mayor exigencia a la red. En Wi‑Fi 5 GHz, un rango de 40‑70 Mbps suele funcionar bien; por cable Ethernet puedes subir tranquilamente a 80‑120 Mbps en 1080p/1440p y hasta 100‑150 Mbps en 4K si tu router y tu red interna lo permiten.
Moonlight también te deja escoger el códec de vídeo, normalmente entre H.264 y HEVC. HEVC (H.265) comprime más y ofrece mejor calidad con el mismo bitrate, pero requiere que tanto la GPU del PC como el dispositivo Android tengan decodificación por hardware compatible. Si notas problemas raros, conviene probar a cambiar de códec.
Mandos, ViGEmBus y otros detalles para que todo responda bien
Para que la experiencia sea realmente “como en consola”, lo habitual es usar un mando de Xbox, PlayStation o similar conectado al dispositivo cliente por Bluetooth o cable. El truco está en que el PC lo reconozca como si estuviera enchufado directamente a él, y ahí entra en juego el driver adecuado.
En Windows, el componente clave se llama ViGEmBus. Es un driver que crea un mando virtual de Xbox 360/Xbox One en el sistema, y Sunshine/Moonlight traducen tus pulsaciones en Android a ese gamepad virtual. Se descarga, se instala, se reinicia el PC y listo.
Si no instalas ViGEmBus pueden aparecer varios síntomas molestos: vídeo perfecto pero mando que no hace nada, movimientos erráticos, juegos que no detectan el controlador o conflictos con otras herramientas tipo DS4Windows o BetterJoy. En muchos casos, reinstalar ViGEmBus y limpiar drivers conflictivos resuelve la mayoría de problemas de control.
También hay que tener en cuenta que algunos dispositivos Android interpretan los mandos de forma distinta. Conviene probar primero con un gamepad “típico” de Xbox, que suele ser el estándar de facto, y solo después ir a pads más exóticos como algunos 8BitDo o mandos con modo ratón integrado.
La red manda: Ethernet, Wi‑Fi, repetidores y PLC
Más allá de la app que uses, el factor que más condiciona la experiencia es la red. Mucha gente culpa a Steam Link o a Moonlight de los tirones y del lag, cuando el verdadero culpable es un Wi‑Fi saturado, un repetidor viejo, un PLC limitado o un router del operador que no da para tanto tráfico en tiempo real.
Lo ideal para streaming serio es tener el PC servidor conectado por cable Ethernet al router, sí o sí. Si además puedes conectar también el dispositivo Android (por ejemplo, un Chromecast con adaptador Ethernet o una Android TV con puerto de red), la diferencia respecto al Wi‑Fi suele ser muy evidente: más estabilidad, menos artefactos y menor latencia.
Si no te queda otra que usar Wi‑Fi, mejor siempre la banda de 5 GHz, acercar el punto de acceso al salón y evitar demasiados muros o interferencias. En esos casos compensa bajar la resolución a 1080p, limitar el bitrate a 40‑60 Mbps y activar el modo de baja latencia sólo si la conexión es estable.
Los repetidores y los PLC pueden ser un cuello de botella importante. Un PLC que en la práctica entrega 40 Mbps reales puede quedarse corto para un streaming a 1080p con buen bitrate, sobre todo si comparte tráfico con otras descargas, streaming 4K o videollamadas. Lo mismo pasa con repetidores viejos que se saturan al mínimo pico de uso.
Una prueba muy útil es montar un pequeño “laboratorio” aislado: conectar un router aparte y enganchar solo el PC y el aparato de streaming a ese router, por cable si es posible. Si en ese escenario todo va perfecto, sabes que el problema está en tu red doméstica (PLC, repetidor, router del operador), no en Steam Link ni en Moonlight.
Comparativa de latencia: Moonlight, Steam Link y conexión directa
La latencia es el campo de batalla donde más se nota la diferencia entre soluciones. Con buena configuración, Moonlight puede ofrecer tiempos de respuesta en torno a 80 ms totales, medidos con cámara lenta desde la pulsación del botón hasta la reacción en pantalla. En las mismas condiciones, Steam Link suele rondar los 120 ms.
Sobre el papel, ambas cifras son razonables para mucho tipo de juego, pero cuando comparas lado a lado se nota que Moonlight se siente un pelín más inmediato. En juegos exigentes la sensación de “casi nativo” es más fácil de conseguir con Sunshine + Moonlight, siempre que la red no haga cosas raras.
En el extremo opuesto está la conexión directa por HDMI 2.1 del PC a la tele. Ahí juegas sin compresión de vídeo, sin paso por red y con tecnologías como VRR y ALLM minimizando todavía más el retraso. Es la solución ideal para competitivo serio, pero claro, te ata físicamente al salón.
El streaming bien montado por Ethernet se queda muy cerca en sensaciones, pero siempre tendrá un plus de retardo por la codificación, el envío y la decodificación del vídeo. Para la enorme mayoría de jugadores y géneros, ese pequeño extra no es dramático, pero si compites a alto nivel, lo vas a notar sí o sí.
Jugar fuera de casa: datos móviles, IPv6, VPN y puertos
Una de las grandes diferencias prácticas entre Steam Link y Sunshine + Moonlight está en el juego remoto. Steam Link, en muchos casos, es capaz de funcionar fuera de casa con datos móviles sin que tengas que abrir puertos, montar VPNs ni pelearte con IPv4 público.
Con Moonlight/Sunshine el asunto es algo más técnico. Muchos usuarios en países donde los ISP no dan IPv4 público se han pegado con Tailscale, otras VPN y CG‑NAT para conseguir jugar desde fuera. Algunos han terminado tirando de IPv6 y servicios como Cloudflare para exponer el servidor Sunshine, con resultados muy buenos… siempre que se conecten desde redes Wi‑Fi y no desde datos móviles.
Para hacerlo de forma “limpia”, tienes dos caminos principales: usar una VPN tipo Tailscale o Zerotier que cree una red privada entre tus dispositivos (más segura, pero con algo más de latencia) o abrir puertos en el router hacia el PC que ejecuta Sunshine, apuntando a puertos como TCP 47984/47989 y varios UDP en la franja 47998‑48002.
Al abrir puertos a internet hay que ser especialmente cuidadoso: contraseñas robustas en Sunshine, sistema actualizado y, si es posible, limitar los accesos. Herramientas como canyouseeme.org te ayudan a comprobar si los puertos están realmente abiertos hacia la IP pública correcta.
En cualquier caso, el cuello de botella cuando juegas fuera suele ser la subida de tu conexión doméstica y la calidad de la red móvil o Wi‑Fi donde estés. Para juegos rápidos la cosa se complica, pero para títulos más relajados, aventuras o indie se puede jugar sorprendentemente bien.
Dispositivos ideales para usar Moonlight y Steam Link
Una vez tienes el servidor montado, llega la parte de elegir “cliente”. Y aquí hay bastante juego, porque casi cualquier cosa con Android o pantalla puede servirte si tiene decodificación de vídeo por hardware aceptable.
La Steam Deck es una de las opciones más populares como cliente de streaming. Aunque no es Android, Moonlight funciona genial en su sistema basado en Linux, la pantalla es cómoda, los controles están integrados y puedes usarla tanto en casa como fuera con buena Wi‑Fi. Para jugar al catálogo de tu PC grande es una delicia.
Las consolas portátiles Android tipo Retroid Pocket o similares también son candidatas perfectas. No tienen la potencia de una Deck, pero para recibir vídeo por streaming van sobradísimas y te permiten tener tu biblioteca de PC en un formato ultra portátil.
El combo más universal sigue siendo móvil o tablet Android más mando Bluetooth. Siempre llevas el teléfono encima, emparejas un pad de Xbox o PlayStation, abres Steam Link o Moonlight y en segundos estás dentro del juego. Para títulos de aventura, plataformas o rol es un gustazo poder jugar donde sea de casa.
Si te gusta cacharrear, una Raspberry Pi 4/5 o un mini PC con Linux conectado a la tele se pueden convertir en un cliente Moonlight dedicado: pequeño, silencioso y listo para encender y jugar. Añades un mando inalámbrico y básicamente tienes una “consola de streaming” doméstica.
Trucos avanzados para reducir al máximo la latencia en Sunshine + Moonlight
Si quieres que el streaming se acerque lo máximo posible a jugar en local, hay una serie de ajustes que conviene revisar en Sunshine, Moonlight y en tu propio sistema.
En Sunshine asegúrate siempre de usar codificación por hardware (NVENC en NVIDIA, AMF en AMD, QuickSync en Intel). Forzar codificación por software a costa de la CPU suele disparar la latencia y comerse recursos que necesita el juego.
Súbele prioridad al proceso de Sunshine en Windows, para que no se quede sin tiempo de CPU cuando el juego aprieta, y valora desactivar VSync en el servidor para rascar unos milisegundos extra de respuesta (eso sí, a costa de posible tearing si el monitor no tiene tecnologías adaptativas).
En Moonlight ve bajando resolución y bitrate hasta que desaparezcan los mensajes de “conexión lenta”. Lo ideal es encontrar el punto en el que la conexión vaya estable incluso con escenas rápidas y solo entonces, poco a poco, subir la calidad visual. Activar el modo baja latencia y reducir manualmente el tamaño del buffer ayuda mucho si tu red es estable.
Evita capas intermedias innecesarias si tu prioridad es el input lag: cuanto menos rebotes (VPNs, túneles extra, routers cascada) tenga el tráfico, mejor. Y, por supuesto, ten siempre los drivers de GPU y de red al día, porque las mejoras en codecs y estabilidad a veces son brutales de una versión a otra.
En el día a día, los problemas más habituales suelen tener arreglo: si Moonlight no ve el PC, revisa IPs y puertos; si ves tirones, toca bitrate y resolución; si el mando no responde, revisa ViGEmBus; si fuera de casa no conecta, comprueba que tu operador no te tenga detrás de CG‑NAT sin IPv4 pública.
Tanto Steam Link como Moonlight te permiten disfrutar de tus juegos de PC en Android con resultados muy serios: Steam Link gana por comodidad, integración con Steam y la posibilidad de jugar en remoto con datos móviles casi sin tocar nada, mientras que Moonlight (con Sunshine, Apollo o Artemis) se lleva el gato al agua cuando buscas la mejor calidad de imagen, la menor latencia y la máxima flexibilidad en dispositivos y configuraciones de red; lo bueno es que, entendiendo cuatro conceptos básicos de red, codecs y mandos, puedes elegir la herramienta que más se adapta a tu forma de jugar y olvidarte de estar pegado al escritorio.
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