Noticia Sueños eróticos, Omni-Man depresivo, despidos a la carta y una pausa eterna en el último segundo de Dispatch

Sueños eróticos, Omni-Man depresivo, despidos a la carta y una pausa eterna en el último segundo de Dispatch


ALERTA SPOILERS: este post contiene detalles clave sobre la trama de los capítulos 3 y 4 de Dispatch.

A veces tengo dudas acerca de si Robert Robertson es el tipo más desgraciado o afortunado sobre la faz de la Tierra. Tras haber dilapidado su fortuna en mantener su armadura de Mecha Man, el destino dictaminaría que debería quedarse tirado en el paro, pero resulta que se ha convertido en todo un mentor de antiguos villanos. Lo preocupante es que son más insoportables que una clase de críos de 2º de la ESO.


Para más inri, los dilemas sentimentales ni siquieran le dejan a él (y en consecuencia a mí), en paz. Chica Centella lo ha dejado con Fenómeno, lo cual es una invitación directa sin peajes hacia una cita con ella, no sin antes arreglar el desaguisado que monta el Equipo Z. El problema no es que sean una pandilla de inútiles, es que parece que ni siquiera se lleven bien entre ellos. Coupé logra vacilar de lo lindo a Sonar esposándolo en el gimnasio, porque resulta que el murciélago tiene las hormonas alteradas.



Más allá de que la asesina silenciosa también tiene un gusto por tocar las narices, todo comienza a ir mal en el primer servicio. Semejante hatajo de capullos no tienen ningún tipo de respeto por el orden, la convivencia y los beneficios de trabajar juntos, por lo que ni siquiera yo puedo evitar que la fastidien a cada llamada que recibo en la centralita. ¿A qué se debe el caos? Resulta que Chica Centella quiere largar a alguien cuanto antes, por lo que el villano que termine en la última posición de la clasificación del rendimiento, tiene cita con el INEM.


Estupendo, Chica Centella, dilo en voz alta para que comiencen a ponerse la zancadilla los unos a los otros y eso repercuta en mi desempeño. Invisiva haciendo que tropiece Malévola mientras intenta dar caza a Fulminante es el colmo de la estupidez, por lo que toca convocar una reunión. Dado que Gólem tiene la sensibilidad espacial de una roca, me tira al suelo nada más entrar en la sala, así que toca imponer respeto.


Ningún docente ni coach recomendaría la técnica de lanzar una silla contra uno de los asistentes, pero dado que la masa que compone el cuerpo de Gólem es prácticamente inerte, tampoco hay que preocuparse. Un movimiento que permite que todos cierren el pico y se dé paso a las hostilidades verbales, porque si llegan a ser las físicas Robert no duraba ni un telediario. Y eso es precisamente lo que me gusta de él, porque es mordaz como pocos usando la lengua (lo cual tendrá doble sentido más adelante).


Está bien que Dispatch no se detenga en cada respuesta de Robert para hacerme escoger lo que dice, porque el tipo sabe muy bien cómo hacer herir a Prisma, Flambae y a todo el personal que se le ponga delante. Lo mismo sucede en el ámbito completamente opuesto, pues conoce las herramientas con las que tratar con empatía y cariño a otra persona. Así pues, me decido a darle una charla motivadora a los pazguatos que tengo delante, lo que resulta en un segundo servicio infinitamente más competente.


Una vez más, quiero reivindicar el apartado de estrategia con toques RPG que tiene Dispatch, incluso sus minijuegos de hackeo. Es sorprendente cómo Ad Hoc Studio ha conseguido sacarle provecho a un tramo que, a priori, debería ser el más aburrido, pero realmente te permite mantenerte en tensión para hacerlo lo mejor posible. De hecho, desbloquear los poderes del Equipo Z y descubrir las sinergias entre ellos resulta divertido, pero Invisiva no se lo pasa bien. La muchacha cree que está destinada a ser una villana, por lo que toca animarla con un buen puñado de buenas palabras. Lo mejor es que desemboca en su impulso definitivo para acabar con Fulminante de una vez por todas, aunque toca una decisión un tanto compleja.


Dispatch



Todos lo han hecho muy bien, a excepción de Sonar y Coupé, por lo que Chica Centella nos obliga a elegir. No tardo demasiado en valorar las habilidades de Coupé, pues no solo es veloz y sigilosa, sino que se rió en la cara de un Sonar que no destaca especialmente en nada. Por si fuera poco, se transforma en un enorme murciélago cada vez que regresa de una misión, así que se va a la calle. No, no me intimida para nada que me amenace con represalias (que alguien me ayude).

Incendio en RRHH​


Royd me cae bien. No se mete conmigo, me choca el puño, me ayuda con la armadura de Mecha Man y siempre tiene una sonrisa en la cara frente a cualquier problema. Un empleado de manual para RES, a diferencia de lo que son Chapoteín y Fenómeno en estos momentos, dos disfuncionales de cuidado. El primero es el típico pringado que se comió más collejas de las que debería en el colegio, mientras que el segundo es una suerte de Omni-Man con divergencias emocionales, lo cual es una bomba de relojería teniendo en cuenta sus poderes. Un contexto emocionante para elegir cuál de ellos dos se va a unir al Equipo Z (gracias por nada, Chica Centella).

Evidentemente, a Fenómeno le intento animar en el aparcamiento sin mencionarle por un momento que me besé con su exnovia, por lo cual él me regala una lluvia de cristales de parabrisas en todo el pecho. Un alienígena dudando en proteger la Tierra o jugando con la idea de absorber el Sol para hacer estallar todo el Sistema Solar es una responsabilidad que no quiero asumir bajo ningún concepto, pero es que las piedras en el camino no se detienen ahí. A Invisiva le he caído en gracia, más que eso, hasta el punto de que ha tenido sueños eróticos con Robert y está decidida a mostrar todo el interés sexual del mundo.


Robert es más listo que el hambre y tiene claro que le caería un puro por parte de Recursos Humanos si se deja tentar, por lo que simplemente se deja llevar sin pisar el charco. El charco que sí piso con fuerza es el defender a Chapoteín, porque no pienso consentir que nadie se ría de él, especialmente un bravucón con ínfulas como Flambae. Lo recluto para el Equipo Z y, aunque es más inútil que un semáforo en GTA, confío en que pueda sacar a relucir algún talento oculto; más le vale, porque sino estaré de patitas en la calle.


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El segundo turno del día, para mi desgracia, es totalmente calamitoso. Tengo la dichosa manía de intentar rellenar todos los huecos que una misión ofrece, por lo que me quedo sin efectivos cuando las llamadas se acumulan. Los descansos y las heridas lo complican todo, así como mis errores en el hackeo con los que no contaba para nada. Un desastre total que me hace pensar que lo mejor será irse para casa y esperar hasta el capítulo 5 de Dispatch, pero aquí llega la decisión más complicada hasta el momento.


Invisiva está en el cine, sola, esperando compañía y no tiene ningún inconveniente en tentar a Robert con la idea de acudir a su encuentro. Por otro lado, Chica Centella le invita a cenar tras una recaudación de fondos que no le entusiasmaba y aquí elijo con facilidad. Invisiva es la segunda partida de Dispatch, esa en la que no haces lo correcto, sino lo atrevido y hasta divertido, por lo que debo comprometerme con la persona que realmente parece tener un futuro.


Chica Centella me espera y, de repente, revela que el collar que lleva es el disfraz que esconde su verdadera apariencia. Durante unos segundos de puro pánico, contemplo cómo comienza a elevarse y a brillar con tanta fuerza que me recuerda a cuando Fiona se queda en su forma de ogro al final de Shrek. Las alarmas comienzan a saltar en mi cabeza pensando que la superheroína va a perder toda su belleza, pero nada más lejos de la realidad. Apenas es cinco centímetros más baja y morena, aunque eso le provoca bastante vergüenza.


Dispatch



Ahora sí, Dispatch me obliga a escoger entre dos comentarios entre pasajeros y críticos o lanzarme al vacío de besarla. Pauso la partida y reflexiono sobre todas las posibilidades, considero todas las conversaciones previas, analizo las interacciones previas y reviso una vez más las contestaciones posibles. Me decido por besarla porque aquí hemos venido a jugar y descubro con entusiasmo que ella también, por lo que nos fundimos en un beso que conlleva una preciosa cita.


Ojalá este fuese el final de la historia, pero apenas hemos llegado hasta la mitad, por lo que las curvas que se avecinan seguro que ponen a prueba los cimientos de una relación que acaba de nacer. No sé qué te va a deparar esta semana Robert, pero ten por seguro que estaré a tu lado para ayudarte.


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La noticia Sueños eróticos, Omni-Man depresivo, despidos a la carta y una pausa eterna en el último segundo de Dispatch fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .

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