Taylor Swift considera que los tres meses de prueba que ofrece Apple Music son una maniobra sorprendente, decepcionante y totalmente diferente a lo que ha hecho a Apple una empresa históricamente progresista y generosa.
'To Apple, Love Taylor'. Así ha titulado Taylor Swift su carta abierta a Apple explicando los motivos que le han hecho no publicar su álbum de estudio '1989' en el servicio de streaming musical Apple Music.
Para la cantautora estadounidense, pese al profundo respeto que tiene por Apple como compañero a la hora de vender su música y como compañía repleta de mentes brillantes que han creado un legado de innovación, la prueba gratuita de tres meses que ofrece Apple Music a todos sus usuarios
es una maniobra sorprendente, decepcionante y totalmente diferente a lo que ha hecho a Apple una empresa históricamente progresista y generosa
'1989' Álbum de estudio de Taylor Swift.
Declaraciones que Taylor pretende, en su carta abierta, sean la voz de toda la industria de la música: "Esto no es sobre mí. Agradecidamente estoy en mi quinto álbum y puedo mantenerme a mí misma, a mi banda y a todo el equipo gracias a las actuaciones en directo", citando a los que según su punto de vista la maniobra de Apple castigará más duramente: los artistas y bandas que acaban de lanzar su primer álbum o single y no serán pagados por su éxito y los productores que trabajan sin descanso para innovar y crear. Para Taylor es injusto que los artistas y productores no cobren tres meses de reproducciones de lo que es su trabajo. Sus canciones.
Tomando partido como líder de la industria y siendo la voz de los artistas que no la tienen Taylor señaló que no son las quejas de un niño petulante. Es el sentir de cada artista, compositor y productor de sus círculos sociales que temen hablar públicamente por la profunda admiración y respeto que tienen a Apple.
Simplemente, no respetamos esta decisión en particular.
Aclara el gran progreso que, a su juicio, está realizando Apple con un servicio en streaming de música sin posibilidad de uso on demand gratuito. Algo por lo que la cantautora ya luchó en el pasado frente a Spotify. Pero finaliza su carta recalcando que el problema es que Apple no pague a los artistas mientras ofrece el servicio gratis, ya que es una empresa con la capacidad económica de hacerlo.
Apple y los números
Taylor Swift ve el acuerdo de una forma, y Apple seguramente lo vea de otra. En esos tres meses gratuitos el usuario podrá crear lazos con el servicio y ser un consumidor fiel en el futuro, es una maniobra ambiciosa ya que los periodos habituales son de 30 días. El problema es que habrá millones de usuarios escuchando las canciones de sus artistas completamente gratis: Apple no ganará dinero pese a realizar gastos en el servicio, aplicación, etc. ni los artistas pese a ser dueños de sus canciones. Es una inversión que supuestamente debería beneficiar tanto a Apple como a los músicos (a más usuarios haya en el servicio, mayores serán sus ingresos), algo en lo que Taylor Swift discrepa.
Tim Cook y Eddy Cue en la pasada presentación de Apple Music.
Según Robert Kondrk, el ejecutivo de la marca que negocia los acuerdos con las firmas de la música: Apple pagará a los propietarios de los derechos musicales un 71.5 por ciento de los ingresos por suscripción. Fuera de USA, esta cifra fluctuará, pero tendrá una media aproximada del 73% acorde a sus palabras en una entrevista por Re/Code.
Números acordes a lo que podemos encontrar en el panorama de servicios de streaming musical por suscripción de pago en la actualidad. El problema fue, y es, los tres meses de prueba gratuita. Fue uno de los grandes escollos en las negociaciones entre Apple y la industria musical. Según Kondrk, los porcentajes son sensiblemente más altos que el estándar en la industria, a modo de compensación por el largo periodo de prueba.
Un buen acuerdo es el que beneficia a ambos. Para Taylor Swift no es lo suficientemente bueno y Apple debería cuidar más a los artistas. Su carta pública es valiente y ambiciosa, pero su argumento radica en el poder adquisitivo de la empresa y no en qué ofrecen ambas partes o cómo les beneficiará, o perjudicará, a ambos en el futuro.
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