Todos hemos oido historias de terror con iPhones que han intentado reparar amigos, conocidos, o "colegas" del barrio. Parece que liberar un iPhone de su operador es una operación que tiene que ser realizada en alguna trastienda oscura donde las garantías de éxito (o de las piezas) se limitan al jabón con el que se lavan las manos. Sin embargo, otro tipo de empresas empiezan a surgir que ofrecen servicios profesionales, atención postventa y, especialmente, responsabilidad si algo sale mal.





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