Noticia Un Apple Watch en pareja

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¿Cómo encaja el dispositivo más personal de Apple en el aspecto más personal de tu vida?


Alguna vez mi padre me ha hablado de cómo, en “su época”, hablar con la chica que te gustaba era toda una odisea (sobre todo si eras un adolescente recién estrenado). “Por aquel entonces no había ni móviles ni ordenadores, por lo que o escribías una carta o hablabas al salir de clase o te tocaba llamar a su casa y rezar para que fuese ella quien lo cogiese. Porque si lo cogían sus padres te tocaba inventarte una excusa creíble para salir del paso”. Yo crecí en la época del Messenger y Tuenti, por lo que para mí, las cosas fueron mucho más sencillas. Solo había que esperar a que te dejasen el ordenador y esperar a que el otro se conectase si querías mantener una conversación o directamente mandar un par de mensajes privados. Eso sí, te tenías que acordar de cerrar sesión cuando terminases, no fuese a ser que “alguien te cotillease”.

Eso ya hacía que hablar con tu pareja (o la chica que te gustaba) fuese bastante fácil, pero la llegada de los smartphones hizo que todo fuese instantáneo. Ya no hace falta que esperes a poder coger el ordenador o encontrar una zona WiFi donde conectar el portátil si estabas de vacaciones. Con aplicaciones como WhatsApp, Telegram, Facebook Messenger o iMessage puedes hablar durante horas sin importar donde estés. Solo necesitas cobertura y una tarifa de datos.

Ahora llega Apple con un dispositivo que va un paso más allá: El Apple Watch. Un gadget tan personal que lo llevamos todo el día pegado a nuestra piel. Teniendo en cuenta que uno de sus dos botones está dedicado casi de manera exclusiva a la comunicación, es fácil preguntarse si en el día a día consigue aportar lo suficiente como para suponer una mejora sustancial en la forma en la que nos comunicamos. No son pocas las dudas que genera: ¿consigue que te sientas más cerca de la gente que te importa? ¿Hace más fácil estar en contacto a lo largo del día? ¿Aporta algo?

Aunque no creo que pueda dar ninguna respuesta categórica, mi novia y yo hemos estado usando un Apple Watch en nuestro día a día durante los últimos tres meses y me ha dejado un gran sabor de boca.

“Oye Siri, envía un mensaje a mi novia…”


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Después de varios meses con el reloj en la muñeca aún hay algún detalle del apartado de comunicación de watchOS que no me termina de gustar. A diferencia de lo que he escuchado de muchos usuarios del Apple Watch, para mí el botón dedicado a la comunicación tiene todo el sentido del mundo, sin embargo la forma en la que se ha diseñado tiene algunas inconsistencias. Por una parte el diseño en forma de rueda y la posibilidad de crear grupos es perfecto, pero por el otro no tiene ningún sentido que podamos enviar un mensaje pero no podamos ver la conversación. Entiendo que para eso está la app de Mensajes y que si te llega uno nuevo puedes verlo y responderlo desde la propia notificación, pero hay veces en las que veo un mensaje (se marca como leído) y no voy a contestar hasta más tarde. En ese espacio de tiempo es muy seguro que se me olvide cuál era la pregunta, por lo que carece de sentido tener un botón dedicado a comunicarte donde no puedes ver los mensajes anteriores.

La mayor sorpresa de todas ha sido Siri. Cuando llegó de la mano del iPhone 4s me pareció genial, pero acabó siendo una de esas cosas que usas para enseñársela a tus amigos el primer día y nunca más vuelves a usar. Hasta ahora. No se si será cosa de no haberlo usado en todos estos años o si ha mejorado sustancialmente con la llegada del Watch, pero la última versión de Siri funciona a la perfección. No solo se han reducido de forma considerable los tiempos de respuesta, si no que además entiende a perfectamente el castellano. De hecho funciona tan bien que ya ni siquiera necesito sacar el iPhone del bolsillo cuando quiero dar respuestas largas y complejas. Hasta lo hace bien cuando mezclo palabras en inglés o poco corrientes.

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Anna Hoychuk / Shutterstock.com


También me han gustado mucho las respuestas predictivas y por omisión. Algo que en iOS nunca he terminado de usar en el reloj son realmente prácticas. Si estoy en algún lugar donde no puedo hablar o donde dictarle a Siri sería un poco raro estas respuestas automáticas vienen al rescate. En castellano todavía no se adaptan tan bien al contexto como en inglés, pero funciona bastante bien. En algunas de las respuestas por omisión he acabado poniendo algunos Kaomojis como ¯\_(ツ)_/¯, o (╯°□°)╯︵ ┻━┻, lo que junto a los emojis animados suponen una de las formas más rápidas y eficaces de responder. Por no hablar de que dan mucho juego.

En cuanto a los “taps”, dibujos y latidos no voy a negar que en la Keynote me parecieron una tontería (de esas que usas el primer día y luego lo olvidas), pero el día a día me ha demostrado que me equivoco. No es que los usemos para comunicarnos, pero (por muy ñoño que suene) sentir el latido de la persona que quieres es una sensación increíble. También dan mucho juego y son especialmente divertidos, si los usar para crear frases. Mi novia se pasó el juego el día que se le ocurrió el “Mi corazón palpita como una patata frita”.

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Una de las funciones que esperaba en el reloj, y que aún no he terminado de hacer funcionar, es avisar a mi novia de cuánto voy a tardar en llegar según mi posición. Primero probé a crear un flujo de trabajo en Workflow, pero debido a un bug se realiza todo el proceso a la perfección (incluidos los cálculos) pero nunca llega a enviarse el mensaje por que la app de Mensajes se cierra. También he probado a usar el asistente de conducción ETA, pero en el reloj de momento no tiene la opción de enviar mensajes. Así que hasta que encuentre algo más automatizado o lo miro en ETA y dicto el mensaje a Siri, o uso el flujo de trabajo que he mencionado antes desde el centro de notificaciones en el iPhone, donde funciona sin problemas.

Lo importante primero


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Denys Prykhodov / Shutterstock.com


Si me tuviera que quedar con una sola cosa de todo lo que aporta el reloj esas son las notificaciones. Soy una persona a la que los ruidos de las notificaciones (sobre todo si son repetitivos) le molestan en exceso, por lo que siempre suelo tener el móvil en silencio y sin vibración. Cuando estoy en casa no hay mayor problema, por que tengo el móvil encima de la mesa, pero cuando voy por la calle acababa mirando el móvil cada pocos minutos para ver si había llegado algo. Y si por algún casual me acordaba de poner el sonido, seguía sacando el móvil cada poco por si acaso se me había pasado algo. Una mala dinámica sin duda alguna.

Estos meses he estado aplicando el consejo de Lacort, que junto a la forma en la que el Apple Watch avisa de las notificaciones ha hecho que me libere del iPhone. Ahora mismo sólo las llamadas, mensajes y algunas notificaciones muy especiales (correos VIPs, menciones de Slack…) llegan a la muñeca y el resto no pasan del iPhone, donde ni siquiera hacen ruido. Puede que a muchos el reloj les pueda parecer una nueva atadura al mundo digital, pero a mi me ha liberado. Ahora estoy seguro de que si mi novia, o un amigo, me escribe lo voy a saber al instante así que no tengo que preocuparme.

Más cerca



Ya han pasado tres meses desde que ambos tenemos un Apple Watch en la muñeca y la sensación que me queda no solo es la de que estoy siempre disponible cuando mi novia me necesita, también siento que la comunicación es más cercana. Desde luego que no es lo mismo que estar cara a cara, o siquiera a hacer una videollamada, pero los latidos y “taps” sí que son mucho más cercanos que un simple mensaje o un emoji.

Pero no sólo se siente más cercano por la forma, sino también por los momentos. Es tan fácil enviar un mensaje desde el reloj que en cualquier momento puedes conectar con la otra persona. Desde un mero "he estado pensando en ti" en forma de latidos hasta algo más elaborado gracias a Siri. Todo desde la muñeca y sin tener que sacar el móvil del bolsillo o rebuscar por la habitación. Pero sobre todo, sabiendo que la otra persona lo va a sentir (recibir) al instante.

Puede que no sea para todos, e incluso que sea demasiado sentimental, pero si algo consigue que me sienta más cerca de la gente que me importa, se tiene ganado el hueco.

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