Noticia Un día en la historia: cuando fue descubierta la “garra” de Isaac Newton

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Tanquam ex ungue leonem


La ciencia es fascinante y su propia historia también lo es. Existen grandes eventos y momentos que revolucionaron la ciencia por completo y, a decir verdad, a la humanidad. También hay momentos célebres que marcaron y demostraron la capacidad de los grandes científicos. Uno de estos es el siguiente episodio donde Newton y su ingenio son los protagonistas.

Todo comenzó en 1696, cuando el matemático Johann Bernoulli propuso un desafío a los miembros de la Royal Society. Este consistía en dos problemas matemáticos muy difíciles. El premio era un libro de su biblioteca personal muy preciado por sus colegas. Por la complejidad del desafío dio un plazo de seis meses para resolver ambos problemas.

Se sabe que los participantes del desafío fueron:

  • Gottfried Leibniz, matemático, filósofo, coinventor, junto con Newton, del cálculo infinitesimal;
  • Edmund Halley, matemático, físico y astrónomo, conocido por el cálculo de la órbita del cometa Halley;
  • Robert Hooke, descubridor de la célula, matemático y biólogo;
  • El Marqués de L´Hôpital, célebre matemático y autor del primer libro sobre cálculo diferencial;
  • Christopher Wren, astrónomo, arquitecto e ingeniero;
  • David Gregory, notable astrónomo escocés;
  • Christiaan Huygens, matemático, físico y astrónomo;
  • Ehrenfried Walther von Tschirnhaus, matemático alemán;
  • Pierre Varignon, matemático francés.

Participaron muchos otros personajes importantes intelectuales de la época. Sin embargo, luego del periodo establecido para la solución de los problemas solo Leibniz había resulto uno de los desafíos. Por este motivo, Bernoulli otorgó otros seis meses, pero al término de este segundo plazo uno de los problemas seguía sin solución y nadie pudo mejorar el trabajo de Leibniz del otro problema.

Los problemas y el león.


Fue el mismo Leibniz que propuso a Bernoulli que se invitara a Newton al desafío. Halley fue comisionado para presentarle los problemas a Newton, pues ambos eran muy amigos. El 29 de enero de 1697 Halley visitó a Newton en su casa, le contó la situación y le entregó la carta de Bernoulli con los dos problemas a resolver. Newton dijo que los vería más tarde.

La sorpresa fue muy grande cuando al día siguiente, muy temprano por la mañana, Newton envió las soluciones en una carta pero sin firma alguna. La historia cuenta que Bernoulli, al ver los problemas resueltos y, más que nada, la forma elegante y suprema de las soluciones dijo: "Es Newton". El ser cuestionado por la seguridad de su afirmación exclamó: Tanquam ex ungue leonem ("Porque reconozco las garras del león" o "Por sus garras se conoce al león"). Esta locución latina está íntimamente relacionada con esta historia de Newton y los desafíos de Bernoulli.

El primer problema consistía en determinar la branquistócrona o curva del descenso más rápido. Mientras que el segundo era encontrar una curva tal que si se traza una línea desde un punto dado O —que corte a la curva en P y en Q— entonces OP´ + OQ´ sea constante. Para este, Newton descubrió la ecuación diferencial de la cicloide para resolverlo.

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El primer problema consistía en determinar la Determinar la braquistócrona.

El estilo único de Newton y su genialidad estaban plasmados en las soluciones que el genio dio a los problemas y que los participantes del desafío, importantes científicos, no habían podido solucionar en un año. Se dice que Newton terminó los problemas a las cuatro de la madrugada, es decir que le tomó solo 10 horas resolverlos.

No fue la primera vez que Newton sorprendió a todos con sus magníficas soluciones y por su enorme intelecto. Después de todo se trata del genio entre los genios. Ese hombre que Isaac Asimov describió como "el científico más importante" porque: "Sin él, el mundo que conocemos no hubiese existido nunca".

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