En serio.
Apenas se acaba de presentar el HTC One A9 y ya hemos podido probar el terminal de forma breve. No ha dado tiempo a convertirlo en una prueba a fondo ni muchísimo menos, ni siquiera a probar ciertos aspectos del teléfono, pero nos hemos podido hacer una idea un poco mejor de por dónde va.
El eslabón perdido
De un tiempo a esta parte, los smartphones de gama baja-media se han reforzado tanto que han borrado del mapa a la gama media. La línea de los 200 dólares, aproximadamente, alcanzó un nuevo nivel con los Moto G y compañía. El paso natural, al alza, es ir directamente a los premium. Entre ambos, un vacío incómodo, un eslabón perdido: demasiado caro para la gama baja, demasiado pobre para la gama alta, falto de argumentos para convencer a las masas.
La propia HTC terminó renunciando a la gama media, Samsung se enfocó en gama alta y diversificación de precios hacia abajo, Sony intentó empujar hacia abajo sus gama media, Nokia / Microsoft confirmaron esta tendencia: el Lumia 830, el mejor ejemplo de esa tierra de nadie, duró menos de un año en el mercado. Los de la serie 500 y 600 aguantaron mucho mejor. El One A9 encaja en este hueco venido a menos. Aunque su precio en Europa no ha sido confirmado, en Estados Unidos estará en torno a los 400 dólares.
En la mano
Cuando se tiene delante, el One A9 llama la atención por los siguientes aspectos:
Su cuerpo. Muy ligero, bastante delgado, buenas sensaciones, aunque se nota que su aluminio no está a precio de lujo. En consonancia con su precio de venta, por otra parte.
El cristal frontal. Exageradamente glossy, si te gusta este tipo de acabados, en negro piano, el frontal es una delicia.
- La manía de poner el logo delante. Como tantas otras marcas, HTC antepone tener su logo en el frontal a cuidar al máximo el diseño. En otras situaciones se resuelve bastante bien, pero con el A9, ha ocurrido lo esperable: el logo se come un trozo del frontal que podría haberse aprovechado para reducir marco.
- ¿Por qué nada está centrado? En el borde inferior tenemos el puerto jack de 3.5 mm, el microUSB y los orificios del altavoz y el micrófono. Cuatro elementos, cuatro ejes distintos. Ninguno está centrado ni horizontal ni verticalmente. Quizás no te parezca mal, quizás no le des importancia a esto, pero en un teléfono que no es una baratija, uno espera que se cuide un poco más este aspecto.
- Los botones. Por fin tienen algo más de relieve, una textura rugosa para identificar el de desbloqueo, y una colocación óptima.
- Colores, diseño, acabados. La inspiración, siendo benévolos, en el iPhone 6 es más que evidente. Más allá de eso, el resultado es bueno a la vista y al tacto (con la obvia diferencia en precios).
- El eterno problema del frontal blanco. Sensores de innegociable negro sobre fondo blanco. El resultado siempre es peor que negro sobre negro, y aún no se le ha encontrado una solución aceptable.
Al final, una de las cosas más importantes es si la experiencia de un terminal en la mano es satisfactoria o no. Eso exagera o neutraliza las bondades y los defectos de un producto. Pese a sus pegas, el One A9 es agradable, y la construcción de su cuerpo, especialmente en el cristal frontal, lo hace bastante mejor de lo que puede interpretarse en el papel. En breve, la reseña completa.
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