Todavía recuerdo cuando estaba en clase de Marketing y Publicidad y nos tocó analizar el anuncio "1984" del Mac. Para todo un fanboy como yo, fue un momento de subidón. Este spot es considerado uno de los mejores de la historia, pero ganarse esa fama no fue tan fácil. Y es que, en la época de los 80, Apple no atravesaba su mejor momento. De hecho, tan solo un año después, en 1985, Steve Jobs sería despedido de la propia empresa que fundó.
Pero volvamos al anuncio. Una mujer lanzando un martillo frente a una gran pantalla. ¿Te suena, verdad? Fue tan revolucionario que los propios directivos de la empresa querían enterrarlo. Tan arriesgado que la agencia de publicidad que lo creó tuvo que jugársela para emitirlo.
El anuncio de 1984 se emitió en la Nochevieja de 1983
Sí, toda una paradoja. Mientras la mayoría de la gente recuerda el famoso spot de Apple "1984" por su emisión en la Super Bowl, pocos saben que su verdadero debut fue mucho más discreto. El 31 de diciembre de 1983, en una pequeña cadena local de Idaho, se emitió por primera vez para que nadie lo viese. Todo empezó cuando Art Linkletter, accionista de Apple y propietario de una pequeña estación de televisión en Idaho, recibió una misteriosa cinta de video. Lo que tenía entre manos era una obra maestra que cambiaría la publicidad para siempre.
La agencia Chiat/Day, responsable de la creación del anuncio, se encontró con un problema: los ejecutivos de Apple odiaban el spot. Lo consideraban demasiado poco convencional, alejado de lo que debería ser un anuncio de ordenadores. La junta directiva estaba asustada por las pésimas reacciones de los distribuidores, tanto que pidió cancelar los espacios publicitarios de la Super Bowl.
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Llegado ese punto, la agencia mintió descaradamente: les dijo que era demasiado tarde para cancelarlos. Y la solución fue astuta. Lo emitieron en la pequeña cadena local de Idaho para que pudiera optar a los premios publicitarios de 1983. La jugada salió redonda: el anuncio empezó a generar interés incluso desde esa primera y discreta emisión. Para cuando llegó el momento de la Super Bowl, la agencia ya tenía argumentos sólidos para defender su emisión a gran escala. Los directivos de Apple, aunque seguían escépticos, ya no podían dar marcha atrás.
El anuncio triunfó gracias a Ridley Scott y cambió para siempre el concepto de publicidad
El anuncio, dirigido por Ridley Scott (sí, el mismo de Alien, Gladiator o Napoleón), costó la entonces astronómica cifra de 900.000 dólares. Ridley Scott, que venía de dirigir Blade Runner, aportó su característica visión distópica. De 60 segundos de duración, era una obra de arte visual que rompía con todo lo establecido. No mostraba el producto. No tenía un jingle pegadizo. No utilizaba humor. En su lugar, presentaba una distopía orwelliana en la que una heroína atlética, perseguida por la policía del pensamiento, lanzaba un martillo contra una pantalla gigante donde un "Gran Hermano" adoctrinaba a masas de humanos robotizados.
El director utilizó auténticos skinheads como extras para las escenas de masas y vistió a la protagonista con shorts rojos y una camiseta blanca con un dibujo del Macintosh, en un contraste deliberado con los grises monótonos del resto del escenario. La música, los efectos de sonido y el montaje creaban una tensión dramática más propia de una película de Hollywood que de un anuncio de ordenadores.
La elección de la protagonista tampoco fue al azar. Anya Major, una lanzadora de disco profesional, fue la única que pudo realizar la escena del martillo de forma convincente. Todas las demás actrices que probaron acababan mareadas por las vueltas que requería la escena. Anya, con sus shorts rojos y su camiseta con el dibujo del Macintosh, se convirtió en el símbolo perfecto de la rebeldía contra el sistema que Apple quería representar.
Lo que mucha gente no sabe es que, a pesar de ser considerado uno de los mejores anuncios de la historia, el Macintosh original fue inicialmente un fracaso comercial. Tan malo fue su rendimiento que Steve Jobs acabaría abandonando Apple un año después. El anuncio era brillante, pero el producto aún no estaba preparado para conquistar el mercado empresarial al que apuntaba.
Cuarenta años después, "1984" sigue siendo estudiado en las escuelas de publicidad. Transformó la Super Bowl en el evento publicitario que es hoy, donde los anuncios son tan importantes como el partido. Y, sobre todo, ayudó a crear la imagen de Apple como la empresa que desafiaba el status quo, una imagen que mantiene hasta hoy.
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La noticia Uno de los mejores anuncios de la historia se emitió en una cadena local para que nadie lo viera. A los directivos de Apple no les gustaba, pero la agencia se la jugó en Nochevieja fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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