El fabricante pekinés sufre un parón en su ascenso en ventas de smartphones, quedando lejos de sus expectativas para 2015, esperando que puedan retomar el ritmo en 2016.
Mientras llega el Xiaomi Mi 5, se confirma que 2015 no ha sido lo que se esperaba de Xiaomi. Empezaba el año fuerte, comentábamos como Xiaomi había pasado a ser una referencia en el mercado, y como aspiraba a ser algo más que un fabricante de smartphones. La propia compañía Pekinesa revisó pronto sus planes para 100 millones de smartphones vendidos durante 2015 a la baja, quedándose en unos aparentemente avenibles 80 millones de terminales. Tras acabar el año, la cifra ha quedado "por encima de 70 millones", según la propia compañía.
La cifra no deja de ser impresionante. Xiaomi ha conseguido muy buenas solamente operando en un puñado de países, todos con rentas medias y bajas. Tras ver retrasados sus planes de expansión, acabó llegando a México recientemente y que llegarán pronto a otros países que aparecían en los planes iniciales de expansión internacional. Similarmente ha habido retraso en más países, lo que, junto el imparable ascenso de Huawei dentro de China ha conseguido cortar las alas en parte a sus compatriotas del norte. Su expansión para producir smartphones en Brasil o India también está viéndose retrasada por el estado de la economía actual y la burocracia respectivamente.
Recientemente desde Pekín han sufrido presión de sus inversores, que la han convertido en la segunda compañía tecnológica con la valoración privada más alta, solo detrás de Uber. Los inversores quieren resultados y los quieren ya. Muchos quizá hayan esperado que el ritmo de crecimiento sea más explosivo, otros lo quieren que se haga irresistible para que sea adquirido por otro gran jugador del mercado de smartphones de origen coreano.
Los motivos son varios, Xiaomi ha pasado 2015 más preocupado por los lanzamientos de versiones del Mi 4 en China e India, y preparando su expansión a la India, y con más smartphones en el rango medio y bajo de precios como el Redmi Note 3.
Pero seguramente el principal motivo se debe al comportamiento de su mercado original, el retraso del Mi 5 a febrero de 2016 ha quitado ventas que Xiaomi habría asignado inicialmente en 2015. Xiaomi ha esperado por el Snapdragon 820 dentro de su smartphone insignia, y es cierto que se habían quedado sin alternativas propias. El chip es impresionante, pero ha generado retrasos a muchos fabricantes que no tienen alternativas propias, algunos han optado por salir al mercado con el maltrecho Snapdragon 810, pero la verdadera solución para Xiaomi debería haber sido diseñar sus propios chips, y al no tener la capacidad para hacerlo, sufre las consecuencias.
Xiaomi sigue sin querer optar por una estrategia de ventas a través de operadoras, que podría dar un interesante plus de ventas a medida que el mercado chino relaja su crecimiento. El desembarco a Estados Unidos y Europa acabará llegando, pero no parece tener mucha prisa, y hace bien, sus problemas son otros de momento.
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