¿Podría Volkswagen lavar su imagen, tras el escándalo con los motores diésel, abandonando esta tecnología e introduciendo a los coches híbridos enchufables como la alternativa?
¿Cómo puede Volkswagen lavar su imagen tras este tremendo caso de engaño en masa a todo tipo de organizaciones? Ayer conocimos que en Volkswagen América eran conscientes del engaño mucho antes de lo que pensábamos y por ello, entre otros motivos, han decidido dejar de vender motores diésel en este mercado al no renovar la licencia para 2016, un movimiento arriesgado que tengo que aplaudir.
En mi opinión Volkswagen tiene que tomar una decisión muy importante en los próximos meses y que es posible que condicione el futuro de la compañía: ¿seguimos vendiendo vehículos diésel o damos un giro en nuestro plan de negocio hacia los vehículos híbridos y eléctricos?
Hace pocos años Lexus tomó una decisión muy arriesgada y que fue alabada por muchos periodistas, incluido el que os escribe: abandonó el diésel y solo ofrece en su catálogo motores gasolina o híbridos. Con los motores híbridos se pueden conseguir consumos lo suficientemente reducidos como para justificar el cambio de mentalidad y además hace que el coche tenga un aura tecnológico y ecológico que hace que quieras conducir uno de ellos.
Esto lo puede hacer un fabricante pequeño como es Lexus, pero ¿qué pasaría si uno de los constructores más importantes del mundo diera este paso?
El primero de los problemas sería el del coste, pero no debería ser un gran inconveniente debido a la dudosa reputación de la marca hoy en día por culpa de sus motores impulsados con gasóleo. El coste medido en transformación de factorías y desarrollo de propulsores, pero recordemos que el grupo ya tiene modelos híbridos enchufables que son una maravilla en cuanto a funcionamiento pero que no cuaja en cuanto a ventas.
El segundo de los inconvenientes afecta a las baterías. Volkswagen vende millones de coches diésel al año en todo el mundo y la producción de baterías para un volumen de mercado tan grande puede no ser suficiente.
Del lado de las ventajas nos encontraríamos con la posibilidad de un lavado de cara completo transformando a un fabricante que ha jugado muy sucio al despreocuparse totalmente por el medio ambiente y por el usuario a otro que es capaz de asumir errores y tomar decisiones arriesgadas, más allá de las que se usan para engañar.
Y por último, podría ser un movimiento inteligente si lo miramos con el objetivo puesto en el futuro. El sector avanza hacia la movilidad autónoma y eléctrica. Si Volkswagen consiguiera que en pocos años relacionemos la marca con ecología, eficiencia energética y tecnología, podríamos incluso olvidarnos de todo esto a la hora de comprar un coche.
Por el momento no creo que Volkswagen haga un giro tan radical, pero es probable que en los próximos meses (en los Salones de Automóviles) veamos una batería de prototipos de coches híbridos enchufables y eléctricos que acabarán sustituyendo a los vehículos diesel.
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