
Llegó el momento: al fin puedo hablar de Borderlands 4... pero no mucho. Llevo poco más de una semana pegando tiros y dando vueltas por Kairos, así que voy a adelantarte un pequeño secreto: sé mucho más de lo que vas a leer aquí. En el momento de escribir esta publicación, he completado la historia principal y estoy dándome guatazos con el endgame del juego... al menos todo lo que puedo.
Este artículo entra en el cuadro de las previews o primeras impresiones, así que tengo muy acotado el contenido del que puedo hablarte. ¡Pero no será por ganas! Tengo que ceñirme a una misión muy concreta del juego y evitar todo lo que esté antes y después de ella para no caer en spoilers y arruinar sorpresas, pero no voy a hablarte de la misión en sí misma porque creo que es más spoiler que muchas cosas previas a la misma.
Para este artículo tan acotado he decidido centrarme en un aspecto concreto que puedo localizar en esta misión para ejemplificarlo. Puede que sea mucha pirueta mental, pero creo que puede resultar interesante tanto a veteranos como a nuevos jugadores.
Borderlands 4 es como volver a casa, pero te han cambiado los muebles de sitio
Admito que he tenido muchas dudas sobre Borderlands 4. Una de las que más me preocupaba versaba sobre las clases. Al comenzar un Borderlands siempre tengo miedo de no congeniar con ninguno de sus personajes porque me gusta un estilo de juego muy concreto: nigromante (o similar). No importa el juego. Siempre intento llevar minions y centrar la build en potenciar el daño de estos últimos. Torretas, drones, muertos vivientes o monstruos. La forma es indiferente. En Borderlands 3 fue Fl4k, por ejemplo.
El caso de Borderlands 4 me tenía preocupado. Podría haberme informado mejor sobre las clases, pero habría perdido el factor sorpresa de descubrirlas tras la clásica cinemática inicial. En este caso tenemos un soldado llamado Rafa, una sirena llamada Vex, un vikingo llamado Amon, Caballero de la Forja y una científica llamada Harlowe.
A priori no parece que ninguno que encaje en el rol de nigromante que suelo buscar, ¿verdad? Pues hay un giro interesante. Cometí en error de creer que los poderes de Vex eran similares a los de Amara de Borderlands 3. Resulta que la nueva sirena es una nigromante con todas las letras. Tiene tres especializaciones y solo una no implica invocaciones. En una llevas a un felino llamado Liante (similar a Fla4k) y en otra puedes invocar a dos tipos de esbirros: unos con guadaña que pueden moverse y volar y otros con armas que no pueden moverse, así que a la práctica son torretas estáticas.
Vex me tiene completamente enamorado. He probado el resto de clases durante la misión en cuestión (he jugado alrededor de 4-5 horitas con cada una en el momento de escribir esto) y creo que todas están muy bien. Acompaña que la acción se siga sintiendo tan frenética, caótica y desenfadada como siempre. El gancho, el doble salto y el planeo te permiten moverte muy rápido por las estancias. Además, las armas se mantienen tan absurdas como los comentarios de los enemigos.
Me encanta que ahora las granadas y armas pesadas sean habilidades de equipo que funcionen por tiempo y no munición, pero me corta el rollo un poquitín que ambas compartan el mismo hueco en el equipamiento. Es decir: no puedes llevar granadas o cuchillos arrojadizos y una ametralladora o lanzacohetes al mismo tiempo. ¿Sería demasiado? Puede ser. ¿Cuándo le ha importado a Borderlands ser demasiado? Nunca.
Así que he descubierto que no tenía sentido tener miedo a Borderlands 4, pero al mismo tiempo el propio juego me ha dado motivos para tenerlo. Mis preocupaciones se dividen en dos bloques: rendimiento y mundo abierto. Si bien he jugado con un PC que no está por encima de todos los requisitos recomendados del juego (sí los mínimos), he probado varias configuraciones y hasta en las más bajas he sufrido algunas irregularidades: tirones y bajadas de FPS durante el desplazamiento por el mapeado de la misión. Ninguna queja durante los combates.
No puedo hablar demasiado del mundo abierto de Kairos. Pero haciendo honor a las palabras de Gandalf del Señor de los Anillos al entrar en los Salones de Moria, "arriesgaré con un poco más de luz", voy a darte un pequeño adelanto de cara a la valoración final: se me ha hecho un poco raro. No está del todo mal, porque Borderlands no es ajeno a las zonas abiertas, pero personalmente he necesitado cierto tiempo de adaptación y para comprender qué pretenden los desarrolladores al limitar toda experiencia a un solo planeta, un mapeado con diferentes biomas.

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En general, lo estoy pasando muy bien con Borderlands 4. Ha sido como volver a casa después de años esperando una nueva entrega: todo es absurdo, hay mucho humor y pegar tiros se siente muy bien con la mayoría de armas. De hecho, este es el primer Borderlands que no me centro en la marca Jakobs. He reforzado mi amor por Vladof y descubierto que Torgue no me desagrada tanto como imaginaba. ¡Estoy deseando contarte más en cuanto me lo permitan los embargos!
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La noticia Acerté al tener un poco de miedo con Borderlands 4, pero me equivoqué sobre lo que debí temer de verdad fue publicada originalmente en Vida Extra por Alberto Martín .
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