Noticia Bionic Commando era 'La resurrección de Hitler' en Japón. Literalmente. Esto es todo lo que hubo que liar para que llegase a occidente

Bionic Commando era 'La resurrección de Hitler' en Japón. Literalmente. Esto es todo lo que hubo que liar para que llegase a occidente



En VidaExtra nos reímos las veces que sean necesarias de los cambios que han sufrido los juegos de Capcom al salir de Japón. Desde el loco, pero efectivo, rebranding de Resident Evil a intercambiar el nombre a todos los jefazos de Street Fighter. Hay infinidad de ejemplos pero de todos los casos habidos -y por haber- te confieso que me habría gustado ver cómo reaccionó su división americana el día que a alguien de Osaka se le ocurrió lanzar un juego llamado 'La resurrección de Hitler' a nivel mundial. En los tiempos de la NES, nada menos.

Si no te suena de nada ese nombre es normal, que conste: si eres de mi quinta posiblemente lo jugaste bajo el nombre de Bionic Commando, pero incluso hoy está disponible en recopilatorios de Capcom o desde la colección de arcades de Street Fighter 6. Lo cual no quita que, antes de cruzar fronteras, aquel mismo juego llegó a las estanterías japonesas bajo el título Top Secret: Hitler's Resurrection. Y sí, por si cabía alguna duda, la premisa es literalmente la nueva venida de Adolf Hitler.

¿Censura? Más bien no lo digas... pero insinúa​


Antes de que nos llevemos las manos a la cabeza, y como es natural, Capcom USA decidió que tal vez no era el mejor momento para revivir al Führer en 8 bits. De hecho, la censura que se le aplicó al juego no fue solo por sensibilidad histórica. En los años 80, Nintendo tenía políticas estrictas contra contenido político, religioso o excesivamente violento y controlaba directamente la fabricación de cartuchos. Pero es que, además, el mercado occidental no estaba preparado para ver a Hitler explotar en una consola familiar. Así que Capcom optó por el camino del "no lo digas, pero insinúalo".


Top Secret Bionic Commando
Por si no quedase claro, トップシークレット ヒットラーの復活 se traduce como Top Secret: Hitler's Resurrection

Dicho de otro modo: incluso sorteando los controles de Nintendo, que no iba a pasar, Capcom se vería arrollada tanto por los primeros detractores de los videojuegos como por los padres de la época, a quienes no les haría ninguna gracia que esta cajita llegase traducida tal cual a las tiendas. Sobre todo si sus hijos insinuaban que estaban interesados en "La resurrección de Hitler ". Así que se optó por hacerle una cirugía estética narrativa a aquel juego. Y, en el proceso, también a los contenidos del cartucho.


Pese a que lo damos por hecho, no está de más recordar que la misión del jugador es acabar con Hitler. Al comenzar la partida nos ponemos en la piel de Rad Spencer, un comando con brazo biónico que se balancea por escenarios a lo Tarzán sin poder saltar (¿quién necesita piernas cuando tienes un gancho extensible?). El gran plan es infiltrarse en una base enemiga, rescatar a Super Joe y detener el proyecto secreto Albatros, que busca revivir a un líder totalitario. Y es aquí cuando la gente de Capcom USA tuvo que ponerse a toquetear cosas.

La que Capcom tuvo que liar para que Bionic Commando llegase a occidente​



En la versión japonesa la gran amenaza es la nueva venida de Adolf Hitler. De hecho, está muy implícito: no solo se puede leer el nombre, sino que asoma desde la portada y su particular bigote lo hace bastante reconocible. Su ejército son nazis, con esvásticas en las paredes y todo el paquete. ¿Y qué pasó en Occidente? Cuando el juego cruzó el Pacífico estaba muy claro que el juego no iba a pasar desapercibido, pero no en el buen sentido. Así que hubo que introducir cambios muy específicos.

  • De partida Hitler se convirtió en "Master-D", un nombre rotúndamente genérico digno de villano de los dibujitos que veíamos los sábados por la mañana.
  • Por otro lado, los nazis pasaron a ser Badds, que es una facción imperialista sin ningún tipo de afiliación histórica. Son malos porque lo llevan en el nombre. Y punto.
  • Por extensión, y como se había eliminado al fracasado pintor austríaco y sus secuaces, las esvásticas fueron reemplazadas por símbolos abstractos. Bueno, más o menos. Aquello fue como si el diseñador hubiera dicho "¿Qué tal un logo que parezca una hélice y así no ofenda a nadie?"
  • Y pese a que el bigote de Hitler desapareció, al cargarnos a Master-D, una versión pixelada del dictador, le explota la cabeza en una de las animaciones más gráficas de la era NES.

El resultado fue un juego que, en apariencia, trataba sobre una amenaza genérica… pero que en el fondo seguía siendo La resurrección de Hitler, solo que con gafas de sol y nombre falso. ¿Lo más divertido? Lo creas o no, y pese al enorme descaro de toda la iniciativa, Bionic Commando pasó todos los filtros tras aquellos cambios y llegó a las estanterías. Es más, aquello fue el inicio de una saga.

De perdidos al río​


Bionic Commando se convirtió en un clásico. A los mandos costaba acostumbrarse al hecho de no saltar, pero su jugabilidad única lograron distinguirlo entre tantísimos juegos de acción colmados de clichés y mercenarios genéricos. Lo cual tiene doble mérito ya que Capcom USA hizo lo imposible para que los enemigos de este juego fuesen intencionadamente genéricos.




El juego tuvo su propio recorrido comercial y, como todo clásico, iba y volvía. Una de esas IPs intermitentes. Hasta se hizo un ambicioso remake que se dió un sonado castañazo comercial. Con todo, unos años antes en 2008, la compañía de Osaka lanzó Bionic Commando Rearmed, una versión remasterizada que recuperó parte del tono original… Aunque en esta ocasión se eligió no volver a mencionar al dictador por su nombre.

En cualquier caso, Bionic Commando es el ejemplo perfecto de cómo el trasfondo y la manera de plantear un juego puede ser radicalmente distinta cambiando elementos muy específicos.

  • Mientras en Japón era una atrevida distopía nazi con resurrecciones y explosiones craneales.
  • En Occidente, sin embargo, era un juego de acción con enemigos genéricos y un villano que se parecía a alguien... pero no vamos a decir a quién.

Al final bien está lo que bien acaba y, de hecho, incluso en juegos recientes como Commandos es posible eliminar manualmente toda referencia a las potencias del eje desde opciones si queremos. ¿Una solución mejor? Bueno, cuando la censura llamaba en los 80s, los desarrolladores respondían con creatividad... ¡y afeitando bigotes!

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