
Sí, cargo mi iPhone fuera de la habitación cada noche. Y no, no es porque odie la tecnología. Todo lo contrario: la tecnología es parte de mi vida, por no decir casi toda. Me ha dado trabajo, pareja, conexión con mi familia aunque vivamos a cientos de kilómetros de distancia, y me ha abierto puertas que jamás imaginé.
No soy la clase de persona que demoniza la tecnología; me parece algo maravilloso. Pero, como todo, hay que hacer un uso responsable. Y odio decirlo, pero es así: lo veo alrededor constantemente. Muchas veces, sin darnos cuenta, nos está impidiendo aprovechar la vida de otra forma.
Aunque a muchos les choque porque me dedico a escribir sobre tecnología, tengo mi canal de YouTube y otros trabajos relacionados 100 % con Apple y smartphones, soy una persona muy centrada en la vida real. No me vas a encontrar estando en un restaurante con mi pareja, mis padres o amigos mirando el iPhone. Es que no lo saco del bolsillo. Ya no por respeto, que también, sino porque no me sale. Tengo otros momentos para estar con el iPhone.
Practico mucho esto de pensar en el vacío, de estar presente. Incluso en viajes de avión de dos horas, ni siquiera me descargo una película. Me quedo embobado observando, pensando en la nada, y me reconforta mucho. Soy una de las pocas personas que no mira el móvil en el metro, cuando "debería" ser al revés.
El problema de los 15 minutos al despertarme
Desde hace tiempo soy una persona que se autoanaliza mucho e intenta mejorarse. No de manera muy intensa, ni dándomelas de coach, sino simplemente por vivir mejor y de forma más feliz. Al fin y al cabo, todos buscamos la felicidad.
Y un día me di cuenta de que, como la mayoría de nosotros, tenía el iPhone siempre a mi lado cargando con mi base MagSafe. La rutina matutina era siempre la misma: aunque la alarma me suene en el Apple Watch, automáticamente cojo el iPhone y me pongo a mirar o trastear sin ningún propósito. Te quedas ahí remoloneando en la cama, que se está muy a gusto.
Si es fin de semana o algún día libre, esto puede estar bien. Te pones a mirar tus reels de Instagram, a charlar… Eso lo veo positivo, hacerlo un sábado o domingo no pasa nada. Pero cuando se convierte en algo diario, ya no me gusta tanto.
El problema llegaba especialmente cuando tenía que ir a la oficina. Tener el iPhone al lado de la cama me retrasaba una barbaridad. Perdía tiempo que aparentemente no eran tantos minutos, pero si los sumas son muchos a lo largo de la semana, del mes… ya no quiero ni calcular el año.
La dinámica era: me sonaba la alarma a las 7:00 y terminaba levantándome a las 7:15. Y no había hecho nada útil, porque a esas horas, ¿quién me va a escribir por la noche salvo alguna urgencia? El correo electrónico ni me va ni me viene mirarlo antes, y algún mensaje de Instagram, lo mismo.

Pero ahí estaba, cada día, 15 tontos minutos perdidos en nada. Porque te lo puedes preguntar a ti mismo: ¿he aprendido algo? ¿He hecho algo útil con el iPhone? No.
Y ya el día empieza mal. Empieza acelerado. Te tenías que haber levantado 15 minutos antes, así que vas corriendo al baño, te duchas rápido, desayunas rápido y sales rápido porque vas a llegar tarde. Llegas a la oficina atropellado y el día, por 15 minutos tontos, no lo tienes bien.
La función de Tiempo de uso del iPhone puede ayudarte mucho en este proceso de autodetección. Es duro autoreconocerse y decir "sí, igual estoy abusando mucho", pero es el primer paso para hacer cambios conscientes. Si vas a Ajustes > Tiempo de uso verás cuántas horas usas al día determinadas apps. Puede ser el hilo por el que empezar a tirar.

La ciencia confirma mi experiencia
Esto no es solo una sensación mía. La ciencia, la psicología y diversos doctores avalan esta teoría y nos hablan sobre cómo determinadas acciones pueden influir en nuestra felicidad.
El doctor Rangan Chatterjee lo explica perfectamente en el podcast On Purpose:
Si te levantas y lo primero que haces es coger el teléfono y leer la negatividad de las noticias del mundo, consultas el correo electrónico y ves todo lo que tienes pendiente, o te metes en las redes sociales… ¿te sorprende si media hora después estás un poco irascible con tu mujer o tus hijos o te sientes pesimista?
Según Chatterjee, nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos están influenciados por el contenido que consumimos. Si empiezas el día con negatividad y estrés, esto puede afectar a todo tu día.
Un estudio publicado en la revista Computers in Human Behavior demostró que mantener el smartphone fuera del dormitorio durante una semana produce una mejora en la felicidad y la calidad de vida. Los participantes del experimento reportaron:
- Menor adicción al móvil y mejor calidad de las relaciones personales
- Menos ansiedad y mejor calidad de sueño
- Mayor energía al despertar
- Más facilidad para levantarse y comenzar el día
Por su parte, el Dr. Aditi Nerurkar de Harvard recomienda directamente cargar el móvil fuera del dormitorio y no usarlo hasta después de haberse levantado, hidratado y recibido luz natural. Esta práctica, según explica, ayuda a reducir el estrés, mejora el sueño y aumenta la energía y la concentración durante el día.
Mi solución: aprovechar el impulso
La solución es bien fácil, y no hablo de limitar drásticamente el uso del móvil. Obviamente cojo el móvil, y si desayuno en casa me gusta tomarme el café viendo algún mensaje, hablando con mis padres por WhatsApp o mirando algún reel y riéndome un rato. No hay nada malo en eso.

Mi truco es aprovechar ese impulso de querer mirar el iPhone. Seamos realistas: lo vamos a hacer. No nos creamos súper disciplinados como esas personas que salen en TikTok levantándose a las cinco de la mañana, leyendo dos libros y yendo al gimnasio sin mirar el móvil en X horas. Somos personas normales, nos gusta mirar el iPhone, vamos a seguir haciendo nuestra vida normal.
Pero aprovechemos esas ganas de querer mirar para salir de la cama. Sales de la cama y ya estás un poco más activo, un poco más consciente. Miras la pantalla de bloqueo, ves que no hay nada urgente, te lavas la cara, te lavas los dientes, te peinas, desayunas, y entonces ya coges el iPhone y haces lo que tengas que hacer.
Cómo empezar con el cambio
Yo me he montado mi base MagSafe en el despacho, pero puede ser en el estudio, la habitación de invitados, el salón… donde quieras. Simplemente ponte una base de carga, un cable USB, con lo que tú cargues normalmente, y cárgalo fuera.
Después, busca una alternativa para despertarte. Necesitas algo que haga de despertador: ya sea un despertador tradicional o el Apple Watch (como hago yo).

Por último, crea tu nueva rutina matutina. No se hará de un día a otro. Pero lo importante es tener estos conceptos en la cabeza: aprovecha esos primeros minutos para estar más presente. Bebe agua, lávate la cara o dúchate, haz la cama, y ya cuando desayunes o tomes tu café, introduce el iPhone. A lo tonto, habrás estado fácilmente unos 15/20 minutos despierto sin él. Y además, con cosas que podías hacer. Porque yo llegué a un punto que, mientras me lavaba la cara, tenía el móvil reproduciendo vídeos de TikTok de fondo. Fue el momento para decir basta.
- Beber agua para hidratarte
- Lavarte la cara y los dientes
- Hacer la cama
- Desayunar tranquilo
- Recibir luz natural
Llevo meses haciéndolo y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado junto con mi sistema de fines de semana sin notificaciones. Ya no empiezo el día acelerado. Me levanto a la hora programada, no 15 minutos después. Esto marca la diferencia en cómo encaras todo el día. No vas corriendo, no llegas tarde, no empiezas estresado.

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Y no voy a ser tan estricto o hipócrita con el uso de los móviles porque me gusta el iPhone. Me encanta. Cada año cambio de modelo, lo disfruto, es mi día a día. Pero eso no quiere decir que tenga que estar todo el rato con él. Me he puesto esos pequeños límites, y todo empezó simplemente poniendo a cargar el iPhone fuera del dormitorio.
Te recomiendo hacerlo desde esta misma noche. No es un cambio radical, no tienes que renunciar a nada. Solo cambias el lugar donde cargas tu iPhone y aprovechas ese impulso natural de querer mirarlo para levantarte de la cama.
Ser más conscientes de nuestro uso de la tecnología no significa renunciar a ella. Significa disfrutarla mejor, en los momentos adecuados, sin que ella controle nuestros ritmos. Y todo empieza con algo tan simple como cambiar el lugar donde cargas tu iPhone por la noche.
Imagen portada | Freepik
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La noticia Cargo mi iPhone fuera del dormitorio para levantarme antes. La ciencia confirma que también me ayuda a ser más feliz fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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