El mundo de los navegadores está viviendo un giro interesante: Perplexity AI ha lanzado Comet, un browser con alma de asistente que promete hacer por ti lo que antes hacías a mano. Entre la ilusión por la navegación agéntica y las dudas por su seguridad y madurez, la conversación está caliente.
En esta guía reunimos todo lo que se sabe y se ha probado de Comet: cómo funciona, qué aporta de verdad, dónde patina, qué riesgos han destapado investigadores de seguridad y cómo se compara con Chrome y con otras alternativas. Si te pica la curiosidad por usar un navegador con IA que además «actúa», aquí tienes el análisis más completo con ventajas y desventajas.
Qué es Comet y por qué no es «otro navegador con chatbot»
Comet no es una extensión pegada a un navegador: su IA está integrada en el núcleo. Se basa en Chromium (como Chrome), así que mantiene compatibilidad con extensiones, marcadores y atajos, pero añade un panel lateral —Comet Assistant— con el que conversas, resumes páginas, pides que ejecute acciones o que gestione pestañas sin perder de vista lo que estás viendo.
Además de la conversación, Comet orienta la experiencia a «obtener resultados» y no solo a «visitar sitios». Emplea recuperación aumentada por generación (RAG) para citar fuentes y reducir alucinaciones, puede trabajar con modos como Search (consultas rápidas), Research (investigaciones profundas), Labs (visualizaciones y código) y Study (estudio con tarjetas y autoevaluación). Todo esto le da un enfoque productivo y académico que no está en los navegadores clásicos.
Hay detalles de uso que conviene conocer: la barra de direcciones puede redirigir a Perplexity por defecto, la herramienta recuerda contexto entre pestañas para cruzar información y existe un modo de voz incipiente que permite hablarle y recibir respuesta hablada. Está disponible en múltiples plataformas de escritorio y, por ahora, su acceso puede estar limitado por invitación en ciertas fases.
Ventajas que marcan la diferencia
- IA nativa en todo el flujo: no necesitas extensiones para conversar, resumir, traducir con contexto o automatizar acciones; el asistente está en la propia interfaz.
- Automatización y menos clics: desde ordenar la bandeja de entrada o crear eventos a asesoramiento en tus compras o completar formularios, la IA ejecuta pasos por ti si se lo permites.
- Navegación contextual: el panel lateral entiende la página activa, resume, explica y actúa sin abrir diez pestañas extra, lo que reduce ruido y fatiga.
- Experiencia conversacional: preguntas en lenguaje natural y recibes respuestas con fuentes citadas, resúmenes y acciones encadenadas.
- Compatibilidad familiar: al ser Chromium, hereda extensiones y la sensación de Chrome, facilitando el salto sin curva extrema.
- Privacidad avanzada: integra modos estrictos donde los datos sensibles permanecen locales y puedes limitar lo que se envía a los servidores.
Desventajas y límites que debes tener en cuenta
El brillo inicial convive con realidades que hay que ponderar. La más repetida por usuarios tempranos es que el ahorro de tiempo promete más de lo que cumple en tareas sencillas: ver actuar al agente tarda a veces tanto como hacerlo tú, y la utilidad real surge cuando los flujos son largos o repetitivos.
La fiabilidad es irregular. Hay casos en los que el agente se atasca en pasos triviales, no repite con consistencia lo que consiguió antes y necesita microinstrucciones para terminar. Eso introduce el «trabajo oculto de la automatización»: escribir, pulir y depurar indicaciones como si fueras un integrador a tiempo parcial.
- Curva de aprendizaje: para sacarle partido hay que saber encargar tareas, acotar permisos y entender cómo formula instrucciones.
- Consumo de recursos: la capa de IA puede penalizar rendimiento en equipos modestos, sobre todo en flujos complejos (consulta cuánta memoria RAM necesitas).
- Privacidad y alcance: para actuar, el agente requiere acceder a correo, calendario u otras cuentas; no todos están cómodos con ese nivel de cesión.
- Disponibilidad: en fases tempranas puede haber lista de espera o modelos de acceso anticipado de pago.
| Tarea prometida | Realidad observada |
|---|---|
| Archivar ciertos correos de una aerolínea | Completa la acción pero tarda varios minutos, sin ventaja frente a hacerlo a mano |
| Reservar un vuelo sencillo para dos pasajeros | Se atasca seleccionando la ciudad de salida y no finaliza el proceso |
| Rellenar formularios en una web propia | No limpia campos previos, copiando datos erróneos y marcando la tarea como hecha |
| Encontrar un servicio de alquiler específico | Devuelve resultados parecidos a una búsqueda básica, sin análisis adicional |
Seguridad bajo la lupa: vulnerabilidades y lecciones
Un navegador que actúa en tu nombre es un caramelo para atacantes. Investigaciones independientes han descubierto vectores preocupantes que van más allá de «alucinaciones». La firma LayerX describió el llamado «CometJacking», donde un enlace aparentemente inocuo puede inyectar instrucciones ocultas que el agente ejecuta tras tu clic.
Brave demostró otra variante: colocar instrucciones maliciosas dentro del contenido (comentarios, texto invisible, etc.) y pedir al navegador que resuma la página. El agente no distingue si un trozo es «instrucción de usuario» o «contenido» y podría obedecerlo, exponiendo credenciales de sesión o disparando acciones no deseadas si no hay barreras adecuadas.
SquareX, por su parte, describió escenarios en los que un ataque OAuth habilitaba acceso a correo y Drive, con exfiltración de archivos, y casos donde se propagaba un enlace malicioso vía invitación de calendario mientras el agente «ayudaba» en la bandeja de entrada. Esta convergencia de hallazgos deja claro que los navegadores agénticos concentran privilegios y, por tanto, el riesgo.
Cómo operan estos ataques y cómo mitigarlos
- Preparación: el atacante inserta instrucciones escondidas en un sitio, comentario o mensaje.
- Disparo: el usuario abre el enlace o pide «resumir/extraer» el contenido.
- Ejecución: el agente interpreta el texto malicioso como orden y actúa con tus permisos.
- Exfiltración: se copian datos, se envían a un servidor remoto o se encadenan nuevas acciones.
- Separar rigurosamente «instrucciones del usuario» de «contenido de la página» y tratar este último como no confiable.
- Forzar confirmaciones explícitas del usuario para acciones sensibles (leer contraseñas, enviar correos, cambiar permisos).
- Restringir el alcance del agente con permisos granulares y sesiones aisladas por tarea.
- Reforzar MFA y preferir llaves físicas para cuentas críticas; evitar aprobar desde el mismo equipo si es posible.
Comet vs. Google Chrome: qué cambia y qué no
En rendimiento y eficiencia, hay pruebas que señalan que Comet puede cargar páginas hasta un 30% más rápido y reducir el uso de RAM en torno a un 40% frente a Chrome en determinados escenarios. Son cifras llamativas que dependen del equipo y del tipo de carga, pero apuntan a optimización de recursos y precarga predictiva basada en IA.
En privacidad, Comet incorpora bloqueo de rastreadores por defecto, DNS seguro y un incógnito reforzado, con foco en que la actividad sensible permanezca local. Aun así, cuando necesita contexto personalizado para ayudarte, puede enviar porciones mínimas a los servidores de Perplexity bajo límites definidos. Esa hibridación es clave para su propuesta.
- Elige Comet si: quieres IA nativa para investigar y automatizar, valoras la eficiencia y te interesa un asistente que opere con tus apps (correo, calendario, etc.).
- Quédate en Chrome si: dependes de extensiones específicas o integraciones corporativas maduras, requieres sincronización profunda con Google o priorizas la estabilidad probada.
Funciones avanzadas: Research, Labs, Study y voz
El modo Research consulta decenas de fuentes para darte una visión panorámica con citas ordenadas; resulta muy útil en análisis académico y competitivo. Search es ideal para respuestas rápidas. Study convierte lo investigado en tarjetas y test con seguimiento del aprendizaje, un enfoque integrado que ahorra herramientas.
Labs va un paso más allá: genera visualizaciones y entrega el código (p. ej., Python con Plotly) que las produce, de modo que puedes adaptarlo. Esta capacidad acelera informes, presentaciones y documentación técnica. También existe un modo de voz que, aunque aún verde, facilita pedir y recibir resultados sin teclear.
Otro rasgo distintivo es el soporte multimodelo: puedes alternar entre modelos de IA punteros según la tarea, aprovechando estilos de razonamiento distintos. Para quien escribe, investiga o decide con presión de tiempo, combinar perspectivas de varios modelos en una misma sesión es una ventaja real.
Experiencias reales: del «wow» al «¿compensa?»
Muchos testers han quedado encantados con el panel lateral, la memoria entre pestañas y la comodidad de pedir «abre los enlaces relevantes», «organiza esto» o «crea un evento». Algunos incluso han cambiado su navegador por defecto porque, en el día a día, se nota la fricción que ahorra.
Otros, en cambio, describen una sensación agridulce: el agente ejecuta acciones visibles (abre pestañas, hace clic, rellena) pero el tiempo total no siempre bate al usuario humano en tareas simples. A eso se suma que hay que invertir en instrucciones claras y supervisar el resultado, lo que convierte al usuario en «operador» y «probador» de su propia automatización.
Privacidad y tratamiento de datos: qué se queda local y qué viaja
Desde Perplexity se explica que la actividad de navegación, cookies, pestañas, permisos del sitio y credenciales se almacenan de forma exhaustiva en local, precisamente para habilitar recomendaciones, gestión de pestañas y ayuda contextual sin mandar tu vida digital al servidor.
Solo cuando una petición requiere contexto personalizado se envían los mínimos datos relevantes para atenderla, con posibilidad de borrar consultas o trabajar en incógnito para que todo permanezca en tu equipo. Esta arquitectura híbrida permite funciones útiles, pero exige que el usuario valore el intercambio entre conveniencia y exposición controlada.
Alternativas y usos empresariales: cuándo elegir otra ruta
No es el único actor. ChatGPT Atlas integra la IA de OpenAI dentro de un navegador propio, aunque su disponibilidad está más restringida en plataformas. BrowserOS apuesta por múltiples LLM a la vez y un asistente capaz de generar webs desde comandos. También suena Dia, aún por madurar en algunas manos.
Para empresas con requisitos estrictos, puede tener más sentido una plataforma de IA especializada y controlada. Soluciones como eesel AI se enfocan en exponer a la IA solo el conocimiento de la compañía (ayuda, wikis, documentos internos), con residencia de datos en la UE, reglas finas de acceso, modo de simulación para probar sobre tickets históricos y la garantía de que tus datos no entrenan modelos generales. Comet es gratuito para captar base de usuarios (con fórmulas de acceso anticipado de pago en fases concretas), mientras que las plataformas empresariales suelen tener planes por uso y soporte.
Casos de uso que sí brillan
Donde más destaca Comet es en investigación guiada, preparación de informes con citas verificables, revisión de artículos largos, comparativas entre sitios, consolidación de pestañas y apoyo a tareas de estudio. Cuando el flujo requiere leer, sintetizar y presentar, el panel lateral es un aliado constante.
Para tareas repetitivas pero estructuradas (organizar correos por reglas, montar borradores, crear eventos a partir de correos o páginas), el agente aporta valor si defines límites, revisas permisos y estableces puntos de control antes de confirmar acciones automatizadas.
Buenas prácticas para usar Comet hoy
- Empieza por tareas de bajo riesgo y ve aumentando complejidad según su comportamiento y tu confianza.
- Aísla permisos: perfiles separados para trabajo y personal, y cuentas con MFA robusto (mejor con llaves de seguridad).
- Revisa siempre las acciones que impliquen enviar, comprar o modificar datos en sistemas críticos.
- Escribe instrucciones concretas y concisas; define el objetivo, límites y pasos aceptables.
- Desconfía de contenidos de terceros: trata páginas como «no confiables» y no delegues acciones sensibles sin confirmación.
Hacia dónde evoluciona este tipo de navegador
La tendencia apunta a más personalización por IA, selección automática de modelos según tarea, integración con herramientas de productividad y flujos de voz más fluidos. También veremos conexiones con dispositivos y contextos (IoT) y experiencias web enriquecidas con capacidades interactivas donde el navegador no solo muestra, sino que coordina trabajo.
Es probable que los navegadores tradicionales sigan incorporando funciones similares. La gran cuestión será cómo equilibran precisión y transparencia de fuentes con la seguridad para que la navegación agéntica sea útil sin multiplicar la superficie de ataque ni la fricción regulatoria.
Mirado con lupa, Comet abre una puerta interesante: un navegador que no solo busca, sino que piensa, sintetiza y actúa. Sus pros son claros en investigación, aprendizaje y automatización contextual; sus contras están en la fiabilidad irregular, el coste mental de «orquestar» al agente y las vulnerabilidades que ya han señalado investigadores.
Con permisos bien acotados, sentido común y expectativas realistas, puede ser una herramienta potentísima; sin esos cuidados, el riesgo y la decepción pesan más que la promesa. Comparte esta guía y más personas sabrán usar el navegador Comet.
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