
Ruth Card contestó el teléfono: era la voz desesperada de su nieto, Brandon. Le dijo que estaba en la cárcel, sin móvil y sin billetera. Que, por favor, lo ayudara. Ruth —de 73 años— no dudó. Junto a su esposo, corrieron a dos sucursales de sus bancos a retirar el dinero necesario para pagar la […]
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