ATENCIÓN SPOILERS: este post contiene detalles acerca del final de Dispatch.
Se acabó lo que se daba. Dispatch ha terminado y Ad Hoc Studio ha dicho adiós a uno de los mejores videojuegos narrativos de los últimos años, del cual espero una segunda temporada con ansias. La expectación alrededor de los capítulos 7 y 8 ha sido máxima, ya que 220,060 se han llegado a reunir en Steam para disfrutar del fin de las aventuras de Robert Robertson.
Lo cierto es el sabor de boca que había dejado la semana pasada era agridulce y era necesario averiguar qué estaba pasando. Al contrario de lo que parecía, Chase no murió al salvar a Invisiva, pero sí que quedó al borde de la muerte y Robert no puede hacer otra cosa que no sea culparse por ello. La catarata de conflictos comienza a llover sobre su cabeza como buena antesala del final, pues Chica Centella ya presiona para tomar la primera medida.
Más allá de que Invisiva esté suspendida, cree que sería recomendable echarla del Equipo Z, a lo que me niego en rotundo. No me basta con enfrentarme a la oposición de los altos cargos, sino que el resto de sus compañeros apoyan una iniciativa que no puedo compartir. Bien es cierto que Sonar quedó de patitas en la calle por muchísimo menos, pero la muchacha actuó por iniciativa propia con cierto sentido. Si ella no aparecía por allí, Espectro y el Círculo Rojo se hubiesen llevado sin problemas el pulso astral.
Redoblo la apuesta y les explico que todos cometemos errores, pero su moral termina por los suelos y no puedo culparles. Estoy ejemplificando un trato injusto, aunque lo peor que se puede hacer como gestor de un grupo es tratar a todo el mundo por igual. Las bases son comunes para todos y aún así hay que intentar amoldarse a las necesidades de cada uno de ellos. Al capítulo 7 no le basta con haberme puesto contra las cuerdas en muy pocos minutos, sino que me lanza a una de las escenas más reveladoras y trascendentes de todo Dispatch.
Invisiva está a punto de dimitir de su puesto cuando Robert se la encuentra en el vestuario y es ahí cuando se descubre todo el pastel. Después de reiterar que la quiero junto al resto, muestra un dispositivo en su pecho, el cual le permite respirar con normalidad para no padecer asma. Espectro se lo colocó a cambio de que trabajase para ella pero, por si fuera poco, también me entero de que fue ella la que colocó la bomba en la armadura en el capítulo 1.
Está claro que se ha revelado como una traidora y confío en que ya no forma parte de ese mundo, pasando por alto el hecho de que me ha hecho daño directamente. Son muchos sapos los que tengo que tragar y muchos aros por los que pasar, hasta que todo se tuerce cuando comienza a besar apasionadamente a Robert. Decidir con el tiempo que ofrece Dispatch eleva la tensión hasta picos inimaginables, pero me acobardé pausando.
¿Qué hago? Dado que, a pesar de que estoy comenzando una relación con Chica Centella, mis interacciones amorosas con ella son escasas. Desde la cita, apenas hemos tenido el baile en el apartamento e Invisiva ha demostrado un fervor constante hacia Robert. La superheroína no es que no esté enamorada, pero desde luego que la antigua villana bebe los vientos por el protagonista. Aquí es cuando me arrepiento de todas mis decisiones y deseo haber escogido todas las opciones con las que me emparejo con Invisiva.
Sin embargo, decido portarme bien y la aparto, lo cual conlleva una gran decepción por su parte. Es una faena, aunque es el principal motivo para volver a jugar a Dispatch modificando la historia de arriba a abajo. Es la pura exposición de que las decisiones importan e influyen en la trama, lo cual no siempre va de la mano con el género narrativo. Y como si el propio Robert me leyese la mente, acude al bar de supervillanos para ahogar las penas ante una situación tan terrible, pero todo se tuerce.
Espectro lo captura allí mismo, lo somete a una tortura y todo parece que se va a ir al carajo hasta que aparece Chica Centella. Se supone que la mujer es una suerte de Supergirl, aunque no tan destructiva, por lo que siempre me había apetecido verla en acción y ni siquiera hizo falta. La secuencia en la que comienza a brillar en el interior del local y amenaza con acabar con la vida de la mitad de los que están allí es impresionante. Impone muchísimo, hasta el punto de que es normal que Espectro la valore tantísimo como defensora de la ley.
En Vida Extra
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El caótico final
Si haberle partido las costillas a Robert no era suficiente, empezar a volar por los aires toda la ciudad de Los Ángeles se convierte en la guinda del postre. Encarar semejante problema podría ser más sencillo de no ser porque Espectro revela que él no tiene el pulso astral. Yo tampoco, así que Invisiva es la ladrona definitiva que quizás esté traicionando a todos, pero lo sigo dudando. Tiene buen corazón y, si bien no entiendo por qué lo está haciendo, debe tener un buen motivo.
Las llamadas de Dispatch son francamente divertidas, pero el nivel de estrés que hay que manejar en la última es demencial. No se puede fallar ni una para evitar que la barra de salud del mapa llegue a cero, por lo que toca reclutar incluso a Fenómeno. Es aquí cuando tengo claro que haber escogido a Chapoteín por delante de él fue la mejor elección, ya que el primero necesita ser mejorado en el campo de batalla, mientras que el segundo es una bestia desde el principio. Así pues, tengo dos miembros muy competentes a los que sacarles partido y las sinergias de casi todos están al máximo.
La eficacia se encuentra en no fallar en acudir a un auxilio o socorro, incluso con memeces del calibre de llevar un té a una inepta. Por suerte, con tantas estadísticas potenciadas, es prácticamente imposible que no resuelva con éxito las ayudas, aunque el conflicto termina por trasladarse hasta la sede de la RES. La electricidad se va, Chase sobrevive gracias al generador de emergencia y Royd pilla a Invisiva intentando manipular la armadura de Mecha Man. Resulta que me había ocultado la información por mi propio bien, lo cual puedo comprar, así que la libero de su atadura para que me eche un cable.
Y es aquí cuando, al fin, Robert vuelve a ser Mecha Man con todas las de la ley. Ya era hora de poder pegar una buena lluvia de guantazos, incluyendo una batería de QTE realmente complicados. A pesar de que no tiene demasiado tiempo en pantalla, hay que reconocer que Espectro es un villano realmente carismático, con un plan definido, habilidades llamativas y una motivación lo suficientemente poderosa como para creértela. Por esos mismos motivos, no pienso ni por un segundo en hacerle la jugarreta de entregarle el pulso astral falso mientras tiene secuestrado a Chuletón.
Entregarle los dos le desconcierta, pero el muy capullo decide disparar a Robert sin compasión al estallarle medio cerebelo con el prototipo. Por suerte, Invisiva estaba por medio y recibe la bala, lo cual justifica perfectamente que le infle la cara a Espectro. No puedo matarlo, no debo acabar con su vida; soy todo un héroe, hasta el final y tan solo una segunda partida me permitirá ser un sádico despiadado que es capaz de romper sus propios límites.
La escena de cierre de Dispatch es la que todos merecemos: el amanecer apareciendo en el horizonte, las fuerzas del orden poniendo paz, los héroes celebrando, Chase prácticamente recuperado con superpoderes y Mandy esperando con una cerveza en el maletero del coche. Han debido de ser cerca de ocho horas las que he podido disfrutar de un videojuego que, en lo que al catálogo que he jugado en 2025, es el mejor título que he podido catar. Más allá del éxito en cifras y los evidentes premios que va a acaparar, espero que una buena dosis de más Dispatch llegue más pronto que tarde.
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La noticia Dispatch es tan bueno que me ha hecho arrepentirme de todas mis decisiones para que lo vuelva a jugar otra vez fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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