A finales de los 70 se publicó uno de los videojuegos más legendarios de la historia que sería raro que haya alguien que no lo conozca, como es el clásico Space Invaders. Su fórmula no podía ser más simple, ya que consistía en desplazar una pequeña nave de un lado a otro de la pantalla mientras disparabas a una oleada de alienígenas que descendían poco a poco por la pantalla.
Lo que llama la atención en torno a esta mecánica es que se podría decir que la aceleración de los enemigos se produjo por accidente. Tomohiro Nishikado, su creador, quería ofrecer una experiencia con un ritmo constante en la que los enemigos avanzaran sin parar por la pantalla a la misma velocidad. El problema es que el hardware de aquella época no estaba preparado para procesar tantísimos elementos en pantalla al mismo tiempo.
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Con cada fila de marcianitos con su movimiento tan amenazador, la limitada memoria del sistema sufría demasiado, lo que provocaba que el movimiento general del juego se ralentizara una barbaridad. Lo curioso es que, a medida que los jugadores eliminaban enemigos, el procesador tenía menos carga de trabajo, así que eso significaba más memoria libre, lo que viene a ser lo mismo que el juego se ejecutara más rápido.
Lo que debía ser un error técnico se convirtió, sin que nadie lo planeara, en una genialidad en su jugabilidad, porque cada disparo causaba que los alienígenas se movieran más deprisa, aumentando considerablemente la tensión y la sensación de peligro. Por su parte, Nishikado, en vez de tratar de corregir este detalle, prefirió mantenerlo y convertirlo en uno de los pilares fundamentales del juego.
De hecho, también se descubrió que el aumento de velocidad también afectaba al sonido, haciendo que el clásico sonido de los enemigos se volviera más agudo y frenético cuanto más cerca estabas de la derrota. Como resultado, sin proponérselo, había creado uno de los primeros ejemplos de cómo la música y la jugabilidad podían unirse para intensificar la emoción del jugador y que de paso Space Invaders se volviera infinitamente más adictivo.
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La noticia El error más imprevisto convirtió a Space Invaders en un juego infinitamente más adictivo (y desesperante) fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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