
A finales de 2007, Apple tenía un problema gordo en China. John Ford, el encargado de abrir la primera Apple Store en Beijing, se topó con una trampa legal absurda: no podías conseguir licencia sin tener tienda, pero tampoco podías abrir tienda sin licencia. Una norma pensada probablemente para frenar competidores o para "motivar" sobornos con los famosos sobres rojos llenos de efectivo.
Actualmente, China es uno de los mercados más importantes para Apple, tanto en fabricación como en venta. Y aunque los iPhone ahora mismo tienen algunas dificultades para crecer, Apple está intentando conquistar el gigante asiático. Pero en realidad, esto viene desde hace décadas. El problema actual es de aranceles e IAs, pero hace casi veinte años era aún peor: ni siquiera tenían Apple Store donde vender sus productos.
La primera Apple Store de China gracias a un rincón polvoriento
John Ford y un abogado del equipo de Apple tuvieron una idea: ¿y si compraban un negocio local y aprovechaban su licencia? Al principio buscaban algo grande y respetable, pero un día, paseando por Beijing, se encontraron con un local minúsculo.
Había máquinas de coser por todas partes: sucias, polvorientas; como un pequeño taller mecánico. Era diminuto. Diez metros cuadrados sería exagerar, probablemente eran cinco.
Las máquinas de coser tienen chips, así que técnicamente eran electrónicos. Además, e el local estaba en el mismo distrito que el centro comercial, por lo que la licencia podía transferirse. Estamos hablando de una china del 2007, más cerrada que en la actualidad en lo que respecta a comercios como recoge el libro Apple in China.

"Simplemente entré, inicié una conversación, y pregunté: Si quisiera comprar su negocio, ¿cuánto pediría?". Tanteó al dueño con preguntas sobre la licencia y, aunque no tenía claro si lo entendía... días después volvió con el equipo de Apple y cerraron el trato por unos 300.000 dólares. No le dijeron que trabajaban para Apple, porque eso habría disparado el precio. Y así, la licencia de un humilde taller familiar se convirtió en la base legal de un imperio que, para 2024, incluiría 56 tiendas físicas y un negocio online de miles de millones.
Cómo llamar a Apple en China: Apple o Pingguo
Luego vino otro problema: ¿cómo llamar a la tienda? ¿Apple o Pingguo (manzana en mandarín)? El equipo local de Apple y el pequeño grupo de marketing corporativo habían usado Pingguo. Algunos colegas pensaban que el nombre en inglés podría resultar insultante. Y es que, como hemos analizado, incluso en la actualidad, en China no hay ese sentimiento de admiración a marcas extranjeras.
John Ford buscó consejo en Ian Duffy, jefe de IKEA en Asia. Él había decidido llamar a la marca sueca "Yi Jia", que significa "hogar adecuado". Pero en esa conversación le confesó que este había sido su mayor error. Cambiar de nombre había quitado a IKEA su fuerte imagen global. Por eso, John Ford siguió su consejo, y Apple siguió llamándose Apple.

Así que, entre todo el papeleo legal en chino, se usaron caracteres ingleses para escribir Apple. Y mientras formaba un equipo local, enseñó a todos los empleados que hablaban mandarín a usar las palabras inglesas Apple, iMac y iPod. La decisión no parecía importante en su momento, pero casi dos décadas después, John está satisfecho con el impacto: "Es agradable tener influencia sobre la forma en que piensa mil millones de personas", dice.
Caos logístico y barreras generacionales
Conseguir la licencia fue una gran victoria, pero solo el primero de muchos desafíos. Incluso importar productos a China era un obstáculo bien difícil. Casi todos los productos Apple se fabricaban en el país, pero estaban ensamblados en zonas económicas especiales libres de impuestos. Las rígidas leyes impedían a Apple simplemente conducir unos camiones hasta Foxconn, cargarlos con iPod y distribuirlos.
Para vender productos en China continental, Apple los enviaba a más de 4.000 kilómetros a Singapur, donde un equipo de logística los compraba, los certificaba para su venta en China y los enviaba de vuelta. Un sinsentido que no consiguieron cambiar durante más de cinco años.

En los meses previos a la apertura, John Ford entrevistó a más de 500 personas para cubrir 96 puestos. Le sorprendió la división generacional. Los nacidos después de 1980, primera generación tras la muerte de Mao, eran "esponjas" abiertas a nuevas ideas. En cambio, cualquiera mayor de 35 años tenía "una mentalidad con anteojeras, como los caballos": no cuestionar, no preguntar, simplemente hacer lo que te dicen.
Del miedo inicial al éxito descontrolado
Para junio, semanas antes de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, la construcción del centro comercial Sanlitun estaba terminada y la tienda completamente equipada. John Ford había trabajado jornadas de 16 horas durante meses, volando dentro y fuera del país cinco veces antes de encontrar un lugar donde vivir con su familia. Se habían arriesgado con este proyecto, pero no tenía ni idea de si funcionaría. Su mayor miedo era que, cuando abriera las puertas de cristal cada mañana, nadie entrara.

Una noche antes de la gran inauguración, estaba sentado con el equipo retail de Cupertino, preguntándose qué pasaría cuando abrieran las puertas. "¿Qué crees que venderás, 12 millones al año, 15 millones al año?", preguntó uno. Ford apenas pudo murmurar algo. Su instinto le decía que las cosas irían bien, pero esa sensación de miedo volvió. No tenía ni idea de que la tienda duplicaría esa predicción en solo doce meses. Y ahora en China hay más de 50 tiendas por todo el país.

Doce años después de aquella inauguración, Apple renovaría completamente su tienda en China. El 17 de julio de 2020, en plena pandemia, abrió la nueva Apple Sanlitun, justo al lado de la tienda original pero con el doble de tamaño. Lo que había comenzado con apenas 52 empleados y una licencia "prestada" de un taller de costura, se había convertido en una Apple Store con 185 y más de 22 millones de visitantes desde su apertura, el equivalente a toda la población de Beijing.

Ahora los desafíos son otros: Apple está instaurada en el país, las ventas de iPad siguen liderando, pero el iPhone está cayendo por la ausencia de Apple Intelligence y otros factores como una competencia local realmente voraz. Huawei, Oppo, Xiaomi... todas estas marcas son locales y, por su rango de precio, disfrutan de ayudas estatales que reducen aún más el precio de los dispositivos.
Sin embargo, Apple sigue siendo una de las marcas más admiradas, algo realmente difícil de conseguir en la población china. Y dentro de "lo malo", Apple puede operar con normalidad. Porque otras empresas como Google están directamente bloqueadas, y otros competidores como Samsung ni siquiera aparecen en las marcas más vendidas. Por lo que sí, hay desafío, pero también hay mucha experiencia a sus espaldas. Y si Apple logró montar su imperio gracias a un taller de costura, no cabe duda de que podrán con todo lo que venga por delante.
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La noticia El multimillonario imperio retail de Apple en China tiene un origen insólito: un taller de costura fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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