Noticia Esto no tiene ni puñetera gracia, DOOM, pero me mola ese rollo a lo Batman Arkham

Esto no tiene ni puñetera gracia, DOOM, pero me mola ese rollo a lo Batman Arkham


  • Aviso: destripe de una zona secreta del juego

He terminado DOOM: The Dark Ages y estoy un poco triste porque me ha sabido a poco. Aun así, creo que tiene una duración bastante acertada. No me gustó Eternal, así que mi auténtica espera se remonta a la entrega de 2016. Por suerte, todavía me queda sacar el 100% de todos los niveles porque mi primera partida en cada misión ha sido como me gusta jugar esta franquicia: corriendo como un esquizofrénico con mi Superescopeta.


Podría hablar durante horas sobre qué me ha gustado (casi todo) y qué no me ha gustado, pero en este caso quiero centrar en un punto muy concreto de mi experiencia: una zona secreta de la misión Templo de Lomarith, que es la número 17 de las 22 totales que conforman toda la campaña.

Bien jugado, id Software. Muy bien jugado...​


La zona secreta se encuentra cerca del final del nivel, justo antes de accionar el mecanismo que abre paso a la cinemática final, y que tiene como recompensa una Piedra Espectral. Y tiene sentido... ¡Porque menuda jodienda ha preparado id Software! Pocas zonas en DOOM: The Dark Ages han sido diseñadas con tanta maldad. Lo digo en el mejor de los sentidos.


El lugar está ambientado en el mundo submarino profundo: oscuridad de las profundidades, barcos destruidos, arrecifes comiéndoselo todo y... Cthulhu. Todo muy lovecraftiano. Se nota que hay fans en el estudio de las obras literarias. Pero también de Rocksteady y Batman Arkham... o al menos eso creo, porque la jugarreta es digna de sus juegos.


Resulta que esta zona te invita a investigarla mediante una luz morada, que suele representar a las Piedras Espectrales, pero cuando entras no hay nada. Viene a ser la bodega de un barco. Lo único destacado que encuentras es un cadáver que parece sacado de la tripulación de Davy Jones en Piratas del Caribe y un cofre pirata que no reacciona ni al disparo de la Superescopeta.


Hasta aquí todo bien. Algo confuso, pero bien. Paso un rato dando vueltas e investigando mientras pienso "¿Para qué mierdas me hacen entrar aquí? ¡Si no hay nada!". Miro hasta el último rincón en busca de secretos, referencias o cualquier cosa que justifique esconder esa zona secreta tras dos muros de madera destructibles. Repaso toda la zona hasta memorizarla.


Decido irme tras un par de minutos sintiéndome como un estúpido de manual. Salgo de la habitación del fondo en dirección a la salida, pero antes reviso la habitación más cercana a esta última. Y al salir... el escenario había cambiado. Ahora veo un muro que me impide volver al fondo. Me giro hacia la salida y... ya no hay salida. "¡Ajá, con que estamos en plan Batman Arkham!"


Los cambios de escenario a tiempo real mientras miras a otro sitio son algo que Rocksteady ha explotado durante años. No son los inventores de este truquito, ni mucho menos, pero lo han usado tanto en la saga Batman Arkham y en Suicide Squad: Kill the Justice League que todo el mundo piensa en ellos cuando ve algo así. De hecho, ya lo hicimos durante la misión de Hogwarts Legacy.


Me veo atrapado en un pasillo muy largo. No se ve el fondo y hay muchas aberturas simétricas en los laterales. "Estoy tan jodido...", pienso me acerco al Sello de Vida que brilla a mitad de camino. Lo cojo y ocurre justo aquello que me temía: comienzan a salir demonios por todos lados. Más de una decena. Los escucho llegar desde todas direcciones por los cascos. Retrocedo instintivamente marcha atrás en busca de dar con la entrada del pasillo... que obviamente ahora está tapiada.


Cada vez aparecen más enemigos. No me da tiempo a contarlos, pero pueden ser perfectamente entre 15-30 en total. Disparo con el lanzaclavos y la picadora de cráneos mientras intento bloquear todos los ataques. Me muevo hacia el lado opuesto del pasillo en un intento de no quedar arrinconado. No hay manera, así que me meto en una de las aberturas, saco la Superescopeta y disparo tan rápido como me permite la recarga mientras bloqueo casi todos sus ataques. Me lleva unos minutos matar a todos.

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Se hace el silencio y el mapa vuelve a marcarse un Batman Arkham: el suelo desaparece, caigo a la oscuridad y aparezco frente a una puerta de madera que puedo atravesar con mi escudo. La atravieso y vuelo al fondo de la habitación inicial. Volteo en busca de la salida y... ahí está. "Bien jugado, id Software. Muy bien jugado", pienso con una sonrisa en la cara mientras recojo mi premio morado.


Si a mí, que juego en dificultad normal, me parece una jodienda magistral, no me quiero ni imaginar a los pobres diablos que juegan en las máximas dificultades y que se han visto en ese pasillo del infierno sin previo aviso. ¡Cuántas almas de Slayer habrán perecido en ese trampa mortal! Esto no hace ni puñetera gracia, DOOM: The Dark Ages, pero me gusta tu mala leche y el rollito Batman Arkham. Mis dieces.


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La noticia Esto no tiene ni puñetera gracia, DOOM, pero me mola ese rollo a lo Batman Arkham fue publicada originalmente en Vida Extra por Alberto Martín .

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