
Si tienes un teléfono del fabricante coreano habrás notado que el número de parches de seguridad ha aumentado considerablemente. Y es que no hay un mes en el que no tengas que actualizar el Samsung Galaxy, independientemente del modelo que sea.
Aunque no lo creas, el gigante asiático no tiene ninguna culpa. La principal razón por la que constantemente has de actualizar el Samsung Galaxy es de Google. Y nos tememos que las cosas no van a cambiar, por lo menos a corto plazo.
Google obliga a los fabricantes a actualizaciones periódicas
La cosa es que el gigante con sede en Mountain View ha cambiado algunas obligaciones para todos los fabricantes que utilicen su sistema operativo. Ahora Google exige actualizaciones periódicas para dispositivos que hayan sido activados por más de 100.000 usuarios. Teniendo en cuenta el éxito de los productos de Samsung, es bastante evidente que toda su línea de dispositivos, o la gran mayoría de teléfonos Samsung Galaxy se tiene nque actualizar de forma muy periódica.
Aunque la gran G no ha revelado de forma pública los términos de su nuevo acuerdo con los principales fabricantes, se ha podido acceder a información confidencial que arroja algo de luz sobre el asunto. Según parece, cualquier dispositivo que haya llegado al mercado a a partir del 1 de enero de 2018 está obligado a ofrecer parches de seguridad de forma regular siempre que tenga más de 100.000 usuarios. Y estos parches de seguridad deben mantenerse de forma constante durante un mínimo de dos años.

No hace falta actualizar de forma mensual, pero sí que están obligados a recibir parches de seguridad un mínimo de cuatro veces al año. De ahí que constantemente debas actualizar el Samsung Galaxy que estés utilizando ahora mismo para leer este artículo. Además, esta nueva normativa más estricta va a ir a peor. Actualmente Google aplica esta nueva norma al 75 por ciento de los terminales más populares de cada fabricante, pero a partir del 1 de enero de 2019 todos los teléfonos con más de 100.000 usuarios estarán obligados a ofrecer parches de seguridad en un plazo máximo de 90 días.
Por ahora esta nueva norma se está aplicando en los países de Europa y en Estados Unidos principalmente, por lo que algunos usuarios se están librando de estas actualizaciones frecuentes, pero a partir de enero de 2019 no habrá excepción alguna. Muchos de vosotros pensaréis que esto es positivo y que no es motivo para quejarse. Por un lado tenéis toda la razón del mundo, pero por otro lado esta norma es excesiva.

Es cierto que hay situaciones en las que una actualización ha de llegar con la mayor brevedad posible. Esto pasa especialmente cuando se detectan problemas de seguridad graves que puedan perjudicar la estabilidad de nuestro dispositivo o se haya encontrado alguna vulnerabilidad en el sistema que permite a los amantes de lo ajeno acceder a nuestros datos.
Pero hay situaciones en las que no es imprescindible actualizar el Samsung Galaxy o cualquier otro teléfono de una forma tan periódica. Especialmente en el caso de parches de seguridad menores que no afectan realmente a la experiencia de usuario. Y realmente hay muchas situaciones que podrían esperar unos meses y lanzar un parche de seguridad mucho más completo.

Además hay otro tema que personalmente nos molesta mucho: Google obliga a actualizar el Samsung Galaxy y cualquier otro modelo que haya vendido como mínimo 100.000 unidades cada tres meses. Pero, ¿y el problema vigente que hay en cuanto a fragmentación en dispositivos Android? ¿Cómo es posible que el gigante de Internet obligue a los fabricantes a lanzar parches de seguridad de forma periódica, pero en cambio le dé absolutamente igual que un buque insignia lanzado hace unas semanas llegue al mercado con Android 8.1 Oreo?
En vez de actualizar el Samsung Galaxy tan a menudo para instalar parches de seguridad, lo que tendría que hacer Google es obligar a los fabricantes a que actualicen a la última versión del sistema operativo de forma mucho más rápida. Y para ello debe dotar a las principales marcas para que puedan adecuar Android a los componentes que utilizan sus principales terminales.
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