Noticia He jugado más de 15 horas a Towerborne, la discreta sorpresa con espadazos arcade de Xbox Game Studios

He jugado más de 15 horas a Towerborne, la discreta sorpresa con espadazos arcade de Xbox Game Studios


Cuatro valientes héroes, una gesta colmada de tesoros y un toque de fantasía. Towerborne es lo nuevo de los creadores de la aclamada The Banner Saga y la más reciente adición a la cartera de licencias de Xbox Game Studios. Ha llegado a Steam en Early Access de manera relativamente discreta, pero entre una cosa y otra ya me ha robado 15 horas. Conociéndome, posiblemente le acabe dedicando el doble. O más.


La fórmula de Towerborne no es precisamente nueva. El desarrollo de sus partidas bebe de clásicos como Golden Axe, el legado arcade de las Tortugas Ninja de Konami y hasta joyitas indie como Castle Crashers; tomando algo prestado de aquí y de allá para revalidar una propuesta de juego clásica, sencilla y tremendamente entretenida: abrirse paso entre maleantes hasta toparse con el jefazo final. ¿Lo mismo de siempre con otro nombre? Sí y no.


A diferencia de otros hack'n slash nacidos en los arcades y esos descarados clones de la fórmula de "Yo Contra el Barrio" de Double Dragon, en Towerborne no hay escenarios o fases colocadas en orden, sino que nuestro avance es a través de un enorme mapa de mundo dividido en hexágonos. Pese a que hay un trasfondo, la premisa pasa por conquistar cada trozo del mapa y si te tumban en alguno de ellos, al regresar verás que el bioma es el mismo, pero su disposición es diferente y puede que debas superar otro tipo de desafíos. Eso sí, todos acaban igual: con un enorme cofre del tesoro.


Lógicamente, este tipo de aventuras se pueden disfrutar tanto en solitario y por nuestra cuenta como junto a otros jugadores, pero es en la experiencia compartida donde el juego de Xbox Game Studios realmente se luce: sumarse a otros aventureros a dar garrotazos, cadenas de puñetazos y hasta combos aéreos es algo caótico, pero también un espectáculo genuinamente divertido. Lo cual no quita que, como verás, todavía le queda un amplio trecho de cara a lo que será su versión definitiva. O, al menos, de cara a su salida del Early Access.


Stoic y Xbox Game Studios nos ofrecieron la posibilidad de jugar tanto a la versión previa al lanzamiento de Towerborne como a su Early Access actualmente disponible en Steam. Algo verdaderamente singular, de hecho, dado que su lanzamiento está programado para 2025 en PC y consolas Xbox. A partir de aquí se nos abren dos cuestiones clave: que me ofrece Towerborne a día de hoy y qué pasará cuando cambie al modelo Free-To-Play. Un salto planificado y que forma parte de la hoja de ruta de sus creadores.

Towerborne, la reconquista del Hack and Slash nacido en los arcades

A


Towerborne es más que espadazos y puñetazos hasta llegar a la parte derecha de cada escenario, aunque es una manera rápida de resumir en qué consisten las partidas. Como juego, Stoic se apega a la esencia de los clásicos Hack and Slash nacidos en los arcades como el referido Golden Axe de SEGA o el Knights of the Round de Capcom; pero a diferencia de estos no se ha diseñado para completarse en una hora como mucho, sino para crecer de manera progresiva y durante temporadas. El punto de partida, de hecho, son las proximidades la gigantesca torre de Belfry. El último reducto de la civilización.


Simplificando al máximo la trama de Towerborne, los monstruos han invadido y saqueado ciudades enteras, obligando a los habitantes de las ciudades y los campos a recluirse en una elevada torre. Ante esta situación desesperada, se han comenzado a reclutar valientes héroes capaces de liberar y reconquistar los campos, los prados y los bosques. Guerreros de gran poder cuando luchan en solitario y prácticamente invencibles cuando suman fuerzas.


Nuestro héroe de Towerborne es un As que haremos a nuestro gusto, pudiendo definir un poquito su apariencia. Hay varias configuraciones faciales, pero no esperes gran cosa. De hecho, ya te adelanto que el editor no incluye puntos de fuerza, resistencia o inteligencia, pero esto último acaba siendo un acierto.

Towerborne


Pese a que en Towerborne hay algún que otro elemento rolero, las subidas de nivel y las mejoras están por lo general asociadas a nuestra clase y el equipo que llevemos. Podremos elegir ambas cosas cuando queramos antes de poner pie en tierra firma y empezar a repartir tajos y porrazos a discreción. De modo que en lugar de disponer de los arquetipos de el guerrero, el enano o la amazona, nuestro héroe podrá alternar entre cuatro estilos de juego muy definido:

  • El Sentinel es la clase perfecta para iniciarse y la única que ofrece un equilibrio entre ataque y defensa además de usar una espada, tendremos un escudo para bloquear los ataques enemigos y aprovechar ese instante para tomar la iniciativa.
  • El Pyroclast posee ataques lentos, pero de gran alcance y arrolladores. Usa un enorme bastón capaz de proyectar llamaradas que neutralizarán a los enemigos en grupo y que, además, podemos cargar entre las cadenas de combos para ganar un extra de potencia.
  • El Rockbreaker usa dos enormes guantes que lo hacen tremendamente peligroso en las distancias cortas: su alcance es limitado, pero además de ser realmente fuerte puede dar ráfagas y golpes brutales contra enemigos de cualquier tamaño y, además, adelantarse a sus iniciativas con contraataques.
  • El Shadowstriker es rapidísimo y tremendamente ágil. Quizás no tenga la capacidad de tumbar de un único golpe como otras clases, pero con sus dobles dagas puede eliminar a varios objetivos antes de que éstos hayan tocado el suelo.

Pese a que cada clase tiene sus propias armas, uno de los aciertos de Towerborne es que, más allá de los combos, los ataques especiales dependen de lo que llevemos equipado. Dicho de otro modo: en función de qué guantes usemos como Rockbreaker tendremos acceso a un remate potente o una ráfaga de golpes. Y ahí es dónde entran en juego los tesoros, las rarezas y la forja del juego.

Towerborne es un juego como servicio. Pero uno interesante​

Towerborne


En Towerborne deberemos reconquistar un enorme mapa exágono a exágono, partiendo de la torre y abriéndonos paso en solitario o con otros jugadores. Lógicamente, es posible volver a aquellas zonas en las que todavía quedan enemigos pero lo interesante es que al hacerlo volveremos a ver el mismo bioma, pero la disposición del escenario o las misiones pueden variar: a veces bastará con atravesar de punta a punta un campo o un bosque, otras tocará escoltar una carreta, en según que casos habrá que superar una prueba de ingenio y hasta me han pedido que destruya una enorme cantidad de barriles que tenía enfrente.


Derrotando a ciertos enemigos y al final de cada escenario recibiremos tesoros que, en esencia, puede ser equipamiento o armas. Además tendremos experiencia para las armas que llevemos y la clase que hayamos usado. Lógicamente, hay armas de diferente nivel y rareza, con lo que posiblemente tengamos que usar y subir de nivel como Sentinel para darle uso a esa espada y el escudo tan llamativos que acabamos de conseguir. Promoviendo una rejugabilidad a largo plazo, pese a que sus compases iniciales son algo rutinarios. ¿Necesariamente lentos? En parte sí.


Towerborne funciona a dos velocidades: se acomoda a los que buscan un juego con mecánicas clásicas, nacidas en los salones recreativos, pero también le abre la puerta a esos jugadores que simplemente quieren repartir tajos y mamporros junto a amigos (online) mientras limpian fases y consiguiendo armaduras, cascos y armas cada vez más poderosas. Dándole a ambos exactamente lo que vienen a buscar.

A


Las funciones sociales, de hecho, deberán implementarse mejor durante esta fase de acceso anticipado:los emparejamientos son solo antes de entrar en cada fase y salvo que tengas amigos en Steam y con el juego tendrás que estar atento a quién se pasea por el mapa si quieres compartir la partida y los logros. Y pese a que muchas de las misiones (especialmente las de escolta y protección) se prestan mejor a jugarse en multijugador; puedes disfrutar de Towerborne en solitario y sin compañía. Al final todo depende de lo cuesta arriba que quieres que se te haga la gesta.


Uno de los grandes aciertos de cara a la rejugabilidad de Towerborne es su manera de plantear la dificultad: los márgenes alrededor de la torre están acotados por niveles y antes de entrar en cada fase podremos elegir entre diferentes dificultades. Como al final todo se reduce a tus armas y sus mejoras, como lo que hayas avanzado con la clase que usas y, a la vez, se promueve el multijugador de manera proactiva, el propio jugador administra qué clase de desafío va a tener por delante, pero también se acomoda a quien lo acompaña.


Por supuesto, todo esto no serviría de nada sin una jugabilidad verdaderamente satisfactoria: pese a estar en un Early Access, el ritmo de juego de Towerborne es fluidas y la manera de ejecutar los combos realmente entretenido. Habilitando que nos luzcamos sin cerrarle la puerta a lo más básico para las situaciones y enemigos que merecen un trato especial. Y eso, aderezado con una banda sonora deliciosa, hace que siempre queramos regresar y conquistar un trocito más del mapa. No porque nos lo pida el juego, sino por echar la eterna penúltima partida.







-
La noticia He jugado más de 15 horas a Towerborne, la discreta sorpresa con espadazos arcade de Xbox Game Studios fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .

Continúar leyendo...