Si hay algo que Apple ha hecho bien ha sido llevar al límite el ecosistema entre sus dispositivos con iOS. Da igual si usamos el iPhone, el iPad o el Mac, el funcionamiento y el planteamiento es el mismo, para beneficio de los usuarios.
Si miramos en perspectiva la historia de iOS y Apple desde la llegada del primer iPhone allá por el 2007 nos daremos cuenta de una obviedad que está implícita en el ADN de Apple, si es que existe tal cosa cuando nos referimos a la cultura de una empresa. Todos y cada uno de los productos que Apple ha puesto en el mercado en los últimos años tiene un denominador común: parten de un ecosistema único, unificado en el que las diferencias entre aplicaciones o acciones del sistema se limitan al dispositivo que estamos utilizando y la forma de interactuar con él.
Es una de las bondades de Apple más alabadas por los usuarios. Tanto iOS como OS X parten de una base muy parecida debido a que en su día el primero partía de OS X como cimientos sobre los que se construyó el sistema operativo móvil de la compañía. Esto ha supuesto una ventaja tangible para los usuarios que permite que la curva de aprendizaje al momento de utilizar cualquiera de los dos sistemas operativos (o las tres categorías de producto, iPhone, iPad u ordenador Mac) sepamos más o menos movernos por el sistema sin haber interactuado previamente con el.
Apple ha conseguido con iOS y el iPhone e ipad lo que ningún otro fabricanteRealmente, esta es la fuerza del ecosistema único, de hacer converger en la medida que las limitaciones de los dispositivos que usamos lo permiten, las distintas necesidades que pretendemos satisfacer a la hora de utilizar un dispositivo electrónico. Quizás la fuerza más notable de este ecosistema único está en iOS y por extensión lógica en el iPhone y el iPad: dos dispositivos enfocados a un uso distinto comparte los mismos atributos que rompen la línea diferencial entre ambos.
Funcionan igual, tiene las mismas aplicaciones (las del sistema, me refiero) pero su uso es distinto para cada usuario y para cada situación, confirmando la fuerza de un ecosistema único que permite eliminar las curva de aprendiza al momento de usar uno de los dispositivos por primera vez si ya hemos utilizado el otro.
La iteración entre el iPhone y el iPad y la infraestructura que se ha generado entre ellos, tanto la de la propia Apple como la de la comunidad de usuarios y desarrolladores ha permitido una flexibilidad única que hasta ahora no se había conseguido con nigua otro sistema y las diferentes propuestas de Apple a lo largo de las actualizaciones del sistema no ha hecho si no confirmarlo.
Cada vez más se impone la tendencia en el mercado de ir hacia un ecosistema único, y desde luego parece ser lo mejor tanto para el usuario como para las propias compañías, que ven esta forma de unir los distintos dispositivos la mejor carta carta de presentación de cara al consumidor. Si hay algo que no se le puede reprochar a Apple es haber llevado esto al externo y desde luego los usuarios somos los mayores beneficiados, y por ello es el referente de la industria.
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