Noticia Las mejores alternativas a Quick Share

Las mejores alternativas a Quick Share


Si llevas años trasteando con ordenadores y móviles, seguro que recuerdas cuando pasar archivos era un auténtico engorro: disquetes, CDs, pendrives diminutos que se perdían en cualquier bolsillo y, más tarde, las primeras nubes tipo Dropbox. Hoy lo normal es enviar fotos, vídeos o documentos en segundos desde el móvil sin pensar demasiado en el cómo, pero detrás de esa “magia” hay un buen puñado de herramientas muy distintas.

Entre todas ellas, Quick Share (antes Nearby Share de Google unido al Quick Share original de Samsung) se ha convertido en la propuesta estrella en Android. Sin embargo, no siempre es la mejor opción ni la más cómoda, sobre todo cuando entran en juego dispositivos de Apple o quieres algo realmente multiplataforma y sin líos. Vamos a repasar con detalle Quick Share y, sobre todo, las mejores alternativas para enviar archivos rápido, seguro y sin cables, usando solo las referencias que ya están demostrando funcionar muy bien en el día a día.

De AirDrop al Quick Share actual: cómo hemos llegado hasta aquí​


En el ecosistema Apple, AirDrop marcó un antes y un después cuando llegó a macOS con OS X Lion en 2011 y poco después a iOS. Su planteamiento era tan simple como brillante: elegir un archivo, tocar compartir y mandarlo al iPhone, iPad o Mac de al lado sin configurar nada, sin cables, sin introducir contraseñas y sin preocuparte de si la red Wi‑Fi va fina o no.

Durante años, en Android y Windows no teníamos nada tan pulido. Había soluciones creativas de terceros, y una de las más recordadas fue Bump, una app de una pequeña startup que permitía enviar archivos “chocando” suavemente los móviles. Hacías ese gesto casi teatral de golpear ligeramente los dispositivos y el contenido saltaba de uno a otro. Funcionaba tan bien que Google la compró en 2013… y al poco tiempo la cerró, sin aprovechar su concepto en un gran servicio integrado.

Mientras los usuarios de iPhone, iPad y Mac disfrutaban de un AirDrop cada vez más sólido, en Android no existía una alternativa nativa realmente redonda. Dependíamos de apps de terceros o de apaños con la nube y mensajería, esperando que Google diera el paso definitivo y copiara sin tapujos la idea de Apple, como al final ha terminado ocurriendo.

El primer intento serio llegó con Nearby Share, lanzado por Google y centrado en convertirlo en el sistema estándar de intercambio en Android. Paralelamente, Samsung se había adelantado con su propio Quick Share en 2020, una solución integrada en los Galaxy para compartir archivos de manera directa entre sus móviles y tablets.

Llegados a 2024, Google y Samsung se dieron cuenta de que no tenía mucho sentido mantener dos soluciones casi idénticas compitiendo dentro del mismo ecosistema. Por eso anunciaron una estrategia conjunta: fusionar esfuerzos bajo un único nombre, Quick Share, heredando la marca de Samsung pero con la base y ambición multiplataforma de Google.

Qué es Quick Share hoy y cómo funciona realmente​


Uso de Quick Share en dispositivos


El Quick Share actual es, en esencia, la versión “a lo AirDrop” del mundo Android y Windows. Permite mandar fotos, vídeos y documentos y prácticamente cualquier archivo entre dispositivos cercanos de manera inalámbrica, sin andar emparejando nada manualmente. Combina Bluetooth para detectar equipos alrededor y conexiones Wi‑Fi (incluido Wi‑Fi Direct) para mover los datos a buena velocidad.

En móviles Android el uso es extremadamente sencillo: abres el archivo, tocas en compartir y eliges Quick Share. Acto seguido verás los dispositivos cercanos compatibles; seleccionas el destino, la otra persona acepta la transferencia desde la notificación que aparece en su pantalla y listo. Es el mismo flujo mental que con AirDrop, lo que facilita mucho la vida si alternas entre plataformas.

Uno de los puntos fuertes de este Quick Share “unificado” es que incluye opciones de privacidad bastante claras. Puedes decidir si tu dispositivo es visible para todos, solo para tus contactos o para nadie, e incluso limitar cuándo puedes recibir archivos. Esta capa de control ayuda a evitar situaciones incómodas en lugares públicos, donde antes era habitual que te aparecieran intentos de envío de completos desconocidos.

En Windows, Google ofrece un cliente oficial —disponible para Windows 10 y Windows 11— que se instala como cualquier programa. Es importante tener los controladores de Wi‑Fi y Bluetooth al día, porque el rendimiento y la estabilidad de las transferencias dependen bastante de ello. Una vez configurado, puedes mandar archivos desde tu móvil Android al PC casi tan fácil como si fuera otro teléfono.

En macOS el panorama es distinto: Google todavía no ha lanzado un cliente Quick Share oficial para los Mac. Esto obliga a tirar de soluciones no oficiales creadas por la comunidad. Una de las más conocidas para recibir archivos Quick Share en el Mac es NearDrop, que se integra con el sistema, muestra un icono en la barra superior indicando que está “a la escucha” y permite recibir contenidos enviados desde un móvil Android.

Eso sí, de momento NearDrop se limita a la recepción: no permite enviar desde el Mac hacia un dispositivo Android usando Quick Share, así que la experiencia sigue siendo asimétrica comparada con el ecosistema totalmente cerrado pero muy pulido de Apple.

Quick Share frente a Nearby Share clásico: diferencias clave​


Aunque ahora hablemos sobre todo de Quick Share como marca paraguas, en la práctica muchos usuarios siguen encontrando referencias a Nearby Share en menús o tutoriales, y conviene aclarar qué aporta cada uno y dónde se diferencian, especialmente en dispositivos Samsung.

En los Galaxy más modernos, Quick Share es la herramienta prioritaria de Samsung para enviar archivos de forma directa. Sin embargo, Nearby Share (la versión de Google) sigue presente como tecnología base y en muchos modelos ambos nombres han ido conviviendo. A nivel práctico, Quick Share se apoya en Bluetooth y Wi‑Fi Direct para el “tú a tú” entre dispositivos cercanos, mientras que Nearby Share fue planteado desde el principio como una capa más flexible que puede tirar de Wi‑Fi, de datos móviles o de conexiones peer‑to‑peer según lo que tenga disponible.

Samsung, además, añadió sobre esa base un sistema de perfiles y grupos para compartir que permite definir qué contactos pueden ver tu dispositivo, qué tipo de contenido estás dispuesto a recibir y hasta configurar grupos de varios dispositivos a los que mandar el mismo archivo al instante, con soporte para compartir con hasta cinco equipos a la vez.

Otra diferencia clásica ha estado en las limitaciones de tamaño: Nearby Share imponía un límite de 100 MB en ciertos contextos cuando intervenían datos móviles o se usaban determinadas configuraciones, mientras que Quick Share de Samsung permitía archivos de hasta 1 GB en el intercambio directo entre Galaxy. Esta diferencia, aun diluyéndose con la evolución conjunta, ha hecho que muchos usuarios avanzados prefirieran Quick Share en multienvíos grandes.

En cuanto al alcance, la combinación Bluetooth + Wi‑Fi Direct de Quick Share se mueve cómoda en unos 10 metros de distancia efectiva, que suele bastar en casa, en la oficina o en una sala de reuniones. Nearby Share, por su capacidad de usar Internet y datos móviles en determinados modos, podía funcionar en distancias mayores, siempre que ambos dispositivos tuvieran conexión.

En el apartado de seguridad, tanto Quick Share como el Nearby Share original utilizan conexiones directas entre dispositivos y no suben tus archivos a la nube por defecto, lo que ya supone una mejora frente a soluciones basadas cien por cien en servidores remotos. La ventaja de Quick Share está en la granularidad de sus perfiles de visibilidad, muy útiles si quieres evitar sustos en lugares con muchos móviles cerca.

LocalSend: la alternativa libre y multiplataforma que rompe las barreras​


LocalSend como alternativa a Quick Share


Si hay una app que se ha ganado a pulso el título de alternativa estrella a Quick Share y AirDrop es LocalSend. A diferencia de las soluciones de Google, Samsung o Apple, estamos ante un proyecto completamente open source, sin anuncios, gratuito y centrado en la privacidad. No depende de grandes corporaciones ni de servicios en la nube.

LocalSend funciona en Android, iOS, Windows, macOS y Linux, lo que significa que puedes pasar archivos entre cualquier combinación de dispositivos sin pelearte con ecosistemas cerrados. El único requisito es que todos estén conectados a la misma red Wi‑Fi: nada de cables, pero tampoco necesidad de Internet para que el archivo “salga” de tu casa u oficina.

Con esta herramienta puedes enviar documentos, fotos, vídeos, trozos de texto, aplicaciones (en el caso de Android) o carpetas completas de una tacada. La experiencia recuerda mucho a AirDrop o Quick Share: eliges lo que quieres compartir, seleccionas el dispositivo y aceptas en el otro extremo. Pero, a diferencia de Quick Share, no importa si en un lado hay un iPhone y en otro un PC con Windows.

Uno de los motivos por los que LocalSend ha enamorado a muchos usuarios avanzados es que no comparte datos con terceros. Al no basarse en servidores externos, sino en la red local, no hay un “intermediario” recolectando metadatos o registrando qué envías y a quién, algo que muchas personas valoran cada vez más.

Eso sí, tiene una limitación importante que conviene recalcar: al trabajar sobre la red Wi‑Fi local, no sirve para enviar archivos a alguien que está en otra ciudad o a varios amigos usando solo sus conexiones móviles. LocalSend brilla cuando quieres pasar fotos del móvil al ordenador de casa, mover material de trabajo entre portátil y sobremesa, o intercambiar datos entre un Android y un Mac sin tener que rezar para que las soluciones oficiales se lleven bien.

Arc: una opción sencilla y gratuita para conectar Android, iOS, Windows y macOS​


Arc es otra de las herramientas que se está ganando un hueco como gran alternativa a AirDrop y Quick Share, sobre todo para quienes buscan algo muy simple, sin coste y sin publicidad, pero que funcione de forma consistente entre varias plataformas.

La aplicación está disponible para Windows, macOS, Android, iOS y iPadOS, y sus creadores ya han adelantado que trabajan en una versión para Linux. De este modo cubre casi todo el abanico de dispositivos habituales en casa y en la oficina, permitiendo enviar archivos entre ellos de forma directa.

Al abrir Arc por primera vez, la app te pide que asignes un nombre identificable al dispositivo, para que cuando recibas o envíes archivos no tengas que adivinar si ese “Android‑1234” es tu móvil o el de tu compañero. También genera un código QR único que se puede escanear desde otros dispositivos para establecer la conexión inicial de forma mucho más rápida que buscando manualmente.

Con Arc puedes transferir archivos de casi cualquier tipo, y la aplicación mantiene un historial de envíos y recepciones para que puedas revisar qué has compartido recientemente. Además, permite marcar ciertos equipos como “dispositivos de confianza”, de manera que no tengas que autorizar cada envío de cero si siempre te pasas cosas entre tu propio móvil y tu propio portátil.

El funcionamiento, en pruebas reales, es muy sólido: siempre que los dispositivos estén conectados a la misma red Wi‑Fi, las transferencias son rápidas y estables, y la conexión se establece sin tener que pelear con configuraciones avanzadas. Las comunicaciones se protegen con cifrado TLS, añadiendo una capa de seguridad para evitar que alguien capture tus archivos al vuelo en redes compartidas.

A día de hoy Arc sigue en fase beta, así que hay funciones que sus desarrolladores todavía tienen en la recámara, como la posibilidad de enviar un mismo archivo a varios dispositivos a la vez en un solo paso. La interfaz solo está en inglés por ahora, pero es tan directa que no supone un gran obstáculo para la mayoría de usuarios.

Mensajería instantánea: WhatsApp, Telegram y compañía como “atajo” rápido​


Las mejores alternativas a Quick Share


Más allá de Quick Share, LocalSend o Arc, mucha gente termina usando lo que ya tiene abierto todo el día: las apps de mensajería como WhatsApp o Telegram. No son soluciones de intercambio local puras, porque todo se sube a servidores, pero en la práctica sirven perfectamente para la mayoría de situaciones cotidianas.

Un truco muy práctico es abrir un chat contigo mismo (o usar las notas guardadas en Telegram) para pasar archivos del móvil al ordenador o entre varios dispositivos sin tener que recurrir a herramientas específicas. Basta con enviarte ahí los documentos o fotos que vayas a necesitar, y después descargarlos desde el cliente de escritorio o la versión web.

Este método brilla sobre todo cuando compartes con amigos y familia, porque todo el mundo domina ya estas aplicaciones. No hace falta explicar nada: envías el archivo al grupo de la familia, al chat de la pareja o al compañero de trabajo y listo. La pega es que, al depender de Internet, puede haber limitaciones de velocidad si la red va justa, y en el caso de WhatsApp las fotos y vídeos suelen comprimirse y perder calidad salvo que los envíes como documentos.

Frente a alternativas como LocalSend, el punto débil es evidente: todo el tráfico pasa por servidores externos y no tienes el mismo control sobre la privacidad que cuando el intercambio se queda en tu red local. Aun así, para muchas personas es la vía más cómoda por pura costumbre y porque resuelve casi todos los casos “normales”.

WeTransfer y Smash: enviar archivos grandes por Internet sin complicarte​


Cuando la prioridad es mandar archivos pesados a otra persona que no está cerca, herramientas como WeTransfer o Smash se siguen llevando buena parte del protagonismo. No son alternativas directas a Quick Share en el sentido de compartir en proximidad, pero sí cubren muy bien el hueco de los envíos de gran tamaño a través de Internet.

WeTransfer se ha convertido en un estándar en entornos creativos y profesionales porque no obliga a registrarse ni instalar nada para usar la versión gratuita. Puedes subir hasta 2 GB por transferencia sin pagar, introducir el correo del destinatario y enviarle un enlace de descarga válido durante siete días, o bien generar ese enlace y compartirlo tú mismo por el canal que prefieras.

Su interfaz limpia y directa hace que sea una elección habitual para quienes quieren algo más “formal” que mandar un archivo por WhatsApp, pero sin meterse en configuraciones avanzadas. También cuenta con aplicaciones móviles para Android e iOS, por si prefieres gestionar las subidas directamente desde el teléfono.

Smash juega en la misma liga, aunando también un uso gratuito sin necesidad de registro. Su propuesta es muy similar: subes tus archivos, generas un enlace y lo compartes con quien quieras. La diferencia es que, aunque su plan gratuito fija un uso óptimo hasta 2 GB (también con archivos disponibles alrededor de una semana), permite superar ese tamaño sin pasar por caja, a cambio de asumir colas de espera mayores y priorizar menos esos envíos.

Estas soluciones son especialmente útiles cuando trabajas con personas que no controlan demasiado la tecnología: reciben un correo con un enlace, hacen clic, descargan y listo, sin tener que aprender nada nuevo ni instalar clientes adicionales. Eso sí, a cambio aceptas que todo pase por los servidores del servicio y dependes totalmente de la conexión a Internet para subir y bajar el contenido.

Google Drive: la nube como aliada para compartir y colaborar​


Google Drive no nació como herramienta de envío puntual, sino como plataforma de almacenamiento y colaboración en la nube. Aun así, sus 15 GB gratuitos y su integración con Gmail, Documentos de Google y el resto del ecosistema la convierten en una opción muy potente para compartir archivos de gran tamaño.

En entornos laborales es habitual recurrir a Drive cuando las opciones clásicas de transferencia directa se quedan cortas. Puedes subir carpetas enteras, compartirlas con uno o varios usuarios, definir si solo pueden ver, comentar o editar y cambiar permisos sobre la marcha. Para equipos que trabajan con documentación viva, esta flexibilidad es clave.

La principal desventaja es que requiere tener una cuenta de Google, tanto tú como los destinatarios, si quieres aprovechar al máximo los permisos avanzados y la integración. En Android esto no suele ser un problema, porque prácticamente todos los usuarios ya usan una cuenta de Google en el móvil. En iOS puede suponer un paso extra si alguien no tiene cuenta creada.

Drive, además, no está pensada para transferencias ultrarrápidas en proximidad como Quick Share o LocalSend, así que no es lo ideal si solo quieres pasar unas cuantas fotos del móvil al portátil sentado en el sofá. Su terreno natural es más bien el de los proyectos continuos, copias de seguridad y colaboración en documentos, aunque también resuelva muy bien envíos grandes esporádicos.

Cuando Quick Share y sus rivales se quedan cortos: MobileTrans y las apps de migración​


Hay un escenario en el que Quick Share, Nearby Share y sus alternativas no son tan cómodos: cuando quieres migrar absolutamente todo de un móvil a otro, con sus apps, fotos, vídeos, contactos, mensajes y demás. Mandar archivos uno por uno o carpetas sueltas puede hacerse eterno.

Aquí entran en juego aplicaciones específicas de migración como MobileTrans, pensadas para clonar o transferir en bloque grandes cantidades de datos entre teléfonos. Su enfoque es distinto al de Quick Share: en lugar de pequeñas transfers puntuales, se centran en moverlo casi todo de un dispositivo a otro de forma guiada.

MobileTrans, por ejemplo, permite enlazar dos móviles (Android, iOS o combinados) y seleccionar qué quieres trasladar: contactos, SMS, fotos, vídeos, música, apps compatibles e incluso datos de WhatsApp. La aplicación cifra la comunicación, respeta la estructura original de las carpetas y no exige hacer root ni operaciones peligrosas sobre el sistema.

Es una solución interesante cuando cambias de teléfono y quieres evitar la mezcla de procesos manuales (copias puntuales, restauraciones parciales, etc.). No compite directamente con Quick Share como herramienta diaria, pero sí se convierte en un complemento útil cuando el objetivo es hacer una mudanza digital completa entre dispositivos.

Queda claro que hoy contamos con un auténtico “arsenal” de opciones para compartir y mover archivos: desde un Quick Share cada vez más maduro y mejor integrado hasta soluciones libres como LocalSend o Arc, sin olvidar el tirón de las apps de mensajería, los clásicos de envío por enlace tipo WeTransfer o Smash y la versatilidad de Google Drive y las herramientas de migración masiva. La clave está en elegir en cada momento la herramienta que mejor encaja con lo que necesitas: proximidad y rapidez, privacidad máxima en tu red local, compatibilidad total entre ecosistemas o envíos grandes a través de Internet.

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