Estrenada hace doce años, Love Actually se ha consolidado como la película referencia para cada Navidad. Aúna espíritu navideño, optimismo, historias que acaban bien, humor, la dosis necesaria de tristeza y derrota, y situaciones aspiracionales. El blockbuster definitivo para cada diciembre.
Nuestro reflejo
En la paciente esposa inglesa que espera y desespera, en el escritor que se enamora loca y silenciosamente de quien parecía imposible, en la paradójica timidez absoluta de los dos actores porno, en el dramático final de quien elige renunciar a su sueño siguiendo su responsabilidad, en quien se enamora de quien no debe y actúa en consecuencia... Es imposible no identificarse con alguno de los más de treinta personajes de la serie, aunque seguramente no nos salgamos de los doce más destacados.
La escena de los carteles
Posiblemente una de las mejores escenas románticas de la historia del cine. Está tan vista que su youtube está desgastado, pero la primera vez que se asiste a esta obra maestra se para el tiempo, el corazón se encoge y la respiración hace de metrónomo.
Cuando acaba, queda en el cuerpo y en la mente un shock brutal y mucha memoria hacia nuestros amores platónicos, nuestras oportunidades perdidas y nuestras cuentas pendientes. Un trance que no se arregla con una cena al terminar la película y una carantoña de quien ya tenemos a nuestro lado. Es una herida de las profundas, de las que envenenan relaciones y salen a relucir cada vez que algo no va bien en la pareja.
La tristeza, en su justa medida
Una película navideña de verdad necesita momentos jodidos para recordarnos las ocasiones en que lo hemos pasado mal de verdad. Si no, Solo en Casa tendría el galardón perpetuo a mejor cinta de la historia. Love Actually nos da la dosis exacta de tristeza, melancolía y nostalgia que nos gusta en Navidad. Sabemos que nos dolerá pero no podemos evitar correr hacia ella. En Navidad nos engancha, pero que dure poco.
La historia del hombre discapacitado que requiere toda la atención de su hermana, que renuncia por él al guapo flechazo de su vida, es el mejor ejemplo. Con ella nos regodeamos en nuestro pasado, nuestras ocasiones perdidas, las veces en que pudo ser pero no fue. Aunque nuestra vida esté a años luz en épica y desgracia.
Heroicismo
En el imaginario popular, cuando se busca el término "hombre más poderoso del mundo" aparece instantáneamente el presidente de Estados Unidos. A su vez, es la figura quizás más inaccesible, seguro más difícil de humillar. Y en Love Actually, un guapo primer ministro de un país menor, aunque se pase de vender su tierra como una nación prácticamente intrascendente salvo por los héroes del final de su discurso, lo humilla delante de la prensa mundial.
Lo mismo con el sprint en el aeropuerto de Thomas Brodie-Sangster, quien luego crecería hasta convertirse en Jojen, en Game of Thrones. O con, nuevamente, el primer ministro recorriendo un barrio entero a puerta fría para localizar a la asistente que despidió, aunque aquí quizás el guión se pase de frenada liando a todo un apuesto y elegante primer ministro con una mujer que dice cuatro palabrotas de cada siete palabras que pronuncia.
Bonus
- La hermana de la mujer portuguesa gritándole que vaya a casarse con el príncipe Harry.
- El cameo de Rowan Atkinson.
- "Niños, no compréis drogas. Haceos estrellas del pop, ¡os las darán gratis!
- La preciosa banda sonora.
- El baile de Hugh Grant.
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