Noticia Máster en 15 minutos: Cómo sacarte un buen selfie sin salir como Gollum



Occidente está en decadencia. Hay muchos signos que apuntan a ello, la crisis económica, la corrupción de los poderes, Tinder y, sobre todo, los selfies. La primera muestra de decadencia de esta egocéntrica manía de hacerse fotos a si mismos y compartirlas con gente a la que les importas un comino recae en el mismo hecho le llamar selfie a lo que viene siendo un autorretrato de toda la vida, self-portrait en inglés, pero en aras de fomentar la decrepitud de esta nuestra civilización en este artículo seguiremos con la denominación “selfie” para estas fotografías.

Créase o no, en este país ya hay quien da auténticos simposios sobre el maravilloso y espeluznante mundo de los selfies, en tres horas y por quince euros dominarás el arte del selfie como Paquirrín la de la siesta.


Está pasando. pic.twitter.com/Ul11anjkkZ

— Juan Aranaz (@JAranaz) marzo 16, 2015

Pero en El Androide Libre estamos completamente comprometidos con nuestros lectores -y este redactor está comprometido con causar el fin del mundo- así que ofrecemos una serie de consejos de forma totalmente gratuita para que tus selfies lo peten en Instagram y que no pares de tener matches en Tinder. Y además tardaremos bastante menos de tres horas.

Lección 1: Lo básico




Para realizar correctamente un buen selfie necesitaremos dos cosas: Una cámara, normalmente de smartphone, y una cara. La gran mayoría de personas tiene una cara, así que no debes preocuparte por eso. El teléfono debe tener batería, porque si tratan de sacarse una foto sin batería, observarán la tontería -regardez le gilipolluá, que dirían Tip y Coll-. Bien, tenemos el smartphone cargado y nuestra cara. Para realizarse un buen selfie, la cámara y la cara deben estar en la misma horizontal porque si no lo que realizaremos será una vacía y simple fotografía sin nuestro rostro ¿a quién le interesa eso?

Bien, pues resulta que esta cosa tan simple como encuadrar bien un selfie puede no ser tan fácil como parece en un principio. Todos hemos estado en esa situación que al ir a ver orgullosos nuestra auto-Mona Lisa lo único que se ve de nosotros es el tupé o una oreja.



Tras maldecir que millones de años de darwinismo nos haya hecho capaces de mandar naves a otros planetas y no de poder mirar la pantalla mientras nos fotografiamos, mucha gente usa la cámara frontal para realizarse selfies, pero la mayoría de smartphones tienen una cámara frontal de calidad notablemente inferior a la trasera, con lo que el resultado final será notablemente inferior. Primer consejo: usa la cámara trasera y no la frontal.

Otra solución habitual es hacerse el selfie ante un espejo, pero eso, además de que se vea la cámara, limita tremendamente las posibilidades de la foto porque normalmente el cuarto de baño no es el escenario más glamouroso para realizar una fotografía. Si tienes pensado hacerte muchos selfies, conocer el ángulo de las fotos de tu teléfono puede ser muy importante, y aquí un espejo sí que puede serte de ayuda. Coge tu teléfono y fijándote en el reflejo de la pantalla en el espejo, comprueba qué ángulos son los mejores para salir bien en el selfie.

Lección 2: Cuida la luz y no uses el flash




Esta es aplicable a cualquier fotografía. Básicamente, tu selfie será tan bueno como la luz que tengas a tu disposición. Es de cajón que hacerse una foto a oscuras el del género tonto aunque Belén Esteban insista en que son en las que mejor sale. Tampoco es feliz idea hacerse una foto con el sol a tus espaldas o tu cara quedará totalmente oscurecida. Tener el sol de mediodía de frente da una luz demasiado dura. La mejor luz es la de la primera hora de la mañana y la última de la tarde, y la de los días nublados. La iluminación lateral es la más arriesgada de usar, pero también la que puede dar imágenes más resultonas si se juega bien con las sombras que proyecta.

También hay que tener que tener cuidado con la luz artificial que usas, los fluorescentes de la cocina pueden dar a tu piel un tono verdoso digno de ET y evita usar el flash a menos que quieras parecer uno de los aliens de Cocoon. Y en última instancia, siempre puedes contratar un estudio fotográfico para hacerte tu mejor selfie.

Lección 3: Qué cara poner




En la mayoría de selfies, nuestro bello geto será el principal elemento de nuestra fotografía, si no, vaya tontada de selfie. Pues bien, aquí hay que tener en cuenta que nuestro rostro quedará ligeramente deformado por la cercanía de la cámara -a menos que usemos un trípode y temporizador-, la nariz saldrá algo más grande y los ojos hundidos. Por eso es recomendable no tomarse el selfie demasiado en serio y resaltar la vis cómica, si tratas de salir serio, posiblemente acabes pareciendo el payaso de It.

Otro consejo práctico es no mirar de forma directa a la cámara, parece una tontería pero es algo realmente complicado y si tus ojos apuntan directamente a la cámara lo más probable es que acabes pareciendo un salmonete. Si aun así quieres mirar directamente a la cámara al hacerte el selfie, el fotógrafo Peter Hurley ofrece algunos consejos sobre cómo hacerlo. Fundamentalmente lo que debes hacer es cerrar ligeramente los ojos para dar una mayor sensación de seguridad en ti mismo y adelantar ligeramente la cabeza para marcar mejor la línea de la mandíbula y no parecer la albóndiga peleona. Poner la cámara un poco más alta que tu cara es un buen truco para salir algo mejor.

Lección 4: El fondo




Bien, sí, la gracia del selfie es que salgas tú, pero hombre, a menos que seas Jabba The Hutt algo más se verá en la imagen, y ya hemos comentado que sacarte fotos en el cuarto de baño no tiene mucho público fuera de Badoo. Si quieres hacerte una fotografía en un lugar especial, como la Torre Eiffel, el Coliseo de Roma o un club de striptease, asegúrate que tu cabeza de melón no tapa el objeto de interés. Seguir la regla de los tercios sin ver bien la foto que estás sacando es imposible, pero sacar la foto en horizontal y haciéndote a un lado es una buena forma de lograrlo.

Busca fondos interesantes, o si quieres dar un mayor protagonismo a tu rostro -al fin y al cabo es tu selfie- siempre puedes tratar de buscar una forma de iluminar tu cara ante un fondo algo oscuro, o recurrir a aplicaciones que logran un efecto similar al de un fondo desenfocado.

Lección 5: Edita




El selfie es egocentrismo y queremos salir en la foto lo mejor posible para que todo quisqui de a like en Facebook y meternos un chute de moral directo a la vena, para empezar a dar votes por el pasillo al grito de “¡hoy follo!”. Pasar el selfie por un editor fotográfico antes de subirlo a todas las redes sociales al este de la frontera puede hacerte lucir mucho mejor.

Aplicaciones como Photoshop Express, Snapseed, Aviary o Afterlight pueden permitirte retocar la fotografía a límites insospechados. Subir un poco la saturación y el contraste puede ahorrarte unas horas de rayos UVA, y reducir ligeramente la claridad de la imagen puede disimular arrugas y granos mejor que cien potes de Nivea.

Lección 6: Tira la vergüenza por la ventana




Esta es, posiblemente la más importante de todas. Si vas a participar del festival de la vanidad que son los selfies, olvídate del pudor y de la vergüenza, ellos no tienen sitio aquí. No somos Brad Pitt ni Natalie Portman, así que no pretendas serlo, e incluso ellos tienen a su alrededor una serie de profesionales que les ayudan a parecer más chachipirulis en las fotos. Así que ríete de todo y de todos, empezando por ti mismo. Al fin y al cabo, eres otro más de esos que se hacen un selfie.

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