No es casualidad que un 83 sea la nota media que acumula en Metacritic el fantástico Ghost of Tsushima, pues los primeros pasos del título de Sucker Punch fueron titubeantas. Sin embargo, las mejoras, correcciones y, especialmente, un apoyo masivo de los fans han permitido que exista una secuela tan potente como lo es Ghost of Yotei.
Todavía no he alcanzado los créditos de la aventura con Atsu, pero si eres de los que quedó fascinado por completo con las piruetas de Jin Sakai, los bellísimos paisajes de la isla japonesa y por un argumento que termina atrapando, vas a recibir nueva ración en unos días. La desarrolladora exclusiva de PlayStation ha vuelto a repetir la fórmula que conquistó a la comunidad en 2019 y me ha enganchado una vez más.
Ni ronin, ni samurái en el paraíso
Ambientado 300 años después de los eventos de Ghost of Tsushima, Ghost of Yōtei nos traslada una vez más al Japón rural del siglo XVII, pero esta vez en la piel de Atsu. Mientras que Jin se convertía progresivamente en un ronin sin causa ni señor, la muchacha no llegó ni siquiera a ser un samurái. Los Seis de Yotei acabaron con su familia hace dieciséis años, por lo que regresa para cobrarse una venganza que ha aguardado demasiado tiempo.
No tiene lazos con nadie, es una nómada, una viajera, mercenaria y escapista profesional cuyo único motivo para vivir es clavar una katana entre ceja y ceja a cada uno de los asesinos que tanto daño le hicieron. Así pues, toca recorrer escenarios que quitan el hipo desde el primer momento para conseguir dicho objetivo y hay que reconocer que en Sucker Punch son unos malditos genios en este terreno.
¿Es posible que un campo enorme de lirios morados esté pegado a otro de hortensias, junto a un lago que brilla con el atardecer, y todo rodeado por un verdor como pocas veces has visto? Seguramente algún especialista en biología o en ecosistemas te asegurará que la distribución de flora es sumamente irreal, por no hablar de las manadas de ciervos, caballos y las bandadas de grullas que se encuentran poblando todos los terrenos. Sí, será una fantasía propia de una película de Studio Ghibli, pero qué bien luce, maldita sea.
Puede que no seáis asiduos al Modo Foto, pero ya os puedo asegurar que os vais a detener más de una, dos y quince veces a retratar una instantánea que perfectamente podría servir como fondo de pantalla para vuestro PC o dispositivo móvil. Es un escándalo lo bonito que se ve Ghost of Yotei, no importa el modo de visualización que apliques (aunque el de Akira Kurosawa suma muchos puntos), porque el salto técnico que ha ejercido el estudio respecto a su predecesor es bárbaro.
El agua de lluvia cae por el borde del sombrero de Atsu, se empapa en sangre, las hojas caídas de los árboles se levantan a su paso y todo se da la mano para ofrecer un conjunto visual potentísimo. Todavía me quedan varias zonas por conocer y sigo emocionado por llegar a ellas para toparme con estampas que quitan el hipo.
Sin piedad ni compasión
De la misma forma que uno busca poses espectaculares en Ghost of Yotei, también te verás atrapado en el irresistible bucle de querer ser Dios en la Tierra durante los combates. Bien es cierto que no existe una evolución excesivamente acentuada respecto a lo que Jin nos podía ofrecer hace un puñado de años, pero sigue siendo demencialmente divertido acabar con un escuadrón de enemigos. Cortarles los brazos, degollarles, clavarles un puñal por la espalda y convertirte en un torbellino compuesto de acero y determinación se siente muy satisfactorio.
Ahora, a lo largo del viaje toca descubrir a auténticos maestros de las nuevas armas que vas a incorporar al repertorio, ya sea el yari, los kunai o las katanas dobles. Son ejercicios de exploración, descubrimiento y aprendizaje que ha introducido Sucker Punch de una forma magistral, como si de una suerte de entrenamiento del Maestro Mutenroshi se tratase. Por si fuera poco, la escasez de armaduras se compensa por el hecho de que obtener una nueva es toda una experiencia.
Atsu es considerada como un espíritu sobrenatural por los habitantes de Yotei, pero es que el videojuego realmente navega por esas aguas con ciertos enemigos. Los pertrechos más icónicos se encuentran adheridos al cuerpo de enemigos formidables con una historia de sufrimiento terrible a sus espaldas, por lo que tendremos que adentrarnos en sus dominios para hacernos con ellos.
Y no vale con empuñar la katana al alto, sino que ahora se abandonan las posturas en favor de tener que cambiar entre las diferentes armas para poder atacar con la mayor efectividad posible. Más allá de poder tomar las armas de los contrincantes, y lanzarlas como si fuesen flechas para que se claven en sus pulmones, también contamos con la ayuda de una loba que necesita que nos ganemos su confianza. Es una lástima que no nos acompañe constantemente, pero su ayuda es inestimable a la hora de enzarzarnos en mitad de un campamento enemigo.
En Vida Extra
La mejor entrada de la historia del anime ocurrió hace más de una década, y creo que es imposible que ninguna otra serie o personaje la pueda superar
Todavía falta hasta el final, pero...
¿Es oro todo lo que reluce en Ghost of Yotei? No, ya que la producción se siente como una mejora de vida general para Ghost of Tsushima y que no ha dejado atrás algunos problemas que arrastraba. Las animaciones y la puesta en escena de las secuencias in-game no dejan de ser pobres, ya que los personajes parecen maniquíes sin expresividad. No habría estado de más anotar las mejoras que realizó Guerrilla Games para Horizon Forbidden West en su momento en ese mismo punto débil.
En ocasiones puedes ver NPC por los caminos, recibir el asalto de cazarrecompensas que buscan tu cabeza, recolectar recursos o acampar donde desees, lo cual son añadidos que no se encontraban en PS4. Sin embargo, la sensación que transmite Ghost of Yotei no es la de convertirse en una secuela con peso y todas las de la ley, sino una continuación con pequeños retoques de todo lo que vivimos. No es un aspecto negativo por sí mismo, ni siquiera una queja, ya que el videojuego sigue siendo realmente disfrutable.
El contenido que te puedes encontrar en una sola de las regiones te garantiza prácticamente diez horas de partida si quieres limpiarlo todo y son lo suficientemente variadas, sorprendentes e imaginativas como para que no te aburras. Perseguir a un zorro, encontrar santuarios, hacer parkour entre las rocas, colarte en cuevas, aniquilar enemigos, capturar fugitivos o subir a lo alto del monte Yotei bien vale la pena.
Ghost of Tsushima tiene un lugar especial en mi haber como jugador, pues me emocioné mucho con el final del viaje de Jin Sakai, y en el caso de Atsu se avecinan curvas similares. Creo que se infravalora el trabajo de Sucker Punch a la hora de contar historias de redención repletas de sufrimiento, ya no solo desde el foco principal del protagonista, sino con la línea de misiones secundarias. No sé qué más me aguarda de cara al final, pero por ahora está siendo una de las mejores experiencias del año.
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La noticia Me estoy metiendo Ghost of Yotei entre pecho y espalda y me quiero quedar a vivir entre campos de lirios morados fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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