Recientemente Steam puso a disposición de todos los usuarios el llamativo dato de que apenas el 15% del tiempo jugado en la plataforma fue dedicado a videojuegos de 2024. La tendencia de la comunidad tiene todo el sentido del mundo, con una biblioteca atiborrada de títulos pendientes y una oferta descomunal que es imposible de abarcar.
Son más de 18.000 juegos los que han visto la luz en la tienda digital en este año, más que en ninguna otra época, y es por ello que pasan por debajo de nuestro radar muchas joyas. Por suerte, siempre existe un grupo de usuarios que las encuentra, las ensalza y las comparte con los demás para que nos enteremos de que debemos dirigir la mirada hacia ellas. Mouthwashing es una de esas perlas con las que te tropiezas de vez en cuando.
El proyecto de la desarrolladora Wrong Organ es uno de los 25 mejor valorados de toda la plataforma en los últimos 365 días, con un 97,21% de críticas positivas. Una valoración excelente que adelanta por la derecha a producciones de una magnitud muy superior, pero en este caso hablamos de un indie realmente molesto que, una vez más, demuestra que la escasez de recursos permite que brillen todos los elementos en su conjunto.
Entré en Mouthwashing sin tener la menor idea de lo que me iba a encontrar, pero antes quise probar suerte con How Fish Is Made. El trabajo anterior del estudio es la columna vertebral de las ideas que se pasan por la cabeza de sus creadores, pues se trata de un siniestro viaje con una reflexión vital desde la perspectiva de un pescado. Una chaladura gratuita de apenas 20 minutos como principal referencia, por lo que su videojuego más ambicioso solo podía subir la apuesta. Y vaya que si lo hizo.
En este caso el contexto se traslada a los últimos días de los cinco miembros de la tripulación del carguero espacial Tulpar después de un misterioso accidente que los deja varados en mitad de la infinidad del cosmos. Evidentemente, los recursos comienzan a disminuir, al mismo tiempo que es necesario mantener con vida a un capitán absolutamente mutilado e incapaz siquiera de hablar. Él es el responsable de toda la catástrofe y lo sabemos porque en el primer instante lo controlamos para iniciar una maniobra fatal.
Sin embargo, parte de la trama consistirá en conocer los motivos que le llevaron a impactar contra un asteroide, pero utilizando una narrativa que siempre está a caballo entre el futuro, el presente y el pasado. El copiloto Jimmy (el protagonista principal), la médica Anya, el mecánico Swansea y el aprendiz Daisuke, junto al propio herido capitán Curly, son los supervivientes que comenzarán a aflorar sus personalidades mientras resolvemos acertijos y entablamos conversaciones con ellos.
El descenso hacia la psique del ser humano es directa y psicodélica en Mouthwashing, alimentada por una ambientación que asusta con tan solo mirar al fondo de un pasillo. La estética pixelada, al más puro estilo de la clásica PlayStation, es suficiente para representar a unos personajes destrozados por su pasado, inquietos en su presente y absolutamente desesperados en un futuro que parece inevitable.
A pesar de lo inconexas que puedan parecer las secuencias, es muy sencillo conectar cada una de las escenas sucedidas en la Tulpar para entender que Swansea no soporta a Daisuke, Anya es un trozo de pan y Jimmy esconde algo turbio. Son un grupo de trabajadores a los que no les interesaba nada más que llegar a la Tierra, entregar el cargamento que llevan en el carguero y olvidarse de todo; pero hay cosas que no se pueden ni se deben olvidar.
No pienso hacer ni un solo destripe, pero Mouthwashing navega una temática extremadamente delicada y la sirve en una bandeja a la que es difícil mirar. Es el núcleo principal de una historia que juega con la entendible deriva mental de sus personajes, los cuales comienzan a perder el raciocinio poco a poco. Imaginar en un sueño que cortas las partes del cuerpo de Curly para servirlas en la mesa de una fiesta de cumpleaños es tan solo un ejemplo de cómo la mente quiere descargar responsabilidades ante la tragedia.
Todo se compone de una vorágine de elementos que recuerdan poderosamente a Alien, La Cosa e incluso Event Horizon. Una composición espacial muy inteligente, con un equilibrio entre la variedad de sus mecánicas, la puesta en escena y un desarrollo narrativo que te mantiene en tensión, incluso cuando ya has logrado averiguar las mayores heridas internas que atraviesan los protagonistas. Se me ha puesto la piel de gallina recorriendo las diferentes estancias, he previsto situaciones espantosas y me ha atrapado cada diálogo que se pronunciaba.
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Son unas tres horas las que tardas en llegar hasta el final de Mouthwashing y desde luego que no solo los tramos iniciales y medios te hacen reflexionar, sino que los últimos compases te harán mantener el aliento. Es un viaje, una experiencia que vale la pena probar y que no apareció ni mencionada en The Game Awards 2024. No es una crítica, pues este tipo de proyectos necesitan el apoyo masivo de la audiencia para ser reconocidos en un escenario tan atractivo como el que dirige Geoff Keighley.
El excelente Balatro contó con esa fortuna y casi se condecora con un GOTY, pero la obra de Wrong Organ es un recordatorio de que, salvo honrosas excepciones, el mercado AAA no es el que nos transportará a vivencias novedosas. Son los indies los que se atreven, los que proponen y fracasan hasta dar con la tecla para que nos tropecemos de bruces con joyas como esta. Y bien que agradezco haberme detenido a observarla.
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La noticia Ni asomó en The Game Awards, pero esta joya de Steam me llevó a un descenso a la locura digno de la mejor ciencia ficción fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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