
Podemos lanzar muchas sugerencias a Saber Interactive sobre contenido para Warhammer 40.000: Space Marine 2, desde nuestros Capítulos favoritos hasta un hueco en el elenco para las Adeptas Sororitas, pero hay unas cuentas cosas con las que no podemos ni empezar a soñar con manejar... porque sencillamente se escapan de poderosas para los conflictos que abarca el videojuego.
La Legión de los Condenados o Legion of the Damned es una de esas cosas que probablemente nunca podremos manejar en Space Marine 2, pero una aparición momentánea durante una Operación y/o el modo Campaña no sería una locura. Pero... ¿Qué son exactamente para que estén restringidos a nuestro control? La información sobre ellos es confuso, incluso contradictoria, y existen en el lore como una de las tantas leyendas del Imperio de la Humanidad.
Se cree que son los últimos remanentes de un capítulo perdido (Halcones de Fuego) que desapareció en la disformidad tras sufrir una derrota a manos de los demonios. Las leyendas cuentan que esta legión inmortal e invencible de Marines Espaciales aparece en momentos de extrema necesidad para la humanidad que representa la voluntad más oscura del Emperador.
Más teorías señalan que estos marines viven en un punto intermedio entre el reino real y la disformidad, y que en realidad están formados por Marines Espaciales caídos en combate y/o que sufren una enfermedad disforme que los lleva a perder la cornuda, pero que al mismo tiempo les concede un poder sobrenatural basado en el odio. De este modo alcanzan este punto intermedio. Su odio puede crecer hasta tal punto en combate que pueden convertirse en berserkers enajenados.
La especulación sobre la naturaleza de la Legión es rampante entre los entendidos del Imperio. Algunos estudiosos de la historia de los Adeptus Astartes han insinuado que la Legión de los Condenados es una reacción psíquica hecha realidad. Eventos como las masacres de Isstvan o la muerte de un Primarca fueron tan traumáticos que dejaron una cicatriz permanente en la psique de todas las Legiones de la Primera Fundación, según estas teorías; una cicatriz tan profunda que ha permeado no solo a los Capítulos que les sucedieron, sino a cientos de Capítulos sucesores desde aquella época tumultuosa.
Los Marines Espaciales que se han mantenido leales al Emperador desde entonces tienen la profunda creencia de que quienes los traicionaron deben pagar sus transgresiones con fuego y furia. Es muy posible que los Bibliotecarios de los Adeptus Astartes aprovechen esta creencia y la hagan realidad, ya sea por accidente o por diseño, resucitando los fantasmas de sus hermanos caídos y dándoles la oportunidad de ejecutar su terrible venganza. Estos eruditos creen que es la convicción ardiente de un Capítulo de que los culpables deben ser castigados lo que da a los fantasmas de la Legión una forma física. - Códice: Legión de los Condenados (6e)

Del mismo modo que a los Marines Espaciales se los conoce como Ángeles del Emperador, estos son los demonios del mismo. El propósito de esta legión fantasmal o de muertos vivientes, similares a los Ejército de Muertos del Sagrario de El Señor de los Anillos, es derrotar por completo a cualquier enemigo que esté combatiendo la humanidad cuando aparecen. Y no se van hasta que lo consiguen. Por eso es poco probable que los veamos en Space Marine 2, aunque sería brutal que nos salvasen el culo al final de una Operación en las que somos superados por los Tiránidos.
En VidaExtra | Pues he caído en que sí tengo una cosa que echarle en cara a Warhammer 40.000: Space Marine 2 tras casi un año de paciencia
En VidaExtra | Alguien debería decirle a Warhammer 40.000: Space Marine 2 que puede flaquear alguna vez. Ya he jugado su nueva Operación y es increíble
En VidaExtra | Ahora que Warhammer 40K: Space Marine 3 es oficial, te presento a los malditos xenos que tienen todas las papeletas para patearte el trasero
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La noticia Nunca podremos jugar con ellos en Warhammer 40K: Space Marine 2, pero sería brutal verlos en acción en algún momento fue publicada originalmente en Vida Extra por Alberto Martín .
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