Las cartas ya están sobre la mesa: iOS 27 será un año de consolidación. Tras el nuevo diseño que ha traído iOS 26 bajo la filosofía Liquid Glass y un aluvión de novedades versión a versión, las últimas informaciones confirman lo que era el paso lógico: Apple echará el freno. El objetivo para el próximo año algo mucho menos "sexy" en una keynote que un rediseño, pero infinitamente más necesario: calidad, estabilidad y rendimiento.
Para algunos, puede sonar como un año de transición sin emoción. Pero si miramos la historia de Apple con perspectiva, este movimiento es, irónicamente, una gran noticia. Porque cada vez que Apple ha decidido parar la máquina de novedades visuales para centrarse en "limpiar la casa", el resultado ha sido un sistema operativo legendario.
Para entender por qué, tenemos que hacer un viaje en el tiempo. Porque en 2009 el panorama era muy distinto: el Mac era una plataforma mucho más minoritaria y el iPhone apenas acababa de aterrizar en nuestros bolsillos. Muchos de los que hoy utilizan un iPhone a diario, quizás ni siquiera tenían productos de la manzana entonces. Así que vámonos a 2009 para entender la lección que dio Snow Leopard y por qué Apple va a fijarse en ese espejo para construir iOS 27.
Snow Leopard: el año de las "cero novedades"
Todavía recuerdo la sensación al actualizar mi primer Mac. Aquel mítico modelo de plástico blanco a Snow Leopard (Mac OS X 10.6). Apple lo vendió con un eslogan que hoy sería un suicidio comercial: "cero nuevas funciones". Y, sin embargo, en cuanto el sistema arrancaba, te dabas cuenta de que todo había cambiado. Y hablo de la forma de usarlo.
Snow Leopard fue una reconstrucción de los cimientos. Apple venía de Leopard, un sistema cargado de funciones pero que se sentía pesado. Con Snow Leopard, pararon la maquinaria de novedades para centrarse en su núcleo. Los ingenieros cuentan que Jobs quería que las apps "respirasen", que todo se sintiera más ligero sin que el usuario supiera explicar por qué. Esa obsesión marcó la dirección del proyecto.
¿Qué logró Apple con ese parón de Snow Leopard?
El adiós al código antiguo: Apple reescribió el Finder por completo en Cocoa. Puede sonar muy técnico, pero para los usuarios significó pasar de una gestión de archivos tosca a una experiencia fluida, moderna y capaz de aprovechar el hardware del momento.
La revolución de los 64 bits: Fue el sistema que abrazó definitivamente esta arquitectura en casi todas las apps del sistema. Esto permitió que el Mac gestionara la memoria RAM de una forma que antes era imposible, eliminando cuellos de botella y haciendo que el sistema "volara".
Grand Central Dispatch (GCD): Un nombre complejo para una magia invisible. Apple enseñó al sistema operativo a exprimir todos los núcleos del procesador de manera eficiente. Antes de esto, tener más núcleos no siempre significaba más velocidad. Con Snow Leopard, el sistema aprendió a repartir el trabajo de forma inteligente.
La gran depuración: Apple dedicó equipos enteros solo a eliminar bugs históricos. Mucho de ese código venía de los tiempos de NeXT, una herencia que solo podía pulirse si se frenaba el ritmo.
Y un detalle simbólico: Snow Leopard costaba 29 dólares. Apple prácticamente lo regaló, porque la intención no era "vender una novedad", sino asegurarse de que el mayor número posible de usuarios diera el salto al sistema más estable que jamás habían hecho. Y aunque hoy en día las actualizaciones son gratis, se venía de otras versiones que superaban los cien dólares de coste.
Hubo novedades visibles, claro, como un QuickTime X rediseñado y la llegada posterior de la Mac App Store. Pero la verdadera "feature" fue la fiabilidad. Snow Leopard se convirtió en el estándar de oro de la estabilidad.
iOS 12: el milagro del rendimiento en la era moderna
Sé que 2009 queda lejos. Para muchos, el momento más cercano a recordar es iOS 12 (2018). La situación era idéntica: veníamos de un iOS 11 que ya acumulaba problemas de estabilidad y bugs desde iOS 7. Apple necesitaba un golpe de timón, y lo dio con una actualización centrada obsesivamente en el rendimiento.
De hecho, la decisión vino de una de las reuniones internas más conocidas de la época reciente. A finales de 2017, Craig Federighi y su equipo presentaron una lista enorme de novedades para iOS 12. La respuesta desde arriba fue: "no". Se aplazó casi todo un año. Tocaba parar, igual que en 2009.
Lo que hizo iOS 12 fue resucitar incluso a los dispositivos antiguos. En un iPhone 6 Plus, la cámara se abría un 70% más rápido. El teclado aparecía en pantalla en la mitad de tiempo. Las aplicaciones se abrían hasta el doble de rápido.
Y, aun así, aquel iOS trajo funciones que hoy son todo un básico: los Atajos de Siri (Shortcuts), la función de Tiempo de Uso o la agrupación de notificaciones. Incluso llegó el momento icónico de resucitar un iPhone 5s con mejoras de rendimiento, algo que en su momento fue una bofetada frente a quienes hablaban de obsolescencia programada.
iOS 27: limpiar la casa para la era de la IA
Y así llegamos a 2025 y a iOS 27. La historia se repite. Tras el despliegue visual de iOS 26, el iPhone necesita respirar. Pero el motivo esta vez va más allá de la simple corrección de errores: se llama Inteligencia Artificial.
De nada sirve tener las funciones de IA más avanzadas del mundo, ni una Siri capaz de mantener una conversación natural, si los cimientos del sistema no están a la altura. La IA generativa consume recursos de una forma voraz. Al igual que Snow Leopard preparó al Mac para la era multinúcleo e iOS 12 optimizó el hardware para una longevidad real, iOS 27 tiene la misión de preparar al iPhone para la era de la IA.
Apple necesita eliminar deuda técnica, optimizar procesos en segundo plano y pulir el código al máximo para que los nuevos modelos de lenguaje corran de forma fluida en el dispositivo (localmente, como le gusta a Apple) sin que la batería se evapore en dos horas. Y con dispositivos que todavía arrastran 8 o menos GB de RAM.
Puede que iOS 27 no traiga funciones tan visuales ni llene TikTok con trucos de iconos transparentes o relojes gigantes en la pantalla de bloqueo. Pero traerá otras cosas: mucha IA (que es lo que toca y se espera) y seguro que novedades importantes en rendimiento.
Si Apple vuelve a esa inspiración de iOS 12 y logra aprovechar de verdad los núcleos y la potencia bruta que tiene el hardware actual, iOS 27 será recordado como uno de los mejores sistemas operativos. Porque, al fin y al cabo, el iPhone está para usarse, y que el sistema vuele en el día a día es mucho más importante que cualquier efecto visual.
La historia ya nos lo enseñó con Snow Leopard y con iOS 12: cuando Apple frena, es para saltar más lejos.
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La noticia Para entender el futuro de iOS 27 hay que viajar al pasado. La lección que Apple aprendió de uno de sus sistemas operativos más queridos fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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